El ciclista italiano que se encontró de frente con el Holocausto

Bartali con su esposa Adriana Bani y sus hijos Andrea y Luigi Bartali en 1963. Foto: Angelo Cozzi – Wikipedia – Dominio Público

Hubiera sido muy distinta si su país no hubiera entrado en la guerra desatada por la Alemania nazi.

por Ricardo Angoso

Como tantos otros hombres buenos, a Gino Bartali la guerra le sacó lo mejor que tenía en su corazón sin necesidad de escarbar mucho. Mientras miles de italianos, atrapados por las falaces ideas del fascismo y la superioridad racial, colaboraron con los nazis y cometieron los peores crímenes, Bartali optó por el mejor de los caminos y se dedicó a ayudar a los perseguidos durante el tiempo que duró el régimen más oprobioso de la historia de Italia.

Gino Bartali, nacido el 18 de julio de 1914 en Ponte a Ema (Florencia) y fallecido el 5 de mayo de 2000, fue aparte de todo lo que relataremos a continuación un gran ciclista. Apodado “il Ginettaccio”, fue un ciclista italiano, profesional entre los años 1935 y 1954, durante los que consiguió 91 victorias en diversas competiciones. Bartali fue Ganador dos veces del Tour de Francia (en 1938 y 1948) y tres veces del Giro de Italia (en 1936, 1937 y 1946). En la película “Los clandestinos de Asís”, de 1985, ya se hace referencia a su participación en la clandestinidad para salvar a judíos. Con posterioridad a su muerte, se descubrió su participación durante la Segunda Guerra Mundial en una red que consiguió salvar a 800 judíos italianos de ser deportados a campos de concentración en Alemania.

Gino Bartali. Foto: El Gráfico. Wikipedia – Dominio Público

Así nos relata Yad Vashem su historia: “Bartali era un católico devoto. Según su hijo Andrea el arzobispo Elia Angelo Dalla Costa (reconocido como Justo de las Naciones en 2012) había oficiado en la boda de sus padres y mantenía una relación cercana con Gino Bartali. En consecuencia, después de la ocupación alemana de partes de Italia en septiembre de 1943, Bartali -que era un mensajero de la resistencia- comenzó a cumplir un papel importante en el rescate de judíos en el marco de una red iniciada por el arzobispo Dalla Costa y el rabino Nathan Cassuto. Bartali, que era conocido por cubrir largas distancias para entrenarse, trasladaba documentos falsos en el manubrio y el asiento de su bicicleta, de un lugar a otro. Sus actividades cubrían una amplia zona. También distribuía papeles falsificados por la red de Asís, otra operación de rescate impulsada por gente de la Iglesia en esa ciudad. Cuando era detenido y cacheado pedía expresamente que su bicicleta no fuera tocada dado que sus diferentes componentes estaban cuidadosamente calibrados para adquirir una máxima velocidad”.

El diario español El País relata como salió a relucir su historia y nos da detalles sobre la misma: “La participación de Bartali en una red clandestina de resistentes que llegó a poner a salvo a 800 judíos de Toscana acaba de salir a la luz gracias a tres cuadernos de apuntes de su principal organizador, Giorgio Nissim, un judío toscano fallecido en Italia en 1976 que tuvo una participación fundamental en los movimientos de asistencia a los prófugos hebreos. La historia, recogida ayer por el diario milanés Il Corriere della Sera, será abordada, además, en un simposio especial que las autoridades toscanas se proponen organizar a finales de mes”.
Fuente citada y consultada:
https://elpais.com/diario/2003/04/04/ultima/1049407201_850215.html

Esta historia, no obstante, conviene situarla en su contexto y explicar por qué se produce la deportación de los judíos italianos a los campos de la muerte. La comunidad judía italiana, una de las más antiguas de Europa, ascendía a aproximadamente 50.000 personas en 1933. Los judíos habían vivido en Italia durante más de doscientos años. En la década de 1930, los judíos italianos estaban completamente integrados a la cultura y sociedad italiana. Había relativamente muy poco antisemitismo aparente entre los italianos. A principios de la década de 1930, el fascismo italiano no se concentró en el racismo ni en el antisemitismo.

En 1938, en parte debido a la presión de la Alemania nazi, el régimen fascista italiano aprobó leyes antisemitas. Estas leyes prohibían el matrimonio entre judíos y no judíos y apartó a los maestros judíos de las escuelas públicas. Los judíos extranjeros que vivían como refugiados en Italia fueron recluidos en campos de detención, donde vivían en condiciones tolerables: las familias permanecían unidas y los campos ofrecían escuelas, actividades culturales y eventos sociales.

Aunque estaba aliada a Alemania, la Italia fascista no cooperó de buena gana con el plan nazi para exterminar a los judíos de Europa. Los italianos en general se rehusaban a participar en el genocidio, o a permitir deportaciones de Italia o las zonas de ocupación italiana en Yugoslavia, Grecia y Francia a los campos de exterminio nazis. Los funcionarios y oficiales militares italianos generalmente protegían a los judíos y las áreas ocupadas por los italianos eran relativamente seguras para ellos. Entre 1941 y 1943, miles de judíos escaparon de territorio ocupado por los alemanes a Italia y a territorio ocupado por italianos.

LA OCUPACION DE ITALIA POR LOS ALEMANES Y LA SUERTE DE LOS JUDIOS

Los reveses militares en el norte de África y la invasión aliada de Sicilia y el Sur de Italia en 1943 contribuyeron a derrocar la dictadura de Benito Mussolini. El rey Víctor Manuel III ordenó la detención de Mussolini. Pietro Badoglio, el nuevo primer ministro, negoció un cese del fuego con los Aliados a comienzos de septiembre de 1943. Las fuerzas alemanas ocuparon rápidamente la mayor parte del norte y centro de Italia. Soldados paracaidistas alemanes liberaron a Mussolini de la prisión y lo instalaron como el jefe de un gobierno títere pro-alemán ubicado en Salo al norte de Italia. Las fuerzas alemanas también ocuparon las zonas italianas en Yugoslavia, Grecia y Francia.

La ocupación alemana del norte de Italia alteró radicalmente la situación de los judíos italianos, la mayoría de los cuales vivían en el Norte del país. Las autoridades alemanas comenzaron casi de inmediato a deportar a los judíos tanto de las áreas de Italia ocupadas por los alemanes como de las anteriores zonas de ocupación italiana en el Sur de Europa, incluyendo Grecia y sus islas.

Mientras todo esto ocurría la resistencia y el bueno de Bartali se dedicaban a salvar judíos, tal como nos relata la periodista Lola Galán: “Nissim formaba parte de la Delasem, organización creada por la Unión de las Comunidades israelíes con el objeto de ayudar a los fugitivos de la persecución nazi, especialmente a los que se encontraban en los campos de concentración italianos. En los años cuarenta la organización sufrió graves golpes, hasta el punto de que en el otoño de 1943 Nissim se encontró solo para hacer frente a la tarea de asistencia a los judíos de Toscana. Fue entonces cuando encontró la ayuda de las comunidades religiosas. En sus cuadernos, Nissim relata detalladamente el engranaje de la pequeña red, en la que participaron desde el arzobispo de Génova hasta monjes oblatos de Lucca, frailes franciscanos, religiosas de clausura y diversos políticos de tendencia católica, además de Gino Bartali”.
Fuente citada y consultada:
https://elpais.com/diario/2003/04/04/ultima/1049407201_850215.html

MIENTRAS LA PERSECUCION SE INCREMENTABA, BATALI SE CONVIRTIO EN UN HEROE

Desde septiembre de 1943 a enero de 1944, 3.110 judíos italianos fueron deportados a Auschwitz. Durante todo el 1944, otros 4.056 fueron deportados al Este, junto con 4.500 judíos italianos que vivían en territorios anteriormente gobernados por Italia. Además, 173 judíos fueron asesinados en el propio territorio italiano.
Fuente citada y consultada en casi toda su totalidad:
https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/italy

Así nos relata la Enciclopedia del Holocausto lo que ocurrió después: “En octubre y noviembre de 1943, los alemanes organizaron la redada de judíos en Roma, Milán, Génova, Florencia, Trieste y otras ciudades importantes del Norte de Italia. Los judíos eran confinados en campos de tránsito como el campo Fossoli di Carpi, originalmente un campo de detención dirigido por los italianos aproximadamente a 20 kilómetros al norte de Módena, y el campo Bolzano en el noreste de Italia, establecido a fines de 1943. Periódicamente, los nazis deportaban judíos de estos campos al campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau”.
Fuente citada y consultada:
https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/italy

Mientras tanto, la red de la que formaba parte nuestro ciclista seguía su trabajo en la salvación de los judíos italianos, tal como nos cuenta Yad Vashem: “Giulia Baquis testimonió en Yad Vashem que durante la ocupación alemana fue escondida con su familia en la casa de dos hermanas en Lido di Camaiore, Toscana. Cierto día llegó un ciclista con un paquete e hizo preguntas acerca de su familia. La mayor no estaba en ese momento en la casa y la menor de las hermanas temió que el hombre fuese un colaboracionista, por lo que negó tener conocimiento de la familia Baquis. El mensajero abandonó el lugar sin entregar el paquete. Después de la liberación el miembro de la resistencia que les había arreglado el lugar de escondite les contó que el mensajero había sido Gino Bartali. Otro testigo, Renzo Ventura, escuchó decir a su madre, Marcella Frankenthal-Ventura, que ella, sus padres y una hermana habían recibido documentos falsos traídos por Bartali en nombre de la red de Dalla Costa”.
Fuente citada y consultada:
https://www.yadvashem.org/yv/es/exhibitions/righteous-sportsmen/bartali.asp

Pese a ser sus unos tiempos infames para Italia, muchas personas colaboraron en la salvación de centenares de judíos, tal como nos relata el diario El País en sus páginas y que citamos literalmente: “En un contexto adverso como el de la Italia de los años cuarenta, Nissim encontró, sin embargo, una red de apoyos de incalculable valor que le permitió organizar la fuga del país de unos 800 judíos. Piero y Simona Nissim, hijos del activista, entregaron las memorias de su padre a dos estudiosos, Silvia Angelini y Paola Lemmi, que están reconstruyendo ahora este episodio desconocido gracias al testimonio de algunos de los judíos y de los partisanos salvados por la red. Nissim relata que llegó a instalar una verdadera fábrica de documentos falsos en algunos de los más remotos conventos y abadías de Toscana. Muchas veces eran los propios monjes los que firmaban los papeles sustituyendo la firma del podestà. La misión de Bartali, según ha recordado su hijo Andrea, era “llevar a las tipografías clandestinas las fotos y los papeles para fabricar los documentos de identidad falsos. Llegaba al convento, recogía el material, lo escondía en los tubos de la bicicleta y se volvía a marchar. Otras veces servía de guía indicando a los fugitivos los caminos más seguros para llegar a un determinado lugar”.
Fuente citada y consultada:
https://elpais.com/diario/2003/04/04/ultima/1049407201_850215.html

Del balance final del Holocausto en Italia nos da cuenta la Enciclopedia del Holocausto: “Bajo la ocupación alemana, las autoridades nazis deportaron unos 8.000 judíos de Italia a Auschwitz-Birkenau y otros campos nazis. Casi 2.000 judíos fueron deportados de Rodas, una isla del Mar Egeo que había sido parte de Italia antes de la guerra. Alrededor de 7.600 de los deportados fueron asesinados. Debido a que las autoridades italianas obstruían las deportaciones y muchos judíos italianos lograron ocultarse o escapar hacia el sur a zonas de Italia ocupadas por los Aliados, más de 40.000 judíos sobrevivieron el Holocausto en Italia”.

Fuente citada y consultada:
https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/italy

Tras la Segunda Guerra Mundial, el ciclista no quiso reconocimiento alguno y volvió a sus quehaceres privados y deportivos sin demandar pago alguno o reconocimiento por sus labores heroicas y patrióticas, que ayudaron a limpiar la pésima imagen de su país durante la contienda. En 1948, incluso, en un momento realmente crítico para su país, ganó el tour de Francia y elevó la decaída moral de los italianos.

Así nos relata Yad Vashem lo que ocurrió en la posguerra con su vida: “Después de la guerra el corredor nunca habló acerca de sus actividades clandestinas durante la ocupación alemana, por lo que muchos de sus audaces esfuerzos siguen siendo desconocidos. Sara Corcos, que trabajó para el CDEC (Centro di Documentazione Ebraica Contemporanea), en Milán, le contó a su sobrina, Shoshan Evron, la hija de rabí Nathan Cassuto, que se había encontrado con Gino Bartali después de la guerra. Este se negó rotundamente a ser entrevistado e indicó que lo había motivado su conciencia, por lo que quería que sus acciones no fuesen documentadas. Sólo cuando Corcos le señaló que estaba emparentada con la familia del rabino Cassuto un emocionado Bartali aceptó hablar, con la condición de que no fuese grabado”.

Murió en el año 2000 (a los 85 años de edad) en su localidad natal, a consecuencia de un ataque al corazón. Estaba casado desde 1940 con Adriana Balli, con la que tuvo tres hijos (Andrea, Biancamaria y Luigi). Adriana, que recibió el reconocimiento que se hizo a título póstumo a su marido por su comportamiento durante la guerra, falleció en 2014, a los 95 años de edad. Un año antes de su muerte, en el 2013, Yad Vashem reconoció a Gino Bartali como Justo de las Naciones.
Fuente citada y consultada: https://es.wikipedia.org/wiki/Gino_Bartali

Fuente: Wikipedia

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One thought on “El ciclista italiano que se encontró de frente con el Holocausto”
  1. Increíble!!!. Un verdadero héroe Gino Bartali, un orgullo italiano y ejemplo para la humanidad. En estos tiempos convulsos de guerras, cómo se extrañan héroes como Bartali!

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