Tras el grito “Muerte a los judíos” en un mitín nacionalista, el presidente polaco Andrzej Duda denunció el mismo públicamente. El canto, más la quema de un texto histórico sobre los derechos judíos, fue obra de ciudadanos polacos la semana pasada.
Los comentarios del presidente polaco se unieron a los de los funcionarios del gobierno israelí. Ambos criticaron la expresión pública de odio hacia los judíos en el Día de la Independencia de Polonia.
Además del documento quemado, los manifestantes también atacaron a la comunidad LGBT y trataron de “enemigos de Polonia” a los «sionistas».
Varias voces oficiales se manifestaron en contra de este suceso antisemita. Entre otras, el ministro de Interior polaco Mariusz Kaminski y el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores Lukasz Jasina.
El primero afirmó que “las personas que organizaron la vergonzosa y escandalosa asamblea en Kalisz el 11 de noviembre sufran consecuencias legales”. Y el segundo dijo: “Se había utilizado para propagar el odio, el antisemitismo y la intolerancia religiosa”.