Nacido en la ciudad argentina de La Plata, Eitan Ginzburg emigró a Israel con su familia con tan solo un año y medio de vida. Los Ginzburg se mudaron al estado judío por sionismo: primero residieron en Netanya, luego Ashkelon, Sderot, el kibutz Or Haner y, finalmente, Ra’anana, urbe en la periferia de Tel Aviv.
Tras su servicio en las FDI, estudió abogacía y gobernación, y más adelante ciencias políticas. De ahí pasó a convertirse en el concejal local de Ra’anana más joven de la historia, donde ha servido más de 15 años en distintas comisiones, como la de planificación urbana. Tras un periodo como asistente de alcaldía, Ginsburg fue noticia por convertirse en el primer alcalde declarado homosexual de una ciudad israelí.
Pero ahora da el salto al ámbito nacional: se unió a la lista conjunta de los generales “Kajol Laván”, encabezada por Benny Gantz, a quien las encuestas colocan en la primera posición en intención de voto. El ex alcalde de Ra’anana, que es el candidato número 32 de la lista, conversó con Aurora sobre los próximos comicios de Abril.
Ofer Laszewicki Rubin – Tel Aviv
¿Qué le llevó a dar el salto de la política municipalista a incorporarse a una lista electoral para las próximas elecciones a la Knesset?
Creo mucho en servicio el público, la política es el lugar para influenciar en nuestras vidas, en la sociedad. Después de 15 años sirviendo en Ra’anana en muchos puestos, donde pude estudiar las cosas desde el terreno y en lo “micro”, salió una oportunidad: me ofrecieron unirme a “Kajol Laván”, por mi experiencia en planificación urbana, transporte público e infraestructuras. Me uní a la lista porque hoy hay esperanza, que es una palabra de la que ya no se habla.
¿Cuál es esa esperanza?
Cambiar un gobierno que ya lleva 10 años y traer uno nuevo con un partido limpio, que viene a conectar a la sociedad y que la representa en toda su amplitud, con Gantz al frente, uno de los líderes más experimentados que hay.
Frente a un gobierno que se dedica a dividir y señalar a quienes no comparten su ideología, hay ahora una oportunidad para un cambio.
Gantz tiene una incuestionable experiencia en el terreno militar –fue jefe de las FDI-, pero es un novato en la convulsa escena política israelí.
Me identifiqué con él porque es un líder muy responsable para hacer el cambio en la sociedad, que quiere cambiar y conectarse a los problemas diarios de los ciudadanos. Junto a los retos básicos del país, el primero es la seguridad.
Los críticos con “la lista de los generales” argumentan que sus postulados son ambiguos respecto a asuntos clave de país ¿Usted cómo se definiría ideológicamente?
No me gustan las categorías derecha o izquierda. Fui en su día militante del Partido Laborista en la era de Rabin, cuando fue un partido fuerte con 44 diputados. En el consejo local de Ra’anana formé parte de una lista independiente. Me identifico con el centro: pensamos que para salvaguardar un Israel judío y democrático, hay que preocuparse primero de la seguridad, que es la base de nuestra presencia aquí.
Es incuestionable el compromiso con garantizar la seguridad de las principales formaciones políticas. Por otro lado, las negociaciones de paz con los palestinos están muertas hace años. ¿Está en la agenda de “Kajol Laván” retomarlas?
Yo y mi partido creemos que hay que creer en un camino para llegar a un acuerdo de paz, que para desgracia nuestra, en los últimos tiempos se perdió. En el pueblo judío, en nuestros rezos, la palabra Shalom (paz) se encuentra destacada: debemos intentarlo sin renunciar a la seguridad. El gobierno actual se encuentra en un punto muerto y no hizo nada para dar esperanza. Además, como alguien que ama a Israel, pienso que es importante trabajar por la igualdad.
Su formación anunció los puntos fuertes de su programa, y en ellos se aboga por mantener Jerusalén unida bajo soberanía israelí, el control del Valle del Jordán, o la integración de los tres grandes bloques de asentamientos judíos en Cisjordania para “normalizar” la vida de los israelíes que residen ahí. ¿Aceptarán los palestinos retomar unas negociaciones sin concesiones territoriales?
Primero hay que salvaguardar la seguridad, que está por encima de todo. Tenemos a tres ramatkalim (ex jefes del ejército) a la cabeza, con 117 años conjuntos de servicio militar, y ellos serán los responsables de ello. Nosotros dijimos que no habría una segunda desconexión unilateral (refiriéndose a la retirada de los poblados israelíes de Gaza en 2005). Toda decisión al respecto se tomará se hará o con grandes consensos en la Knesset o con aprobación en un referéndum popular.
Tenemos líneas claras respecto a los territorios (conquistados tras la Guerra de los Seis Días en 1967): los Altos del Golán permanecerán siempre bajo control israelí; el valle del Jordán será nuestra frontera oriental; retendremos los bloques de asentamientos, que es donde viven la gran mayoría de israelíes en Cisjordania; y debemos preservar una Jerusalén unida. Dentro de estos términos hay múltiples opciones para llegar a un acuerdo. Y si queremos mantener un Israel judío y democrático, no hay motivo alguno para mantener el control sobre más de tres millones de palestinos.
¿Cuál es la vía para explorar esas opciones para llegar a un acuerdo?
Queremos establecer contactos con países árabes moderados, establecer una conferencia regional, y entonces definir el programa de separación. Tenemos que preocuparnos de la seguridad o la educación de los palestinos, pero sin olvidarnos de nuestros intereses de seguridad y la libertad de acción de las FDI en todos lugares. Queremos una situación nueva, que garantice los intereses de Israel, pero dar también a los palestinos mejores condiciones.
¿Estado palestino?
No quiero llegar al final, no quiero dar nombres, no sabemos qué llegará. Pero todos los partidos sionistas concordamos en que no queremos controlar a más de tres millones de palestinos, hasta Bennett o Netanyahu lo dijeron. El debate es qué forma adquirirá. Hay que hacerlo de forma inteligente, y no salir de los territorios sin que haya nadie que tome la responsabilidad.
Si, como indican todas las encuestas, su lista es finalmente la más votada y les encargan formar el próximo ejecutivo, ¿con quién piensan aliarse?
Con todo partido sionista que esté de acuerdo con nuestros principios. Primero hablaremos con el Likud y el Partido Laborista para intentar formar un gobierno unitario.
Pero Gantz ya dijo que rechazaba sentarse junto a Netanyahu tras su imputación en tres casos de corrupción. ¿Vislumbran un Likud post-Netanyahu?
Si ganamos tenemos que ser un partido grande y fuerte. Creemos que cuando ganemos las elecciones, Netanyahu no vendrá para ser ministro, estará ocupado en las investigaciones sobre él. El Likud tendrá que escoger quien será su líder, y no hay que descartar que se unan por el bien de Israel.
“O Bibi, o Tibi”, es el eslogan con el que les atacan desde el Likud, insinuando que armarán un gobierno junto a Ahmed Tibi, del partido árabe Ta’al.
Nosotros ya dijimos que no nos sentaremos con los seguidores de Kahana (extrema derecha judía), y no estaremos con los radicales de Ba’al (extremistas árabes). Nosotros queremos un gobierno sionista, y para que eso pase, necesitamos un «Kajol Laván» grande.
Creo que este discurso de “Bibi o Tibi” no es cierto. Es Gantz. Será el próximo jefe de gobierno. Publicamos los 54 capítulos sobre nuestro plan de trabajo, cuando el Likud ni siquiera presentó sus planes. La situación actual no es buena: un gobierno que divide y promueve el odio, y se preocupa por sí mismo y sus asientos. El primer ministro impulsa por la fuerza la llegada de radicales y racistas a la Knesset para evitar nuestra mayoría. Quiero que él diga que no se sentará con los racistas de Ben Gvir y Ben Ari (del partido Poder Judío).
Usted figura en el puesto 32 de la lista. ¿Se ve en una posición real para lograr entrar al parlamento?
En lo personal me importa menos, la preocupación es recabar la mayoría posible de votos. Ahora nos movemos por los pueblos y vemos la esperanza, nos identifican con ella. No nos rendimos y trabajamos juntos, creemos que llegaremos.
En caso de que logren la victoria electoral, fijaron una fórmula compleja: Gantz ejercerá de primer ministro dos años y medio, y el año y medio restante Lapid estará al frente. ¿Lo considera un plan de gobernabilidad viable?
Kajol Laván somos una alianza de tres partidos (Josen LeIsrael de Gantz, Yesh Atid de Lapid, y Telem de Yaalon), y para lograr la esperanza se reunieron los tres líderes, junto a Ashkenazi (también ex jefe de las FDI), que fue el pegamento que los unió, y cada uno renunció a su ego.
Hay una afirmación en la que creemos: poner Israel ante todo. Y el resto es menos importante. Sobre el resto se llegan a acuerdos, lo cierto es que sobre el 90% de cosas estamos de acuerdo, como el resto de la sociedad. Hay un entendimiento que, si se quiere un cambio después de 10 años de Likud, la alternativa es «Kajol Laván».