Con teléfono y electricidad: los sofisticados túneles de Hezbollah penetran en Israel

Túnel de Hebollah Foto: Portavoz militar

Un teléfono, electricidad y carriles en un angosto corredor en espiral de 80 metros de profundidad, perforado a mano con cilindros de hierro, forman uno de los seis túneles del grupo terrorista chií libanés Hezbollah descubiertos por Israel.

El de Zarit es el más avanzado de los encontrados, explica desde su húmedo interior la capitana de las Fuerzas de Defensa de Israel (FD) en la reserva Livy Weiss sobre este subterráneo, que se adentra 77 metros en Israel.

Aunque todos los túneles han sido neutralizados en los últimos meses en una reciente campaña militar, su existencia demuestra la sensibilidad de la frontera norte.

«La tensión entre Estados Unidos e Irán en Oriente Medio, en el Golfo, con los sauditas, puede que también se extienda a las fronteras con Israel, pero creo que la última opción (de conflicto) es el Líbano», considera el ex comandante israelí y experto en seguridad Kobi Marom.

Su argumento es que Hezbollah, aliado de Irán, ha desarrollado en los últimos años su capacidad armamentística, con hasta 150.000 misiles que pueden alcanzar Tel Aviv, y que una provocación del lado libanés daría una excusa a Israel para destruirlos.

Por eso, «es más probable que escale la situación desde Siria -donde Hezbollah se ha asentado como aliado del régimen de Damasco- o desde Gaza, a través de los grupos terroristas palestinos Hamás o Jihad Islámica, que apoya Irán», concluye.

Sin embargo, los túneles indican que hay planes en el otro lado.

Desde la última guerra entre Israel y Líbano, en 2006, los alrededor de 200 kilómetros de línea divisoria norte se han mantenido en calma, pero el descubrimiento de estos subterráneos a finales del año pasado apuntan a una preparación para futuros conflictos.

La capitana Weiss señala las mordeduras que han dejado en la pared los cilindros utilizados en la excavación porque indican, estima, un minucioso proceso de construcción que requiere varios años y hasta tres millones de dólares en cada túnel.

Estos son «mucho más avanzados en términos de inversión, ingeniería e infraestructura que los construidos por Hamás desde Gaza», asegura sobre otros subterráneos que suponen un reto a la seguridad del país.

Los escalones están perfectamente delineados y los pasillos, de unos dos metros de alto y más de uno de ancho en varios de sus puntos y por los que se puede transitar de pie, se adentran en el humedecido subsuelo hasta una amplia cámara con cuadro eléctrico, teléfono y generador desde la que se vislumbra el final de los raíles por los que los terroristas chiís trasladaban en contenedores materiales de trabajo.

En total, un kilómetro de túnel con su sistema de ventilación, ahora perfeccionado, que tiene su entrada cerca de la villa libanesa de Ramiya y se adentra hasta los alrededores de las localidades israelíes de Shtula y Zarit, donde su boca está en una hondonada de piedra blanca y tierra rodeada de árboles y vegetación.

Ninguno de los subterráneos localizados estaba operativo pero este, el último descubierto, el pasado mes de enero, era uno de los más avanzados, listo para ser utilizado, asevera Weiss.

La Fuerza de Paz de Naciones Unidas en el Líbano (FINUL), encargada de supervisar la situación en la Línea Azul tras la guerra de 2006, confirmaron que al menos dos de los túneles encontrados cruzaban la demarcación, lo que constituye una violación de la resolución 1701 de la ONU.

Para las Fuerzas de Defensa de Israel, la campaña «Escudo Norte» de neutralización de túneles, que comenzó el 4 de diciembre de 2018 y terminó en enero de este año, ha desmantelado los planes «con efecto sorpresa» que había preparado Hezbollah, aunque no puede asegurar que no se estén realizando más excavaciones.

Israel ha seguido construyendo tramos de un muro de cemento que separa los dos países en las zonas urbanas y habitadas, en contra de las autoridades libanesas que están en desacuerdo con el trazado actual de separación entre ambos países, que ha sido trazado por la ONU, pero aún no ha sido delimitado de modo oficial.

«Estamos observando muy de cerca, cada minuto, cada día», advierte Weiss sobre una frontera sensible en un momento de aumento de la tensión geopolítica regional. EFE y Aurora

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