“Cada día estamos más cerca”, subrayó Bin Salman en una entrevista ofrecida a la cadena norteamericana Fox News.
Bin Salman, que es considerado como el líder de facto de Arabia Saudita, negó que las conversaciones se hayan interrumpido, tal y como reportó el periódico saudita Elaph, con sede en Londres.
Por el contrario, el príncipe destacó que ha habido “buenas negociaciones” hasta el momento.
No obstante, indicó que “para nosotros la cuestión palestina es muy importante. Debemos solucionar esa parte”.
«Estamos teniendo buenas negociaciones, pero debemos ver hacia dónde nos dirigimos. Esperamos alcanzar un punto en el que mejore la vida de los palestinos y permita a Israel desempeñar un papel como actor en el Medio Oriente», recalcó Bin Salmán.
El príncipe saudita también expresó su preocupación por la posibilidad de que Irán, un adversario mutuo de Arabia Saudita e Israel, pueda obtener armas nucleares.
«Esa es una mala jugada», expresó. «Si la usas, tendrás una gran pelea con el resto del mundo».
Cuando el entrevistador le preguntó qué pasaría si Irán consiguiera la bomba atómica, Bin Salman respondió: «Si ellos la consiguen, nosotros tendremos que conseguirla, por razones de seguridad y por el equilibrio de poder en Oriente Medio. Pero no queremos ver eso», replicó.
Estados Unidos está impulsando un acuerdo de paz entre Israel y Arabia Saudita que podría tener un gran impacto en la región y en el conflicto palestino-israelí.
En concreto, Arabia Saudita está considerando normalizar relaciones con Israel a cambio de un pacto de defensa con EE.UU. y ayuda para desarrollar su propio programa nuclear civil. Al mismo tiempo, Riad ha sugerido que cualquier acuerdo requeriría un progreso significativo hacia una solución de la cuestión palestina.
Israel normalizó relaciones con varios países, incluidos los Emiratos Árabes Unidos (EAU), Bahréin, Sudán y Marruecos, durante la Administración de Donald Trump (2017-2021), en lo que se conoció como los «Acuerdos de Abraham», pero Arabia Saudita se considera un premio histórico en la diplomacia de Medio Oriente.
Arabia Saudita tiene un peso geopolítico incomparable: el reino lideró en 1973 el embargo de petróleo contra los países que habían apoyado a Israel durante la guerra de Yom Kipur y, además, impulsó la Iniciativa de Paz Árabe, firmada por los miembros de la Liga Árabe en 2002.
Arabia Saudita ha asumido el papel de guardián de las dos mezquitas sagradas de La Meca y Medina, los lugares más importantes para los musulmanes.
Un entendimiento entre Israel y el reino saudita revolucionaría el tablero de juego en la región y podría motivar a otras naciones árabes y musulmanas a seguir el mismo camino. E incluso hay analistas que auguran que sus consecuencias podrían equipararse con las de los Acuerdos de Camp David (1978) entre Egipto e Israel.
Con información de agencias
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