El corazón del árbol de la vida. Reflexión.

12 mayo, 2022
Árbol de la vida con las 10 sefirot, los 22 senderos y las relaciones con los cuatro reinos y nuestra naturaleza humana. - Foto: Wikipedia - CC BY-SA 4.0

Dr. Natalio Daitch

El corazón en el cuerpo humano.
El corazón no solo es un músculo que se contrae y bombea sangre a todo nuestro cuerpo (esto solo visto del punto de vista físico). En el judaísmo es el asiento de nuestras emociones y deseos. También para algunos es el asiento de la Sefirá o atributo de Biná que implica entendimiento o deducir una cosa de otra.

El corazón en el árbol sefirótico.
Se trata de 10 atributos que se encuentran conectadas por los 22 caminos de la sabiduría que están simbolizadas por las 22 letras o consonantes del alfabeto hebreo (Y 10 sefirót +22 senderos es igual a 32 que es la resultante de sumar las dos letras de la palabra Lev o corazón en idioma hebreo).

También el árbol sefirótico tiene un corazón representado por la sefirá o atributo de la belleza o Tipheret en hebreo, que resulta de la combinación de las sefirot de Jesed o bondad hacia el prójimo, y de guevurá o rigor o la fuerza de autolimitación y que implica volver a trabajar sobre uno mismo. Sobre la propia persona.

Para algunos estudiosos Tipheret es el corazón del árbol cabalístico (el sitio de Yaacov nieto de Abraham), ya que se encuentra en una posición central respecto de los demás atributos. Y en esto hay un parecido con el corazón tomado como un órgano del cuerpo físico que se encuentra situado entre ambos pulmones, en una posición central dentro de la caja torácica que a modo de estuche o caja lo protege como órgano vital y esencial. Tipheret también se encuentra en la columna central (del equilibrio) de las 3 columnas verticales que conforman el árbol de la vida.

Belleza. Equilibrio y armonía.
Si buscamos ayuda en el diccionario, la belleza se define como la cualidad de una persona, animal o cosa que es capaz de provocar en quien la contempla o escucha un placer sensorial, intelectual o espiritual. La belleza se encuentra emparentada con el equilibrio (de un cuerpo sometido a dos o más fuerzas de igual intensidad que actúa​n en sentido opuesto y se contrarrestan o anulan o se combinan). O de un cuerpo que logra mantenerse en su sitio sobre su base o punto de sustentación pese a estar sometido a la acción de la gravedad. Y por último la armonía que se define como un equilibrio o proporción o correspondencia entre las diferentes cosas de un conjunto. También la armonía alude a una relación de paz, concordia y entendimiento entre dos o más personas.

Si volvemos a buscar sinónimos de equilibrio encontramos las palabras ecuanimidad, sensatez, moderación, equidad, mesura, y simetría.

En camino a Shavuot. Final
La cuenta del Omer expresa una serie de combinaciones de las siete últimas sefirot del árbol cabalístico, llamadas  en conjunto «pequeño rostro» (Zeir Anpin) y son las sefirot que tienen que ver con el accionar humano.

En verdad, en el idishkait exísten dos grandes Templos que anhelamos conquistar, el primero es uno externo o la restauración del Tercer Templo en Ierushalaim en lo que se denomina el Monte del Templo. Se trata del edificio con sus ladrillos e interiores, con sus utensilios y sus sacrificios y su esplendor tanto arquitectónico como espiritual. Y por el otro lado, ese Templo interior e íntimo (el corazón) que tiene cada individuo. Qué no se puede ver,  y solo se evidencia por medio de sus acciones y que no es menos difícil de restaurar que el Templo exterior.

Estamos frente a la madre de todas las batallas, que tiene cada ser humano en su corazón cada día de su vida. Todos los días y hasta su último respiro. Esté trabajo de limpieza y restauración del Templo interior requiere por ende un trabajo diario, las 24 horas del día los 365 días del año. De esta forma  D’os lo ha querido, un hombre sometido a pasiones y presiones en un mundo físico y que no obstante puede mejorar y evolucionar.

En este pacto asimétrico hombre-D’os cada parte hace lo suyo. Y en el día 50 tenemos el casamiento, o día del encuentro donde el novio y la novia finalmente vuelven a unirse cada año y renovar sus votos de amor, trabajo y fidelidad.

Y voy a concluir como inicié con el árbol de la vida, donde se necesita un corazón limpio de grasas e impurezas. Entiéndase en lo físico como en lo espiritual.

Y este es el secreto, que implica un arduo, pero no menos hermoso y fascinante camino que todo judío debe recorrer desde el inicio de los tiempos con Abraham el Patriarca y hasta el presente tan impregnado de tecnología, egoísmos y violencia de toda clase, y tantos elementos distractivos, que intentan apagar la llama que late en cada corazón de todo hebreo. El corazón del árbol de la vida debe brillar como un sol interno, potente y poderoso, y hasta abrasador, y a este objetivo deben estar dirigidos todos nuestros esfuerzos.

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