Cientos de líderes locales instan a la paz con Israel: “La decadencia de Irak se debe a la expulsión de los judíos”

El líder tribal sunita de la provincia de Anbar en Irak, jeque Wissam al-Hardan, llama a la normalización con Israel en la conferencia de Erbil Foto: Center for Peace Communication

Más de 300 líderes locales iraquíes sunita y chiitas, incluyendo jefes tribales, se reunieron en un valiente congreso en la ciudad de Erbil, capital de la Región Autónoma del Kurdistán, para instar al gobierno de Bagdad a sumarse a los “Acuerdos de Abraham” y normalizar las relaciones con Israel.

Los notables iraquíes llamaron a cancelar la infame ley que criminaliza los contactos entre ciudadanos iraquíes e israelíes.

El evento fue organizado por el “Center for Peace Communication” que tiene su sede en Nueva York, y busca promover las relaciones entre israelíes y el mundo árabe.

«Exigimos relaciones diplomáticas plenas con el Estado de Israel … y una nueva política de normalización basada en las relaciones de pueblo a pueblo con los ciudadanos de ese país», manifestó el jeque Wissam al-Hardan.

Al Hardán comandó las milicias tribales sunitas, reunidas en el Consejo de Salvación de Anbar, que alineadas con Estados Unidos, combatieron a Al Qaeda en 2005, en respuesta al vacío de poder tras la invasión norteamericana en Irak en 2003.

Oficialmente, Irak está en guerra con Israel desde la creación del Estado judío en 1948. El ejército iraquí combatió a Israel en tres guerras árabes sucesivas. En 1981, la aviación israelí destruyó la central nuclear de Osirak en Irak, por temor al programa nuclear secreto del dictador iraquí Saddam Hussein. En 1991, Saddam Hussein lanzó misiles Scud contra Haifa y Tel Aviv en un intento de arrastrar a Israel a la Guerra del Golfo.

Los “Acuerdos de Abraham” promovidos por el expresidente norteamericano, Donald Trump, en septiembre 2020, fueron firmados entre Israel, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin. Meses después, Marruecos y Sudán rubricaron también acuerdos con el Estados judío para normalizar las relaciones.

Al-Hardan comparó los países que se han sumado a los Acuerdos de Abraham con lo que denominó el «imperio de los señores de la guerra y la devastación» que reina en otras partes de la región.

«Debemos elegir entre la tiranía y el caos, por un lado, y el eje emergente de la legalidad, la decencia, la paz y el progreso por el otro», expresó al-Hardan a los presentes.

“Abraham, la paz sea con él, dio a luz una nación que allanó el camino para la paz. Hoy, nosotros y todos sus descendientes de las tres religiones principales tenemos la responsabilidad de completar este camino juntos”, subrayó el general Amir al-Jubouri, un ex comandante del ejército iraqu,í quien participó en un fallido golpe de Estado contra Saddam Hussein en 1989.

Chemi Peres, hijo del extinto presidente israelí Shimón Peres, habló en forma virtual en el evento, al igual que el exfuncionario de los Emiratos, Ali al Naimi.

Al-Hardan criticó duramente las leyes que penalizan los contactos con israelíes y sionistas, subrayando que violan los derechos humanos fundamentales de los iraquíes.

«Las llamadas ‘leyes anti-normalización’ en Irak son moralmente repugnantes y han sido expuestas repetidamente por la comunidad internacional como un ataque a los derechos humanos y las libertades de expresión y asociación», aseveró al-Hardan.

Una milenaria comunidad judía floreció en Irak, desde los tiempos del Imperio Babilónico; pero con el fin del régimen colonial británico y el surgimiento del Estado de Israel crecieron las agresiones a los hebreos iraquíes.

En 1941, cientos de judíos fueron masacrados en un pogromo conocido en árabe como el “Farhud”, desatado por los rumores de que los hebreos habían ayudado a los británicos a retomar el poder en Irak tras un golpe de Estado de generales iraquíes pro-nazis.

Tras el nacimiento del Estado de Israel, los empleados públicos judíos fueron despedidos en masa y numerosos hebreos fueron acusados y ejecutados por sospechas de espionaje.

Entre 1950 y 1952, más de cien mil iraquíes emigraron a Israel en el marco de la Operación Ezra y Nehemías.  Tras décadas de persecución y represión solo un puñado de judíos quedó en Irak.

Hardan escribió en un artículo de opinión en el diario The Wall Street Journal que la decadencia de Irak fue acto “más infame” de la decadencia de Irak y dijo que su país “debe reconectarse con toda su diáspora, incluyendo los judíos”.  

El ministro de Exteriores, Yair Lapid, dio la bienvenida a la iniciativa que sienta precedentes.

«Desde el día en que este gobierno asumió el cargo, nuestro objetivo es expandir los Acuerdos de Abraham. El evento en Irak inspira esperanza para lugares en los que no habíamos pensado antes», expresó.

Lapid puso de relieve que Israel e Irak tienen «una historia común y raíces en la comunidad judía» y que «dondequiera que se acerquen a nosotros, haremos todo lo posible para corresponder».

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