Es una historia de traiciones, amor, venganzas y reencuentros. «Club de Estambul» («Kulüp», es decir «Club» en el original turco) es la primera telenovela turca que retrata la vida de la comunidad sefardí de Estambul que aún conserva el idioma español, cinco siglos después tras su expulsión de España en 1492.
La historia, ambientada en los años 1950, muestra a Matilda, una mujer sefardí que mató a su novio por traicionar a su familia.
Tras salir de la cárcel empieza a trabajar en un café-teatro (el ‘Club’) mientras que intenta recuperar la relación con su hija Rachel, criada en un orfanato.
La serie, distribuida por Netflix, ha tenido excelentes críticas en Turquía, tanto por la calidad artística como por mostrar por primera vez la presión contra las minorías no musulmanas del país.
A mediados del siglo XX, el país vivió violentos pogromos, deportaciones a campos de trabajo y una presión fiscal dirigido expresamente contra griegos, armenios y judíos.
LA HISTORIA DE LAS MINORÍAS
«Es la primera vez que la población ve en una serie de televisión todo aquello de los ‘impuestos para ricos’ y (el campo de trabajos forzados de) Askale; es bueno, porque la gente ahora lo va sabiendo», comenta la directora del centro de investigación Sefarad de Estambul, Karen Gerson Sarhon.
«Nuestros padres no querían hablar mucho de esos eventos. Solo en las últimas dos décadas, los historiadores empezaron a escribir sobre ello», agrega.
Pero aparte de recuperar un episodio histórico que ha sido tabú durante mucho tiempo, la serie está por primera vez ambientada en la comunidad sefardí y el ladino, es decir, el español del siglo XV, conservado tal y como se hablaba entonces y enriquecido con algunas palabras turcas.
Hasta los años 1930 vivían en Estambul unos 50.000 sefardíes, aunque en las siguientes décadas decenas de miles abandonaron Turquía, sobre todo rumbo a Israel.
Hoy quedan menos de 15.000 judíos en Turquía, cuyas instalaciones fueron en el pasado reciente de ataques terroristas.
En 2003 la detonación de dos camiones bomba delante de dos sinagogas de Estambul provocaron 28 muertos y 300 heridos.
El LADINO EN EL CLUB
Aunque la serie se desarrolla en idioma turco, en algunos momentos en los que los personajes habrían usado el ladino en la vida real, las actrices hablan efectivamente ese español antiguo, que tuvieron que aprender para la serie, y se subtitula al turco.
Karen Gerson lamenta que ese detalle no se puede apreciar en la traducción española de la telenovela, ya que está doblada íntegramente al castellano moderno, mientras que en inglés o alemán, por ejemplo, se han respetado las voces originales cuando hablan ladino.
El mero uso del ladino en una teleserie es una innovación de envergadura en un país donde los idiomas de sus minorías, sea kurdo, armenio o griego, raramente aparecen en el espacio público y comercial.
«A los judíos en general no se les veía en la sociedad turca, y cuando aparecían en películas o literatura, solía ser con estereotipos heredados de épocas otomanas», señala el politólogo Necmi Erdogan.
En el semanario judío Salom, el crítico Viktor Apalaçi asegura que ‘Club de Estambul’ es la producción «más realista, meticulosa y madura que nuestro cine haya hecho sobre turcos no musulmanes».
Otros sefardíes coinciden en esta opinión. Hay quien matiza que la telenovela «suaviza un poco» la verdadera dureza de aquellos años, pero otros subrayan que es «justo lo que hemos vivido».
«Mi padre no tenía dinero; fue obligado a irse a romper piedras sin tener zapatos (en un campo de trabajo forzado)», recuerda Salomón, un jubilado sefardí.
«La vida en el club no la vi, pero cuando salieron a las calles y estuvieron rompiendo (escaparates), lo vi en mi barrio, lo que hicieron a mis vecinos…», agrega, en referencia a los pogromos de 1955.
La segunda parte de ‘Club de Estambul’ se lanzó en enero y ya se especula con una tercera temporada. EFE