El largo COVID está asestando un duro golpe a la sensación de bienestar de millones de personas en todo el mundo, según un primer análisis israelí. Un equipo de expertos de la Universidad Bar Ilan descubrió que un solo síntoma prolongado de COVID reduce la sensación de bienestar de las personas más de un 10%.
Si bien el COVID prolongado es común, pocas son las investigaciones que exploran hasta qué punto constituye un desafío para el bienestar. El nuevo estudio usó un cuestionario para el bienestar subjetivo que se desarrolló por la OMS.
Aquellos que experimentaron tres síntomas dispares, comunes entre los pacientes con COVID prolongado, informaron una sensación de bienestar que fue un 30% más baja que las personas de una edad y demografía social similares que no sufren de COVID prolongado.
“Si imagina perder un tercio de su sensación de bienestar como resultado de síntomas prolongados de COVID, esto sugiere que están teniendo un impacto muy real, sostenido y profundo en el bienestar de muchas personas en todo el mundo”, dijo el autor principal, el profesor Michael Edelstein.
Los autores afirman en su artículo que «este es, hasta donde sabemos, el primer estudio que desentraña el efecto sobre el bienestar subjetivo de los síntomas más comúnmente informados después de COVID-19». El estudio, que aún está en revisión por pares pero ya se publicó en línea, analizó el bienestar de 2295 personas, 576 de las cuales estaban infectadas con el coronavirus.
“Las críticas a esta investigación sobre la incidencia de la COVID prolongada han señalado que informó síntomas, pero no exploró cómo afecta realmente a la vida de las personas, por lo que nos propusimos responder a esta pregunta”, agregó. “El COVID prolongado será una carga para la salud pública en los próximos meses y años, por lo que es importante comprender cómo afecta a las personas”.