El hijo del mariscal Khalifa Haftar, uno de los llamados “señores de la guerra” en la guerra civil libia visitó en secreto la semana pasada Israel para reunirse con altos funcionarios del país, señala un reporte del diario Haaretz.
De acuerdo con el informe, Saddam Hafter ofreció establecer relaciones diplomáticas entre ambos países a cambio del apoyo israelí.
El lunes pasado, Saddam Hafter aterrizó en el Aeropuerto Ben Gurión de Tel Aviv durante una breve escala en un vuelo entre Dubái (Emiratos Árabes Unidos) y Libia, a bordo de un avión privado Dassault Falcon, de fabricación francesa, según precisó el periódico.
Hafter ha mantenido contactos con “Tevel” el departamento del servicio de inteligencia externa Mossad, que se ocupa de los vínculos secretos con países con los que Israel no mantiene relaciones diplomáticas.
Aparentemente, Saddam Hafter tiene previsto participar en las elecciones presidenciales de Libia el 23 de diciembre.
Hafter transmitió el mensaje de su padre quien pide a Israel asistencia militar y diplomática a cambio de la promesa de normalizar las relaciones entre el Estado judío y Libia.
Recientemente, Israel ha normalizado relaciones con Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Marruecos y Sudán.
Libia ha estado sumergida en una feroz guerra civil desde 2011, en la cual fue derrocado y asesinado el dictador Muammar Gaddafi. Tras su caída, el país se dividió en dos gobiernos rivales -en el este y el oeste- apoyados por uan variedad de grupos armados y países extranjeros.
El mariscal Haftar, con sede en Bengasi, es apoyado por Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Rusia; mientras que las milicias islamistas con sede en Trípoli cuentan con el respaldo de Turquía, Qatar e Italia.
La comunidad judía de Libia, cuya historia se remonta a miles de años, huyó mayormente del país en 1949, a raíz del aumento del antisemitismo luego del establecimiento del Estado de Israel. Tras una serie de pogromos y restricciones hacia los judíos, para el tiempo en que Gadafi se adueñó del poder, en la década de los sesenta, apenas quedaba un puñado de hebreos en el país árabe.