Los coletazos de la decisión de Ben & Jerry’s de suspender la venta de sus helados en algunas zonas de Israel siguen apareciendo. Ahora, 90 miembros de la Knéset enviaron una carta a Unilever, la compañía madre, para exigir la rectificación de la decisión.
Liderados por el diputado Merav Ben-Ari, del partido Yesh Atid, los diputados protestaron lo que consideran un boicot anti-israelí.
“Esta decisión de boicotear pueblos y ciudades en Israel, así como el intento de la compañía de forzar esta práctica de boicot inmediatamente al fabricante israelí, es una decisión inmoral y lamentable que perjudica a todos los residentes de Judea y Samaria, así como a cientos de trabajadores israelíes, judíos y árabes por igual”, dice la misiva dirigida a Alan Jope, CEO de la empresa.
Las únicas formaciones que no tienen representantes en la lista son los dos bloques árabes: Ra’am y la Lista Árabe Conjunta.
La carta califica la decisión de la compañía de helados como «vergonzosa» y concluye pidiéndole a Jope «que reconsidere esta decisión y enmiende este acto de injusticia».
Jope ya se había reunido previamente con Naftalí Bennett. En esa entrevista, el Primer Ministro atacó la decisión de la heladería y pidió rever la medida.