Imagen de mujeres judías rezan en el Muro de los Lamentos a la vez se que observan las notas de pedidos dejadas entre las grietas Foto Ri Butov Pixabay

Cientos de misivas dirigidas al Todopoderoso llegan de varios países a Jerusalén para ser colocadas entre las grietas del Muro de los Lamentos.

Cartas dirigidas a Dios llegan de todas partes del mundo a Israel sin dirección de remitente. El Departamento de Objetos Perdidos del Servicio Postal de Israel las recolecta y cada varios meses se las entrega al rabino director del Muro de los Lamentos y Lugares Sagrados para que las coloque entre las piedras del Kotel en la Ciudad Vieja de Jerusalén.

Se cree que la tradición de dejar notas en el lugar empezó hace unos 300 años, cuando un rabino envió a sus estudiantes con una plegaria escrita porque no podía ir en persona.

Vista del Muro de Los Lamentos Foto: Freeshot Pixabay

Millones de personas visitan la muralla –uno de los lugares más sagrados del judaísmo– cada año y dejan notas con sus deseos y peticiones en papelitos que colocan entre las grietas.

En anticipación al Año Nuevo, o Rosh Hashana y al Día del Perdón (Yom Kipur), que le sigue nueve días después, los que limpian el muro sacan las notas viejas de las grietas y les dan sepultura en el Monte de los Olivos, situado detrás de éste.

Las misivas —dirigidas a «Dios», «Jesús», «Nuestro querido Padre en el cielo» y «Muro de los Lamentos”— llegan de América Latina, Rusia, China, Francia, Nigeria, España, los Países Bajos, Estados Unidos, el Reino Unido y otros países más.

Fuente: ISRAEL21c

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