Investigadores israelíes están haciendo realidad esta idea poco convencional con una técnica que permite que la pasta tome formas 3D luego de colocarla en agua hirviendo. Los mismo desarrollaron un método para fabricar láminas de pasta seca, que están “preprogramadas” para moldearse en una forma 3D al hervir.
La tecnología transforma toda la industria de la pasta, desde el proceso de fabricación, transporte y almacenamiento hasta la experiencia de la cocina. “Creo que traer dinámicas y eventos de transformación y cambios de forma fáciles de implementar en la cocina podría cambiar todo el entorno de cocinar y comer”, dijo Eran Sharon a NoCamels.
Este método de cambio de forma posee como objetivo reducir los embalajes voluminosos que ocupan mucho espacio. La pasta se fabrica recta y empaquetada plana en cajas rectas de bajo volumen. Cuando hierve, la pasta adquiere formas rizadas. Esto ahorra espacio para transporte y almacenamiento e implica ahorros en costos de envío y almacenamiento.
Sharon y su equipo fueron pioneros en estudiar los sólidos que cambian de forma, un fenómeno que despertó el interés de muchos científicos. La autotransformación es un campo de la física que analiza las propiedades de los materiales y el potencial para codificar patrones de formas.
“Esto no se conocía como un enfoque de fabricación, incluso hace 15 años, y esto es lo que desarrollamos. En estos días, el campo migró fuera de Israel a diferentes grupos en todo el mundo. Pero también fuera de la física hacia disciplinas, como el diseño”.
“Hace mucho tiempo que la industria global del empaque necesita innovación y la pasta que cambia de forma del profesor Sharon y Levin puede ofrecer una solución creativa con un gran impacto”, afirmó el doctor Itzik Goldwaser, director ejecutivo de Yissum en un comunicado de prensa. “La capacidad de reducir los costos de envío y almacenamiento, al tiempo que agrega ahorros de carbono que permiten cambiar la marca de la pasta como una opción ecológica es una victoria para todos los involucrados. Estamos entusiasmados de ayudar a que este proyecto dé el salto del laboratorio al pasillo de la tienda de comestibles en un futuro cercano”.
“No es necesario construir un molde costoso que luego se desecha. No necesita invertir en máquinas de carga externas. Solo necesita programar inteligentemente el material y dejar que se moldee solo. Ahorras mano de obra y ahorras energía. Y luego el almacenamiento”, continuó Sharon.
“El potencial de esta tecnología es inmenso y espero verla fuera del laboratorio “sorprendiendo” a los consumidores y brindando un impacto positivo tanto para los consumidores como para las empresas. No necesariamente debería terminar con la pasta, porque otros tipos de alimentos también tienen estas capacidades de expansión y contracción”.