Baruch Spinoza, filósofo neerlandés de origen sefardí hispano-portugués – Parte V

A la izq. Retrato del filósofo dispuesto en su “Opera posthuma” (OP, 1677) -la edición de sus obras realizada por sus allegados luego de su fallecimiento-. El texto en latín dice lo siguiente: “BENEDICTUS DE SPINOZA. A quien le fue conocida la naturaleza, Dios, el orden de las cosas. Spinoza podía ser visto en este este estado [= con esta apariencia]. Representaron el rostro del varón, pero pintar su mente no pudieron las manos artistas de Zeuxis. Ella [i.e. su mente] vive en [sus] escritos, ahí trata [asuntos] sublimes: Quienquiera que desee conocerlo a él, lea sus escritos”. A la der. Una representación prejuiciosa del filósofo en forma de grabado, refiriéndose a Spinoza -en latín- como “judío y ateo”. Fotos: Wikipedia – Dominio Público

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Poco después de su muerte acaecida en 1677, las obras de Spinoza se colocaron en el Index librorum prohibitorum de la Iglesia católica. Pronto aparecieron otras condenas, como la de Aubert de Versé en su obra L’Impie convaincu, ou Dissertation contre Spinoza (1685). Según su subtítulo, en la obra “se refutan los fundamentos del ateísmo [de Spinoza”.​ Johann Franz Buddeus le denominó como “el atheorum nostra aetate prínceps” (el gran príncipe de los ateos de nuestros tiempos). Pierre Bayle su Dictionnaire historique et critique afirmaba que Spinoza era el primer ateo sistemático: “Il a été un athée de système, et d’une méthode toute nouvelle, quoique le fond de sa doctrine lui fût commun avec plusieurs autres philosophes anciens et modernes, européens et orientaux”.

Es creencia común que Spinoza equiparaba a Dios con el mundo material. Como consecuencia, el filósofo ha sido considerado entre los mayores exponentes del panteísmo. Pero, en una carta dirigida a Henry Oldenburg, le expone: “respecto a determinadas personas que asumen que yo identifico a Dios y a la Naturaleza (por la cual entienden cierta masa o materia corpórea) como una y la misma cosa, están totalmente equivocados” (Ep 73).​ Para Spinoza, cada individuo conoce el Universo a través de los atributos de pensamiento y extensión (E, II, p1-2), siguiendo el orden y conexión de las ideas, que es el mismo en las cosas (E, II, p7). De la esencia de Dios (E, I, p20, dem.), por otra parte, se siguen una infinidad de otros atributos y modos (E, I, p16, dem.), pero el entendimiento humano no puede abarcarlos sino de manera «parcial e inadecuada» (E, II, p11, cor.).

Según el filósofo alemán Karl Jaspers (1883-1969), cuando Spinoza escribía Deus sive natura (“Dios o la Naturaleza”), implicaba que Dios es natura naturans (la naturaleza creadora), y no natura naturata (la naturaleza creada). Defendía, además, sobre este sistema filosófico, que Dios y la Naturaleza no son términos intercambiables, sino que la transcendencia de la esencia divina se expresa en la infinidad de sus atributos, y que los dos atributos conocidos por los humanos -pensamiento y extensión- expresan la inmanencia de Dios. Pero, desde la perspectiva del filósofo alemán, incluso limitado a los atributos recién mencionados, Dios no puede ser identificado estrictamente con nuestro mundo. Según Jaspers, el lema panteísta “uno y todo” sería válido para Spinoza solamente si “uno” mantuviera su transcendencia y “todo” fuera interpretado como la totalidad de las cosas finitas.

Martial Guéroult (1891-1976) sugirió que el término “panenteísmo” pudiera describir mejor que “panteísmo” la visión de Spinoza sobre la relación entre Dios y el mundo. El mundo no es Dios, pero es, en un sentido bastante determinado, en Dios.​ No solamente todas las cosas finitas tienen su causa en Dios: no pueden ni ser concebidas sin Dios. Sin embargo, el filósofo estadounidense panenteísta Charles Hartshorne (1897-2000) insistió en que la visión de Spinoza se describiría mejor con el término de “panteísmo clásico”.

En 1785, Friedrich Heinrich Jacobi publicó una condena del panteísmo de Spinoza, después de que corriera la voz de que Gotthold Lessing hubiera confesado antes de morir ser un “spinoziano” -entendido en la época como un sinónimo de “ateo”-. Jacobi afirmaba que la doctrina de Spinoza era puro materialismo, porque declaraba que la Naturaleza y Dios no son nada más que extensión. Esto, según Jacobi, era el resultado del racionalismo típico de la Ilustración y solo podía llevar al ateísmo absoluto. Moses Mendelssohn estaba en desacuerdo con esta interpretación, y afirmaba que no hay diferencia real entre teísmo y panteísmo. Este tema se convirtió en uno de los mayores debates intelectuales y religiosos de la civilización europea de la época.

Para los europeos de la segunda mitad del siglo xviii, la filosofía de Spinoza resultaba particularmente atractiva porque constituía una alternativa al materialismo, el ateísmo y el teísmo. Tres eran las ideas de Spinoza que más les atraían:

  • la unidad de todo lo existente;
  • el orden y conexión de todo lo que sucede;
  • y la identidad entre el alma y Dios. ​

En 1879 había quienes elogiaban el panteísmo de Spinoza; no obstante, otros todavía lo consideraban alarmante y peligroso. Las palabras de Spinoza referentes a “Dios o la Naturaleza” (Deus sive Natura) sugerían una deidad viva, natural, en contraste con la “causa primera” de Isaac Newton y el materialismo mecanicista de Julien Offray de La Mettrie (1709-1751) en su obra El hombre máquina (L’homme machine). Coleridge y Shelley vieron en la filosofía de Spinoza una religión de la Naturaleza,​ y Novalis le llamó “el hombre intoxicado de Dios”.​ Shelley se inspiró en Spinoza para escribir su ensayo La necesidad del ateísmo.

Spinoza fue considerado ateo porque no hablaba de Dios de la misma manera en que lo hacía la tradición monoteísta judeocristiana. Como expresa Frank Thilly en su interpretación: “[…] niega claramente que Dios pueda tener personalidad o consciencia; […] no tiene ni inteligencia, ni sensibilidad, ni voluntad; no actúa según finalidades, sino que todo resulta necesariamente de su naturaleza, según la ley […]”.​ Por lo tanto, el Dios distante e indiferente de Spinoza​ es la antítesis del concepto de un Dios antropomorfo y paterno que se interesa por el destino de la humanidad.

Según la Stanford Encyclopedia of Philosophy, el Dios de Spinoza es un “intelecto infinito” (E, II, p11, cor.), omnisciente (E, II, p3) y capaz de apreciar a los hombres en la medida en que se ama a sí mismo (E, V, p36, cor.). Es en este sentido en que Spinoza expone el amor intelectual divino –amor intelectualis Dei– como el bien supremo para los hombres (E, V, p20, dem.), en cuanto que mientras “más conocemos las cosas singulares, tanto más conocemos a Dios” (E, V, p24). Lo que implica consecuentemente que, cuando más se aproxima el entendimiento humano a la deidad, alcanza un “conocimiento adecuado de la esencia de las cosas” (E, V, p25, dem.) -totalmente opuesto al inadecuado y parcial (E, II, p11, cor.)-.

Sin embargo, el tema es complejo. El Dios de Spinoza no tiene libre arbitrio (E, I, p32, cor. 1), no tiene objetivos ni intenciones (E, I, ap.). Por otra parte, el filósofo hace énfasis en que “si el entendimiento y la voluntad pertenecen a la esencia eterna de Dios, entonces [han de ser] algo distinto de lo que ordinariamente entienden los hombres” (E, I, p17, esc.).

Steven Nadler, intérprete del autor de la Ética (E), sugiere que la respuesta al dilema del supuesto ateísmo atribuido a Spinoza depende de la definición que se tome como punto de partida para la discusión. Si el panteísmo se asocia con la religiosidad, entonces el filósofo neerlandés no lo es. Ya que, según este mismo pensador, nuestra actitud hacia Dios no debería ser la disposición religiosa de refugiarse en su voluntad -“ese asilo de ignorancia” (E, I, ap.)-, sino, por el contrario, el estudio filosófico objetivo y racional; es decir, el amor por el saber, pues “suprimida la ignorancia, se suprime la estúpida admiración” (ídem). La inclinación religiosa lleva a vivir bajo la fluctuación entre la esperanza y el miedo (E, III, p50, esc.), frente a la fortuna, que a su vez conduce a la superstición y a la ruina del hombre en tanto se “[disfraza], bajo el especioso nombre de religión, el miedo con el que se los quiere controlar, a fin de [que luche] por su esclavitud, como si se tratara de su salvación” (TTP, pref.). ​

Comparación con las tradiciones filosóficas orientales

Varios autores han discutido el parecido entre el pensamiento de Spinoza y las tradiciones filosóficas orientales. El experto en sánscrito Theodor Goldstücker fue uno de los primeros, en el siglo XIX, en subrayar las similitudes entre el pensamiento de Spinoza y la escuela tradicional india Vedanta. Goldstücker escribió que:

[…] un sistema filosófico occidental que ocupa un lugar fundamental entre las filosofías de todas las épocas y naciones, y que es [hasta tal punto] una representación tan exacta de las ideas de la escuela de pensamiento clásico indio Vedanta que podríamos sospechar que su autor hubiese copiado sus principios fundamentales de los hindúes, si su biografía no nos asegurara su total desconocimiento de sus doctrinas.

Estoy hablando de la filosofía de Spinoza, un hombre cuya propia vida es una representación de esa pureza moral e indiferencia ante los encantos transitorios de este mundo, actitud que es la constante aňoranza del verdadero filósofo Vedanta […].

Comparando las ideas principales de ambos sistemas, no deberíamos encontrar ninguna dificultad en demostrar que, si Spinoza hubiese sido hindú, su sistema hubiese sin duda marcado una última fase de la filosofía Vedanta (escuela de filosofía dentro del hinduismo). ​

En sus lecciones, Max Müller subrayó las sorprendentes similitudes entre la Vedanta y el sistema del filósofo neerlandés, diciendo que “el Brahmán, [tal y] como es concebido en los Upanishads (cada uno de los más de 200 libros sagrados hinduistas escritos en idioma sánscrito) y definido por Sankara (uno de los más importantes pensadores de la India), es claramente lo mismo que la ´sustancia´ de Spinoza”. Helena Blavatsky, fundadora de la Sociedad Teosófica, también comparó el pensamiento filosófico de Spinoza con la Vedanta, y escribió en un ensayo inacabado: “[…] Dios –natura naturans- entendido [simple] y solamente con sus atributos; y el mismo Dios -como natura naturata- entendido como la serie infinita de modificaciones y relaciones, el flujo directo que resulta de las propiedades de esos mismos atributos. Eso es exactamente la divinidad Vedanta”.​

La interpretación sobre Spinoza en los siglos XIX y XX

En la Europa de los siglos XIX y XX creció el interés en Spinoza, a menudo desde una perspectiva de izquierda o marxista. Karl Marx apreció la “visión del mundo” (Weltanschauung) de Spinoza, interpretándola como materialista.​ Friedrich Engels escribió que “es un gran honor para la filosofía de esa época […] el que haya insistido, desde Spinoza hasta los grandes materialistas franceses, en explicar el mundo por sí mismo, dejando a la ciencia de la naturaleza del porvenir el cuidado de ofrecer las justificaciones de detalle”.

Louis Althusser, Gilles Deleuze, Antonio Negri y Étienne Balibar -entre otros autores- se han inspirado en la filosofía de Spinoza. La tesis doctoral de Deleuze, publicada en 1968, lo llama “el príncipe de los filósofos”.​ Nietzsche estimaba pocos filósofos, y Spinoza estaba entre ellos.​ Sin embargo, nunca leyó sus obras directamente, sino que supo de él en la Historia de la filosofía moderna, de Kuno Fischer.

El filósofo Jorge Santayana publicó un ensayo titulado “La doctrina ética de Spinoza”, en la revista literaria The Harvard Monthly, luego de graduarse en la misma universidad. Posteriormente, escribió una introducción a una edición de la Ética (E) y el Tratado de la reforma del entendimiento (TIE).​ En 1932, Santayana fue invitado a presentar un ensayo -publicado finalmente con el título de “Ultimate Religion”- en una reunión realizada en La Haya para celebrar el tricentenario del nacimiento de Spinoza.​ En su autobiografía, Santayana describió a Spinoza como su “maestro y modelo ejemplar” en lo que respecta al entendimiento del fundamento naturalista de la moralidad.

Fuente: Wikipedia

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One thought on “Baruch Spinoza, filósofo neerlandés de origen sefardí hispano-portugués – Parte V”
  1. ¡Qué bueno es leer a «Spino-za»! su filosofía dan puntadas en los ojos…y uno hipnótica-filosófica o aburridamente se queda dormido agachado en el escritorio…de tal y otra manera, ser o no ser(WS)o hacerse el interesado, está bien en estos tiempos en que el tiempo ya no es tiempo, sino aceleradas charlas políticas-económicas-meteorológicas-patológicas en las que corre es el CAMBIO y los cambios en los cuatro reinos de la natura….. Aurora, publicará -también- de los filósofos griegos ¿Hay algún judío de ésa época?.Pronto(o nunca) se dilucidara.

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