¿Cómo vive una persona laica, un Shabat en una casa ultraortodoxa?

24 mayo, 2021 , , ,
Avia Levi en Jerusalén.

Crecer en Jerusalén es saber que siempre hay fronteras muy claras. Un barrio de seculares, un barrio de Haredim (ultraortodoxos), y algunos barrios mixtos. No solo separados a nivel geográfico, también distanciados a nivel cotidiano. No nos conocemos realmente unos a los otros. Además, suelen escucharse de forma constante a través de los medios y redes sociales cosas contrarias al otro sector (desde ambos lados).

En hebreo la palabra la palabra «Gvul» significa «frontera» y también se traduce como «limite». Y podemos decir que así es. En este mundo ya nos olvidamos por completo de que a pesar de las diferencias, compartimos una historia en común. Incluso en las oportunidades cuando nos encontramos, por ejemplo, los viernes en el Shuk Majané Yehuda (el mercado central de Jerusalén), nunca realmente hablamos.

¿Cuántas veces en la vida participaste de una cena de Shabat con una familia de otro grupo de la sociedad israelí? Eso fue lo que hice el último viernes por la noche. Y la verdad, me sorprendió.

¿De qué vamos a hablar? ¿Cómo tengo que vestirme para respetar? ¿Qué voy a llevarles de regalo para mostrar mi gratitud por invitarme a su casa? (No se puede llevar un presente de comida o vino, debido a que depende del nivel de Kashrut -leyes religiosas de lo que se permite o no ingerir- que respete esa familia).

Todas estas preguntas que rondaban en mi cabeza, en un instante pasaron a ser inútiles cuando entré a su casa. Era un hogar lleno de luz y alegría, con dos bebés chiquitos y, por supuesto, hummus y jalá sobre la mesa. Inmediatamente entendimos que tenemos muchas más cosas en común, que cosas que nos separan. Que podemos hablar tranquilamente entre risas,  y que historias pequeñas de la cotidianeidad pueden estar conectadas a la Parashá (porción que se lee de la Torá) de esa semana.

Esta cena de Shabat fue parte de Triumph, un programa de emprendedores liderado por el rabino Eitiel Goldwicht y Shimmy Kaufman. El objetivo del mismo es crear proyectos innovadores en beneficio del pueblo judío alrededor del mundo. Lo mas lindo es que los dos fundadores son ultraortodoxos, pero incluyen en su programa a emprendedores de toda la sociedad israelí: seculares, tradicionalistas y religiosos nacionalistas. Juntos crearon este grupo que demuestra que con energía que se puede cambiar y ayudar al mundo judío.

Últimamente, tras las tragedias en Merón y Givat Zeev en Jerusalén, en donde murieron personas de la comunidad ultraortodoxa, se publicaron en los medios muchas historias de jóvenes seculares que fueron a consolar a los dolientes en sus barrios. Poco tiempo después, empezaron a lanzar misiles desde Gaza y todos nos encontramos bajo la misma amenaza. Durante estas semanas sentimos, entre el duelo y el miedo, una sensación de unidad entre los diferentes grupos que conformamos la sociedad israelí.

Si hay algo que entendí en este Shabat, es que no tenemos que esperar a una tragedia o una guerra para unirnos. Tenemos que unirnos también en los lindos momentos, como una cena de Shabat o en las fiestas.

Presenciamos el comienzo del Shabat (la puesta del sol del día viernes) en el Kotel (Muro Occidental), vimos la tefilá (rezos alusivos) y por un momento cerré mis ojos y sentí la gratitud por volver a la normalidad en Israel, viendo a miles personas rezando juntas. También la gratitud por poder conocer a mis hermanos sin mediadores externos, políticos o prensa, sino por poder estar sentados alrededor de una mesa juntos, brindar con un «lejaim» (salud) y saber que aunque no siempre compartimos los mismos opiniones, si compartimos una travesía de miles anos, y un futuro que está en nuestras manos decidir cómo será.

El Shabat finalizó con una Havdalá (ceremonia de cierre del Shabat) en la casa de uno de los fundadores del grupo en Rehavia, otro barrio de Jerusalén. Allí cantamos todos juntos, nos abrazamos alrededor de la mesa y estaba fascinada de los músicos que tocaban los instrumentos. En ese instante sentí que todo puede ser mucho más sencillo y que solo con un poco de la luz de esa vela, se puede hacer desaparecer mucho de la oscuridad.

Esto no significa que tenemos que estar de acuerdo de todo, es normal que tengamos distintas opiniones. La pregunta es cómo podemos dar espacio a estas consideraciones, sin generar una polarización.

Mañana volveré a mi casa en Tel Aviv, a la playa, a los barres y a mi vida secular, pero con la esperanza en el corazón, de que juntos podemos crear una sociedad con más similitudes que diferencias.

Por Avia Levi (@hebreoconavia).

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