Ante la realidad política actual Que nos queda ¿reír o llorar?

Isaac Lupa

Llevo escribiendo muchos años, mis temas han sido arte, historia, filosofía, actualidades, nunca me ha interesado escribir sobre política.
Hoy me siento a escribir, con un tema que me interesa desarrollar, me refiero a las monarquías de los Reyes David y Salomón, únicamente que mi cabeza no se concentra en el tema, no puedo alejarme de los sucesos que pasan día a día en la actualidad en Israel y en el mundo, pero la verdad es que con las noticias que se leen y me desvían de mis pensamientos, no sé si ponerme a “reír o llorar”.
Algunas noticias son como espectáculos teatrales, una de estas obras acaba de desarrollarse hace poco tiempo, el primer acto es de mucha emoción, que, conmovido al público mundial, presidentes, primeros ministros, periódicos… es raro, pero apenas se ha presentado el primer acto, no se han visto consecuencias y ya todo el mundo ha respondido con críticas teatrales y escarmientos.
Ya se han dado cuenta a lo que me refiero, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump declara, que Jerusalén es la capital del Estado de Israel y es reconocida por EEUU.
Pero veamos las realidades, de facto desde hace 70 años Jerusalén es la capital de Israel, todas las oficinas gubernamentales se ubican en Jerusalén, todos los visitantes oficiales de los países que llegan a Israel son recibidos en la casa del presidente en Jerusalén, o del primer ministro, en Jerusalén, muchos llegan al parlamento la (Knéset) en Jerusalén.
Vemos realmente que Jerusalén está hoy exactamente igual que lo estaba ayer.
Las mezquitas siguen en su lugar, los musulmanes que quieren subir a rezar lo siguen haciendo igualmente, como lo hacían antes, lo mismo que los judíos que quieren llegar al Muro Occidental lo siguen haciendo, los turistas que llegan a Jerusalén pueden llegar a todos los lugares santos para el cristianismo.
El presidente turco Recep Erdogan usó la reunión de los jefes musulmanes para convertirse en el líder musulmán y que su nombre se escuche, pero no se llegaron a decisiones. La situación es para “reír o llorar”.
El siguiente espectáculo teatral es el monólogo sobre unas investigaciones: “No van a encontrar algo porque no hay nada”. Esto parece como una ópera bufa en la cual poco a poco se descubren las cualidades históricas y artísticas del actor principal, ya que cualidades como actor principal las tiene, pero hay que saber cuándo estar al frente y cuándo dejar que un suplente venga a tomar su puesto mientras se decide si se encontró algo en esas investigaciones.
Mis pensamientos regresan a mis temas, acabo de leer que se descubre en Israel restos de una berenjena de hace 1000 años, mi pregunta es “¿Que se comía en Jerusalén hace 1000 años?”.
Pero la función continua, para que se olviden los detalles del primer acto, entra en acción otro actor, que se mueve en la Knéset, con una nueva parte de la ópera, actor que según se dice, no lo confirmé , tiene un pasado oscuro, en su puesto anterior como el vice regente, pero estos actores siguen en sus puestos, no se nos permite emitir un juicio definitivo sobre las capacidades como actor y representante público, en una obra que es sin duda de primera importancia para el futuro del país.
Mi única apreciación de la situación es: qué nos queda, ¿reír o llorar?. ■