Cáncer de mama: un remedio existente puede reducir las recaídas en casi un 90%

Desde la izquierda, los investigadores de patología doctor Nour Ershaid, profesora Neta Erez y Lea Monteran. Foto cortesía de la Universidad de Tel Aviv

Por Brian Blum  

Desde la izquierda, los investigadores de patología doctor Nour Ershaid, profesora Neta Erez y Lea Monteran. Foto cortesía de la Universidad de Tel Aviv

Las recaídas del cáncer son las peores para los pacientes porque ellos ya pasaron por tratamientos invasivos y hasta quizás una cirugía con la esperanza de eliminar la enfermedad para siempre.

Y de repente, el mal está vuelta.

Sin embargo, científicos israelíes indicaron que lograron reducir la incidencia de recaídas del cáncer de mama hasta en un 88 por ciento al agregar un segundo medicamento a la quimioterapia.

El problema es que hasta ahora solo funciona en ratones.

De acuerdo con la profesora Neta Erez y su equipo de la Universidad de Tel Aviv, adaptar el método para los humanos podría tomar entre cinco y diez años.

De todas formas, se trata de un avance potencialmente importante que podría revolucionar el tratamiento del cáncer.

La investigación revisada por pares se publicó en octubre en la revista científica Nature Communications.

“El problema es que las células cancerosas pueden viajar desde el sitio principal del tumor y ‘esconderse’ en otras partes del cuerpo”, explicó Erez, que especuló que

puede ser la propia quimioterapia la que permite que las células de cáncer de mama eludan la detección.

Según la especialista, la quimioterapia tiene algunos efectos secundarios indeseables e incluso nocivos como el daño a los tejidos sanos.

“El más peligroso de estos son probablemente las inflamaciones internas que podrían, de forma paradójica, ayudar a las células cancerosas restantes a formar metástasis en órganos distantes. El objetivo de nuestro estudio era descubrir cómo sucede esto y tratar de hallar una solución efectiva”, dijo Erez.

El escondite principal, los pulmones

El lugar más probable para que las células de cáncer de mama se escondan es en los pulmones.

“Lo que mostramos es que el daño tisular inducido por la quimioterapia provoca una respuesta inflamatoria en los pulmones. Así, si quedan pequeñas cantidades de células de cáncer de mama en el pulmón, esta respuesta inflamatoria desencadenada por la quimioterapia hace que esas células prosperen y crea un ambiente hospitalario para aquellas que luego provocan una recaída del cáncer de mama”, describió la científica.

¿Y qué es lo que exactamente pasa en los pulmones?

Los fibroblastos -células que se encuentran en los tejidos conectivos- se activan e inflaman por el daño tisular inducido por la quimioterapia.

Luego, secretan proteínas que hacen que las células inmunitarias viajen desde la médula ósea hasta los pulmones.

“Ante esto, la quimioterapia administrada como medio para combatir el cáncer logra el resultado contrario”, afirmó Erez.

Abrir la “caja negra”

Los investigadores identificaron el mecanismo a través del cual los fibroblastos reclutan células inmunitarias, un proceso llamado quimiotaxis, y las “entrenan” para ayudar al cáncer.

Una vez que los científicos identificaron las proteínas dañinas, añadieron a la mezcla un fármaco existente conocido por bloquear la actividad de las llamadas “proteínas del complemento” para causar inflamación.

Los investigadores no sabían si ese inhibidor de la inflamación evitaría una recaída pero eso fue lo que hizo.

Una imagen de pulmón con metástasis de cáncer de mama, rodeado de proteína del complemento inflamatorio. Rojo: proteína del complemento; azul: núcleos celulares; verde: vasos sanguíneos. Foto: Lea Monteran

La combinación de tratamientos dio como resultado que el porcentaje de animales que no desarrollaron metástasis aumentara del 32 al 67 por ciento.

El porcentaje de animales con colonización extensa de cáncer en sus pulmones se redujo del 52 al 6 por ciento.

Los ratones que recibieron el nuevo tratamiento pasaron por el mismo proceso que un paciente humano con cáncer de mama: la extirpación quirúrgica del tumor primario, luego quimioterapia y más tarde seguimiento para detectar la recaída metastásica lo antes posible.

Los pulmones de los animales fueron examinados en una etapa intermedia cuando era posible que hubieran desarrollado micrometástasis pero incluso las tecnologías de imagen avanzadas, como la tomografía computarizada, no pueden encontrarlas.

Erez llamó a ese intervalo entre la quimioterapia y la detección una ‘caja negra’ inaccesible: “Al trabajar con un modelo animal pudimos verificar lo que realmente sucede dentro de esta caja”.

Para terminar, Erez indicó: “Esperamos que nuestros hallazgos permitan un tratamiento más efectivo para el cáncer de mama, y ​​quizás también para otros tipos de variantes con la idea de prevenir la recaída metastásica y salvar numerosas vidas en todo el mundo”.

Fuente: ISRAEL21c

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