De Raquel Markus – Finckler / @escritora.creativa.
Hoy Goliat devoró a David
Hoy se lo tragó completo y lo devuelve en pedazos, en jirones de cuerpos
Hoy David permanece en un ataúd blindado y la llave de su candado no funciona,
(como si nos hiciera falta otro recordatorio de lo que realmente es)
Hoy habrá que forzar el ataúd para sacar a David de esa jaula de hierro oscura para poder enterrarlo como se merece
Hoy habrá que llamar a un forense para que identifique a quien pertenece qué pedazo de cuerpo,
para que pueda ponerle nombre y apellido a un dedo, a un poco de cabello rojizo, tal vez a algún diente
Hoy estoy parada al lado de la carretera esperando por la caravana que lleva a casa a los cuerpos de David
David de 9 meses
David de 3 años
David madre y mujer
David octogenario que solía trabajar por la paz
Y la única paz que hoy encuentra David es la que envuelve el silencio de los cementerios
¿Acaso los judíos y sionistas merecemos otra clase de paz?
Y no quiero respuestas a esa pregunta
Y hoy no tengo palabras
Hoy más que nunca ellas no alcanzan ni abarcan
Hoy mi alma permanece en silencio
desolada
Hoy ni la poesía me salva