El presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, se impuso en las elecciones presidenciales con un aplastante 97,08 % de los votos, frente a su único rival, el desconocido Musa Mustafa Musa, en unos comicios en los que la participación no superó el 41,05 %.
El presidente de la Autoridad Nacional Electoral, Lashin Ibrahim, confirmó una victoria sobre la que nadie dudaba y que ya había sido avanzada por los principales medios de información estatales.
En una comparecencia cargada de patriotismo, Ibrahim confirmó que un total de 21.835.387 egipcios respaldaron con sus papeletas al ex mariscal Al Sisi, que llegó a la presidencia de Egipto tras imponerse en los comicios de 2014, un año después de encabezar un golpe contra el entonces presidente, el islamista Mohamed Morsi.
En aquel año, Al Sisi ganó con un 96,9 % de los votos, en unas presidenciales en las que 23.780.104 egipcios apostaron por él frente a Hamdin Sabahi, un líder de la débil oposición de izquierdas.
En un discurso a la nación pronunciado tras conocerse los datos, Al Sisi prometió que continuará con su política de «desarrollo económico y estabilidad».
«Tengo la intención de lograr el desarrollo y la estabilidad, y proporcionar lo mínimo necesario para conseguir (los ingresos) para una vida de calidad», dijo el mandatario, antes de subrayar que trabajará «para todos los egipcios sin discriminar» a aquellos que no le votaron.
Según los datos anunciados, Al Sisi habría perdido el apoyo de 1.944.717 egipcios tras cuatro años marcados por la lucha contra el terrorismo, la crisis y el desarrollismo económico, el acoso de la oposición y la represión de la libertad de expresión, como han denunciado numerosas ONG nacionales e internacionales.
En la ceremonia en la que se anunciaron los datos oficiales, amenizada por canciones de alabanza al país y fotografías de militares y soldados ayudando a votar a ancianos y gente con discapacidad, el presidente de la Comisión Electoral destacó que en estas elecciones los egipcios «han demostrado que el amor a la patria todavía habita en sus corazones, estén donde estén».
«Los egipcios de todas partes participaron por millones (…) cantando en los centros electorales lemas nacionalistas, expresando el sentimiento de sus consciencias y mostrando que forman una única fila detrás de su patria», dijo Ibrahim poco antes de proclamar la reelección de Al Sisi.
Asimismo, indicó que un total de 24.254.152 egipcios votaron en esos comicios, que estuvieron marcados por el desinterés ante un resultado más que previsible y el boicot de la oposición que ha calificado el proceso de «farsa».
La única incógnita en la competencia era la participación, que se ha situado en el 41,05 %, frente al 47,45 % de los comicios de 2014, en los que Al Sisi resultó vencedor por primera vez.
Desde varias instituciones se había insistido en la «fuerte» participación e, incluso, se había avanzado que podría superar el 50 % e incluso llegar al 60 %, unas previsiones muy alejadas de las cifras oficiales anunciadas.
Hora y media después del anuncio de los resultados oficiales, una decena de egipcios equipados con banderas y fotos de Al Sisi celebraban la victoria en la emblemática plaza de Tahrir, en el centro de El Cairo.
En el mismo lugar donde comenzó la «revolución» de 2011 que forzó la caída del entonces presidente Hosni Mubarak, unos pocos vendedores esperan la llegada de más simpatizantes a los que vender, por poco más de un euro, camisetas estampadas con la cara de Al Sisi, gorras y trompetas con los colores de la enseña egipcia con los que celebrar la victoria.
«Las elecciones han sido limpias y los jueces justos, los jueces egipcios son justos y el presidente es sincero con los egipcios», dice en la plaza Husein Ahmed un fervoroso simpatizante de Al Sisi, ataviado con una camiseta del presidente y un gorro con forma de estrella, símbolo electoral del ex militar, que comienza su último mandato, según la Constitución egipcia. EFE