Brindemos por un mundo mejor

27 diciembre, 2018
Virginia Woolf 1927. Foto Wikipedia

Dra. Bejla Rubin

Pasamos juntos. Las muertas
almas, las que, cual nosotros,
cruzaron por el amor……..
César Vallejo

La pregunta recurrente que me hago a mí misma ¿ por qué escribo una y otra vez sobre la shoah, no será que ya me estoy repitiendo, que ya no hay nada nuevo que agregar?. Y me respondo, siempre encuentro una frasecita, una luz que abre en mi un nuevo sendero de esclarecimiento, o no, imposible definir o justificar la shoah entonces, será para que algún nuevo lector, algún joven que se topa por primera vez con el tema sepa, sepa….aunque no entienda el fundamento de tanta Maldad.

Y esta vez me encontré con algunos escritos Woolf de Virginia Woolf, esposa del judío Leonard Woolf, que la acompañó en su vida, su locura y en su escritura. Es así como ella dirá: “ Lo nuestro es unir viejas palabras en un orden nuevo para que subsistan y creen belleza, para que digan la verdad” ( 29/4/37).

Dicho esto en un año donde el mundo ya era otro, dejó de ser ese lugar victoriano y romántico que la protegía y a cambio cunde el nazismo, donde ella relaciona al mundo machista que segrega a las mujeres, no las deja escribir ni asistir a las universidades, con lo que luego haría Hitler en los campos de concentración: segregar, matar, esclavizar, todo ello con un fin económico dirá Virginia Woolf, usando como excusa la supremacía de la raza aria.

Entonces, ese mundo europeo que todos conocían habia quedado suspendido, a la espera, en vilo, detenido, o como ella lo refiere: “Las agujas del reloj de pared se habían detenido en aquel momento. Era ahora, Nosotros. Aquí y ahora”. Sí, aquí, y ahora, en medio de una nada, de un mundo, ese conocido que desaparecía, que ya no volvería a ser el mismo hasta hoy en día. Un nuevo Paradigma de Maldad había traspasado sus fronteras de lo prohibido y sin ese borde de prohibición, ya todo sería posible. Una y otra vez.

Nosotros, al igual que ella también queremos usar las palabras y orientarlas en un orden nuevo para que delaten sus verdades, esas que las propias palabras esconden tras las mentiras ideológicas, que embaucan y someten a las masas enceguecidas por los nazis de otrora, por los fundamentalistas de hoy, pero que llevan en común como estandarte y pancarta la aniquilación y el sufrimiento del eterno chivo expiatorio, llamado “el judío”.

Virginia Woolf no soporta el mundo que le tocó vivir, dirá “todo es una dura superficie”, lo sufre intensamente pues tiene una mirada sobre él sin ambages. Y lo delata diciendo “Dios mío, cómo sufro. Qué terrible capacidad poseo para experimentarlo todo con intensidad”.

Me identifico con sus palabras. ¿Se puede vivir sin experimentar una mirada advertida sobre el mundo, las cosas y sus gentes sin intensidad? Sí, algunos pueden, viven flotando en un mundo irreal, ingenuo pero que tanta indiferencia, tanta des implicación, no deja de tener una cuota de maldad.

Yo, a título personal, capto la mirada triste del niño de la calle, la mirada suplicante del perrito abandonado que dice “llevame contigo”, la madre hambreada que extiende su mano en pos de una limosna y en la otra carga a su bebito aterido, desgarrado de frío y soledad.

Entonces, a días de despedir un año más, mi ruego y mi deseo será no sólo Hashana haba Beierushalaim, sino que finalmente seamos testigos nosotros, nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos de un mundo en Paz, para que vivamos una vida con alegría, celebrarla sin diferencias étnicas, religiosas, económicas, compartiendo ese maravilloso crisol que se llama:  Humanidad!

 

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