El ataque con drones cerca de Binyamina: lecciones iniciales

Foto: Oficina de Prensa de Hezbollah

Por Yehoshua Kalisky.

El mortal ataque cerca de Binyamina con un dron suicida que portaba una ojiva de 20 kg de explosivos demuestra una vez más el poder destructivo y la letalidad de esta arma.

Aunque se trata de un arma de guerras pasadas, la experiencia demuestra que el «eje del mal» la utiliza con cierto grado de eficiencia y coherencia.

Es importante enfatizar que no se trata de un arma revolucionaria ni una amenaza existencial, pero ciertamente representa una molestia para los ciudadanos y el sistema de seguridad.

Hezbollah tiene varios tipos de vehículos aéreos no tripulados para fines de reconocimiento y ataque, en forma de «municiones merodeadoras» [drones suicidas], como el Samad-3 de largo alcance o el Ababil (Mirsad), todos fabricados por Irán.

Existe cierta dificultad para interceptar drones, principalmente en términos de detección e identificación temprana, debido a sus pequeñas dimensiones, su baja firma de radar y su capacidad para maniobrar y evadir la detección mientras se mueven en rutas cambiantes y sobre un terreno complicado.

Por estas razones, de vez en cuando se infiltran algunos drones, especialmente los enviados desde el Líbano por Hezbollah y, más raramente, desde Irak y Yemen.

Israel enfrenta esta amenaza utilizando su sistema de defensa, que incluye aviones de combate, helicópteros de ataque y el sistema antimisiles Cúpula de Hierro.

En el futuro, también contará con cañones antiaéreos guiados por radar, similares al antiguo sistema Vulcan, o un sistema combinado de cañón y láser.

En un futuro más lejano, estarán disponibles pistolas de microondas capaces de alterar la electrónica del vehículo aéreo no tripulado (VAN).

Cuanto más lejos se lanza un dron de su objetivo, mayor será el tiempo de respuesta, lo que proporciona más tiempo para la detección e interceptación.

Por ejemplo, un interceptor, como un avión de combate, tiene el tiempo y el espacio para llevar a cabo la interceptación mucho más allá de las fronteras del país y, de hecho, esto se ha hecho con éxito.

Los drones lanzados desde el Líbano, sin embargo, llegan rápidamente a Israel, por lo que el tiempo de detección e interceptación es extremadamente corto.

Incluso si se realiza una intercepción, se hace sobre nuestro territorio y puede haber daños casuales por accidentes de drones o del misil interceptor.

El trágico caso de Binyamina demuestra que en Israel, debido a su pequeña y poblada superficie, el margen de error es insignificante.

En otras palabras, Israel no tiene el privilegio de fallar una interceptación, y el asunto es un desafío tecnológico.

Hay que recordar que las capas defensivas de Israel se encuentran entre las mejores del mundo, pero ni siquiera ellas garantizan una protección hermética.

Sin embargo, la integración entre los sistemas de defensa y el cumplimiento de las instrucciones del Comando de la Retaguardia [Defensa Civil] permitirán una protección óptima y salvarán vidas en el frente interno.

Fuente: INSS – The Institute for National Security Studies

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