Yad Vashem es una institución reconocida a nivel mundial. Sin lugar a dudas, se trata de un símbolo de Israel, un actor clave en la recordación del Holocausto. Su presidente es Dani Dayan, un diplomático de vasta experiencia que en 2021 tomó las riendas de la institución.
Dayan, nacido en Argentina en 1955, conversó con AURORA en una entrevista en la que dejó importantes reflexiones, no solamente de la coyuntura en general, sino también de los desafíos que impone el trabajo educativo sobre la Shoá en un mundo más hostil. “Hoy la política divide al mundo judío, divide a Israel, pero el recuerdo de la Shoá nos unifica”, dimensiona Dayan su labor.
En principio, la charla se dio a pocos días de que el Vaticano accediera a desclasificar los archivos en torno al Holocausto. Dani Dayan se había reunido este año en una audiencia con el Papa Francisco, también argentino. “Fue una audiencia privada, la más elevada de las formas, reservada para jefes de estado. Es un signo de la manera en la que Francisco está comprometido con el recuerdo del Holocausto y la lucha contra el antisemitismo”, explica Dayan.
“Lo primero que hicimos fue echar al traductor, porque el Vaticano no se había dado cuenta que yo hablaba español porteño”, bromea. “El Papa está débil por un problema en la rodilla, pero completamente lúcido y con un sentido del humor increíble. Abarcamos varios tópicos, pero los más importantes son el compromiso con el recuerdo del Holocausto y la lucha contra el antisemitismo, y el agradecimiento por abrir los archivos de la época”.
“El Papa repitió su posición de que la Iglesia no tiene miedo a su pasado. Nos dio completa libertad de investigación. Para nosotros entrar a esos archivos nos permite investigar el relato de la Iglesia y también tener mucha información sobre familias judías que detallaban en cartas lo que ocurría, vamos a tener mucha información”, recuenta.
Dayan asumió el cargo en medio de la pandemia de COVID-19 y un desafío imprevisto: la Guerra en Ucrania, un conflicto que puso en primer plano narrativas como la “desnazificación” o la comparación entre Vladimir Putin y Adolf Hitler. “Yad Vashem generalmente no comenta en cosas que no están ligadas a la Shoá, pero en este caso manifestamos nuestra condena a la invasión. Que haya ciudades como Kiev y Járkov siendo bombardeadas, con historias ligadas al Holocausto, no podíamos quedar en silencio”.
De todos modos, Dayan advierte que “en Ucrania se han cometido crímenes de guerra, pero no todo crímen de guerra en un genocidio y no todo genocidio en la Shoá. Deploramos que ambas partes hayan usado en su propaganda terminología ajena referente a la Shoá. La desnazificación es algo falso, pero también lo es la afirmación de que los ucranianos salvaron a los judíos durante el Holocausto, hubo justos pero la mayoría fueron colaboracionistas”.
En ese sentido, Dayan alerta que hoy el problema no es tanto la negación de la Shoá sino la distorsión y la trivialización. “Los gobiernos de Europa tienen la obligación de enseñar lo sucedido, así se combate al antisemitismo. Pero ahora hay estados o movimientos que aseguran que no hubo colaboradores y que todos fueron justos, y eso no es así en ningún país que haya estado bajo ocupación nazi. Teneíamos un candidato (Eric Zemmour), judío, hay que decirlo, en Francia que afirmaba que la República de Vichy no persiguió judíos, y es algo falso”, señala.
Fuera de Europa, Dayan hace hincapié en el trabajo mundial de Yad Vashem. “En América Latina tenemos varios acuerdos con ministerios de Educación. Ahora voy a viajar a Buenos Aires para celebrar uno, también para participar en el Foro Latinoamericano de Combate al Antisemitismo y del acto por el 28° aniversario de la AMIA. El interés por la Shoá ha crecido recientemente: la conmemoración del 27 de enero, la Alianza Internacional para la Recordación del Holocausto, son del siglo XXI. No digo que no haya desafíos pero el interés crece. Si se aprenden las lecciones o no, eso tenemos que verlo”, dice Dayan, y señala actividades en Indonesia, Vietnam, Taiwán, Filipinas o India como muestra de este renovado interés por la memoria. “La distancia es un obstáculo pero podemos ser efectivos”, reflexiona.
Dani Dayan fue un importante diplomático que ocupó el cargo de Cónsul en Nueva York, un puesto de alta relevancia para la diplomacia israelí. “Fue algo único e insuperable, representar al estado judío en la comunidad más grande fuera de Israel, no había después muchos cargos que hubiera tomado con mi edad, pero Yad Vashem era uno de esos pocos”, añade.
“El recuerdo de la Shoá es una de las cosas que nos puede unificar. Hoy la política divide a la sociedad israelí, a los judíos en el mundo, incluso entre israelíes y la diáspora. Yo le atribuyo mucha importancia a la jewishpeoplehood, la memoria sirve para unir al pueblo judío. Hoy hay dos cosas claras que forman parte de nuestra misión: la existencia del estado y la continuidad de la vida judía en la diáspora. Necesitamos una responsabilidad cruzada entre israelíes y la diáspora. Yad Vashem puede contribuir a eso”, sostiene Dayan.
Finalmente, el diplomático deja una reflexión sobre su propia historia de vida. “Mi padre decía que de Europa se fue con una maldición en los labios, escapando de los pogroms. Pero de Argentina se fue con una bendición, porque eligió ir a Israel por su sionismo. Tengo cariño a la Argentina, pero hacer aliá es ser protagonista de la epopeya más grande del pueblo judío. Israel es un país de inmigrantes, cualquiera puede llegar”.
Shalom hermanos, gracias por mantenernos informados, un abrazo desde Honduras.
Shalom