La defección de Idit Silman del bloque oficialista en el parlamento parece haber abierto la puerta a otros casos similares. Nir Orbach, miembro también de Yamina, el partido del primer ministro Naftalí Bennett, lanzo una advertencia sobre su permanencia en el gobierno.
Orbach señaló tres puntos de conflicto: la reversión del plan del gobierno para cancelar los subsidios de guardería para estudiantes de yeshivá; la convocatoria de la comisión de planificación para aprobar los planes de construcción de 4.000 nuevas viviendas en Cisjordania; y la conexión de los asentamientos a la red eléctrica.
Estas tres cosas podrían generar un fuerte conflicto con el ala centro y progresista de la coalición, que no ve con buenos ojos la preeminencia de los sectores nacionalistas religiosos.
Orbach fue tajante: “Sin una solución a estos problemas, no puedo permanecer en la coalición”, dijo en lo que resonó como un ultimátum.
El gobierno se encuentra en una tensión evidente, la mayor desde que la heterogénea coalición asumió el año pasado. Sin Silman, el bloque oficial pasó a tener 60 diputados, perdiendo la mayoría parlamentaria.
Si Orbach decidiera irse, la situación sería aún más apremiante, obligando a Bennett y a su socio principal, Yair Lapid, a buscar apoyo en la Lista Árabe Conjunta, o, más probablemente, gatillando unas nuevas elecciones con el ex primer ministro Benjamín Netanyahu como favorito.