Científicos de la Universidad de Tel Aviv analizaron la enseñanza de las madres murciélagos a sus crías

2 diciembre, 2021 ,
PIXNIO.

Un nuevo estudio de la Universidad de Tel Aviv revela por primera vez cómo las madres murciélago enseñan a sus crías a desplazarse. Según el estudio, la madre murciélago lleva a su cría todas las noches desde el momento de su nacimiento y la deja en un árbol. Allí permanece varias horas hasta que la madre termina su tarea de recoger comida y vuelve a llevarla a la cueva.

Gracias a esta repetición, el hijo aprende a navegar por sí mismo y comienza a volar de forma independiente. Lo realiza ampliando gradualmente su círculo de navegación en una zona relativamente familiar. El trabajo se publicó en la revista Current Biology.

El estudio fue dirigido por el profesor Yossi Yovel, director de la Escuela de Neurociencia Sagol. Y lo acompañaron el investigador principal de la Escuela de Zoología de la Facultad de Ciencias de la Vida George Wise, la doctora Aya Goldshtein y el doctor Lee Harten, miembros del laboratorio de Yovel.

Los investigadores colocaron diminutos dispositivos GPS y acelerómetros que miden los movimientos de las alas, tanto a las madres como a las crías, y las siguieron simultáneamente. Así pudieron identificar varias etapas en el desarrollo de las capacidades de navegación de las crías.

Al respecto, el profesor Yovel explicó: «Muchos animales deben independizarse a una edad muy temprana para sobrevivir. En el caso de los animales voladores, la capacidad de ir por sí mismos hasta las fuentes de alimento es un aspecto esencial de la independencia”.

Y amplió: “Así, por ejemplo, los murciélagos frugívoros jóvenes tienen que volar todas las noches para llegar a un árbol o grupo de árboles concretos para encontrar fruta comestible. Incluso cuando lo consiguen, se enfrentan al reto de encontrar el camino de vuelta a la cueva de su colonia. En nuestro estudio queríamos averiguar cómo aprenden a hacerlo».

Por su parte, el doctor Harten comentó: «Descubrimos que al principio las madres llevan a sus crías sobre su cuerpo durante toda la noche. Incluso cuando el GPS indicaba que la madre y el hijo estaban en el mismo lugar, los acelerómetros demostraban que él era llevado por la madre en lugar de seguirla. En la segunda etapa, hasta las 10 semanas, la madre lleva a su cachorro a un árbol específico. Este está situado a no más de un kilómetro de la cueva, que le sirve como una especie de «guardería».

Y añadió su teoría: “Aquí lo deja, a veces con un «amigo», y vuela hacia la fuente de alimento, recogiéndolo de vuelta a casa. Poco a poco, la cría empieza a volar desde la «guardería» a los árboles cercanos, ampliando constantemente sus círculos de desplazamientos. Creemos que el árbol de la «guardería» es elegido por la madre como punto de partida desde el que él puede ir a otros lugares. El árbol también sirve de punto de encuentro para la madre y el hijo si el pequeño se pierde».

Por otro lado, el colega Goldshtein dio su opinión: «En la siguiente fase del proceso, la madre deja a su cría en la cueva, esperando que salga por sí mismo. Si no muestra esa iniciativa, vuelve a la etapa anterior y lo lleva a la «guardería». Además, al final de la noche, se asegura de que ha vuelto a casa y, si se retrasa, lo busca en el árbol de la «guardería» y lo ayuda a encontrar el camino a la cueva”.

Y finalizó de esta manera: “En la última etapa, que comienza alrededor de las 10 semanas, el cachorro ya es independiente y busca la comida por su cuenta cada noche. Para empezar, vuela al árbol familiar de la «guardería», y luego va a los árboles cercanos, ampliando gradualmente su círculo de navegación».

En última instancia, Yovel concluyó: «Una conclusión interesante de este estudio es que la cría de murciélago nunca sigue a su madre. Al principio, llevado por su madre, aprende la navegación desde el «asiento trasero». Más tarde practica por su cuenta, en círculos crecientes alrededor del árbol familiar de la «guardería» que le sirve de ancla o punto de referencia. Es importante señalar que el proceso por el que las crías aprenden de sus padres puede ahorrar millones de años a la evolución. Los niños humanos recurren mucho a este tipo de aprendizaje, y el presente estudio demuestra que los animales hacen lo mismo».

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