vie. Dic 13th, 2024

Cohetes, condenas y esperanzas

25 de noviembre de 2024 ,

Al escribir esta nota ya hay más de trescientos cohetes que han sido disparados hoy, 24 de noviembre de 2024, desde Líbano a Israel, cubriendo norte y centro del país. Uno de los días récord en esto de proyectiles, alarmas y cobertura mediática que trata de alertar y prevenir, pero produce inevitablemente miedo y tensión. Efectos psicológicos que no siempre se contabilizan en los daños de una larga guerra de desgaste que constituye la verdadera estrategia de quienes se enfrentan a Israel: el desgaste.

El domingo de cohetes ha sido precedido por el asesinato de un rabino israelí, perteneciente al movimiento jasídico Jabad Lubavitch, en los Emiratos Árabes Unidos. Un evento que desgarra a todos, pero no debe sorprender a casi nadie. ¿Quiénes son los blancos de los enemigos de Israel?  No son solo los israelíes dentro de Israel. Son los israelíes en todas partes, los judíos también. Por judíos, por supuesto. 

Esta circunstancia es muy particular en la dinámica histórica y la actualidad. Israel, como estado judío, genera antipatías automáticas. Los judíos, por su identificación con Israel, generan también estas antipatías.  Entonces, unos y otros son agredidos, y las verdaderas razones de una inexplicable animadversión se disfrazan de causas, ideologías y luchas, se atribuyen a circunstancias ajenas. Se fabrican otras.

Un país que tiene más de cuatrocientos días atendiendo siete frentes bélicos, una situación política interna de extremo enfrentamiento y una presión internacional sin precedentes, está sometido a una guerra que, como se mencionó antes, pretende desgastar a toda la sociedad y sus instituciones. Y no se pueden negar los efectos conseguidos.

Israel vive colectivamente el drama de más de cien secuestrados sin fe de vida, sin contraparte para negociar su secuestro. Los familiares de las víctimas, víctimas ellas mismas terribles de lo que sucede, exigen a quien le pueden exigir la liberación de sus seres queridos, como si fuera que ello estuviera al alcance de quienes les prestan atención y comparten su drama. Las victorias en los siete frentes de batalla, los logros alcanzados a costa de muchas víctimas y bajas palidecen ante el drama de los secuestrados, un cargo de conciencia que no se perdona el aparato de seguridad de un país especialista en eso, en seguridad.

Para colmo, el principal tribunal de crímenes de guerra del mundo emitió, el jueves 22 de noviembre de 2024, órdenes de arresto contra el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, su ex ministro de Defensa y el jefe militar de Hamás, acusándolos de crímenes contra la humanidad en relación con la guerra de 13 meses en Gaza. Comparar al jefe de Hamás y sus acciones con las de los miembros de un gobierno elegido y actuando dentro del marco de la ley, resulta paradójico. Para todos los israelíes, una bofetada en plena cara. Luchando la guerra más cruel y dura, contra un enemigo cruel y escabullido, solos contra el mundo y siempre condenados. En vez de presiones sobre los atacantes, las presiones son sobre Israel. El resultado es muy desolador: más cohetes desde Líbano, el asesinato de un rabino, la desacreditación de los organismos internacionales para promover alguna solución no militar.

Al cumplirse trece meses desde el fatídico 7 de octubre de 2023, Israel se encuentra solo. Sus enemigos, desatados. La opinión pública internacional, organismos internacionales y otros tantos, condenando lo defendible y defendiendo lo condenable.  Mientras, cohetes caen todos los días, la lucha sigue en Gaza, el Líbano vive malos y peores días. El norte el país está evacuado, cien mil desplazados de sus hogares. Los rehenes siguen en Gaza, y el mundo espera, con aprehensión y cauteloso optimismo, las promesas del electo presidente americano.

En Israel, todos están acostumbrados que las situaciones de cohetes, condenas y esperanzas, no se mejoran drásticamente con cambios de gobiernos, con nuevas administraciones y elecciones.

Seguimos entonces con cohetes, condenas y esperanzas. Como las esperanzas, nada de esto se acaba.

Elias Farache S.

3 thoughts on “Cohetes, condenas y esperanzas”
  1. Tranquilo ELIAS, a tu homónimo no pudieron 850 enemigos…se cansó de degollar como en criadero de gallinas. Además, DIOS les sorprenderá a judíos y villanos, algo tiene bajo las manga en el momento justo y preciso. Acuérdate en su debida oportunidad, fue suficiente ganar las batallas de los hebreros con “bichitos” Josué 23:11,12; Deut 7:20,21 ya les tocará a los enemigos “rascarse” hasta morir….Ustedes ciertísimamente seguros.-

    1. Me dio un aterriza enorme cuando he leído el comentario de Elías Farache, pero es la realidad que Israel debe suportar. Para no entrar en detalles que no ayudaran en nada, lo único que me permito sugerir que el Primer Ministro Netanyahu y su gobierno traten de defenderse hasta que asume la Presidencia de EEUU Donaldo Trump y su Secretario de Estado Marco Rubio, quienes creo que son los únicos que pueden resolver el problema de Medio Oriente.

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