En el último tiempo, el Ayuntamiento de Jerusalén está impulsando proyectos de construcción de edificios que transformen la ciudad y el paisaje urbano, en algunos casos con rascacielos que permitirían albergar a muchas personas.
Son cerca de 500 los edificios que podrían construirse, y en ese marco, muchos de los residentes de la ciudad expresan su preocupación por el cambio drástico que esto podría traer a su estilo de vida. Por ejemplo, un grupo de cientos de residentes del barrio Baka, en Jerusalén, donde se ha aprobado un proyecto para levantar una torre de 26 pisos en la calle Asher, firmaron un petitorio argumentando que esta construcción arrasará con el carácter histórico y residencial de la zona.
Sara Ben Shaul Weiss, miembro de un grupo de activistas locales afirma que con estos proyectos “están creando una situación en la que los ciudadanos locales no podrán permitirse vivir aquí”.
Por otro lado, los defensores del proyecto aseguran que estas edificaciones son necesarias para satisfacer la demanda habitacional y modernizar la ciudad. Yoel Even, el ingeniero a cargo de la planificación urbana, argumenta que esta expansión vertical es clave: “construir en altura es el mejor uso del espacio limitado de la ciudad”, Según Even, esto evitar tener que construir en áreas protegidas, agiliza el transporte y permite el desarrollo de más áreas verdes.