Andrés Oppenheimer: «el 47% de trabajos corren el riesgo de desaparecer por robots en los próximos 15 años»

Andrés Oppenheimer, periodista y autor de "“Sálvese quien pueda. El futuro del trabajo en la era de la automatización”

Andrés Oppenheimer es una de las voces de referencia del periodismo en español a nivel internacional. Además de escribir columnas en “The Miami Herald” o conducir “Oppenheimer Presenta” en el canal CNN en español, ha escrito siete libros Best-Sellers. El periodista argentino radicado en Miami conversó con Aurora sobre su última publicación: “Sálvese quien pueda. El futuro del trabajo en la era de la automatización”. Decidió investigar los cambios bruscos que está experimentando el mercado laboral tras vivir en carne propia las consecuencias de la transformación tecnológica: antes contaba con cinco camarógrafos que grababan su programa televisivo. Ahora, toda la filmación está robotizada.

Ofer Laszewicki Rubin – Tel Aviv

¿En qué momento decidió escribir sobre el trabajo en nuestros días?

Como periodista empecé a observar como desaparecían cada vez más trabajos alrededor mío.  Cuando era joven, en las redacciones había copy editors o redactores de sintaxis, todo tipo de posiciones que han desaparecido.

Más recientemente, hace apenas 5 o 6 años, cuando grababa el programa de televisión, tenía 5 camarógrafos. Hoy en día no tengo ninguno, son todas cámaras robóticas. Entonces me empecé a preguntar qué está pasando con todos los trabajos que desaparecen todos los días por la automatización, y justo coincidió con la publicación de un estudio de Oxford en el año 2013, donde dos economistas pronosticaron que el 47% de trabajos van a desaparecer por robots e inteligencia artificial en los próximos 15 años.

Decidí ir a Oxford y entrevistarles, y a partir de ahí hacer una investigación sobre el futuro de nuestros trabajos que me tomó cinco años. Se habían escrito ya varios libros ya sobre el tema, pero ninguno que tocaba específicamente cada uno de los principales trabajos. Por eso decidí hacer un libro dedicándole un capítulo entero al futuro de los abogados, médicos, banqueros, periodistas, contadores o vendedores.

Afirma que gran parte de los puestos de trabajo se están automatizando y quedarán obsoletos. ¿Qué pueden hacer aquellos que están perdiendo sus empleos?

Ese va a ser el gran tema del siglo XXI. Porque es una pregunta que la vamos a tener que resolver individualmente y a nivel de país cada uno de nosotros, porque en los próximos cinco años van a desaparecer millones de trabajos. Los autos de los transportistas se manejan solos, y los robots ya venden de una forma u otra reemplazando a los vendedores de carne y hueso. En muchas otras áreas, ya hay apps con millones de clientes que ofrecen servicios de abogacía o aplicaciones médicas.

Antes, cuando tenías una mancha de sol ibas corriendo al dermatólogo, ahora sacas una foto con el Iphone y te dice de inmediato si es maligna o benigna. ¿Qué harán los dermatólogos?

En cada una de las áreas se pierden a diario muchísimo trabajos. La gran pregunta que me hago al final es si la automatización va a crear un problema de desempleo mundial, o si por el contrario va a aniquilar muchos empleos pero va a crear más empleos de los que eliminará.

Soy optimista: la conclusión a la que llego es que a la larga creo que vamos a un mundo mejor, pero la transición a ese mundo va a ser muy traumática.

En una de sus experiencias, detalla como robots le atendieron en un restaurante de sushi en Japón. ¿Ya no habrá lugar ni para el camarero de toda la vida?

Fui a Japón y pernocté en un hotel todo era manejado por robots, hasta los recepcionistas eran robots. Hasta los peces en la pecera del lobby del acuario eran robóticos. Fui a muchos restaurantes totalmente automatizados, donde hasta el cocinero que hacia el sushi era un robot: con un brazo cortaba arroz, con el otro ponía el pescado.

En EE.UU. hay cada vez más. En San Francisco fui también a un restaurante totalmente automatizado: había un ayudante en la puerta para quienes no están familiarizados con las maquinas. Pero una sola persona, cuando antes había una docena.

En las cadenas de restaurantes de sushi llegas y te atiende un robot que pregunta cuanta gente hay en la mesa, te indica donde sentarte, en la Tablet indicas el menú elegido, pones la tarjeta, llega la bandeja con tu número y a comer. Solo contratan a jóvenes estudiantes a tiempo parcial para limpiar la mesa cuando te vas.

Se viene una revolución mundial en el mundo del empleo, y los países y personas que no se preparen se quedaran fuera de juego.

Por tanto, los que no estén preparados, quedarán descolgados del mercado laboral. ¿Supondrá más desigualdad?

En efecto. A medio plazo, creará mucha desigualdad y problemas sociales. Por un motivo sencillo: la gente con más educación se podrá reinventar más fácil. Pongo el ejemplo de los estacionamientos. En Israel, donde voy bastante, veo muchos parkings que tienen un señor en la puerta, te da el tiquete, y te cobra al irte. Pero en EE.UU. ya no existe eso, todos los estacionamientos son automatizados.

En el libro pongo el ejemplo de que yo siempre almuerzo los jueves con mi hijo en el centro de Miami, y siempre estacionaba mi carro donde trabajo. La señora de la caseta me conocía de la televisión, hablábamos y me comentaba mis últimos programas de CNN. Un buen día, de la noche a la mañana, despareció, y en su lugar había una máquina, que me pedía el tiquete y la tarjeta.

¿Qué pasará con esa señora? Tendrá mucha más dificultad en reinventarse y convertirse en una analista de datos que un ingeniero, arquitecto o licenciado en ciencias de computación, y ese es el gran problema de los próximos años. Los que tienen cierta educación podrán reinsertarse en los nuevos trabajos, los que no tienen formación académica o herramientas van a tener más dificultad.

Porque los trabajos que van a ser más fácilmente reemplazados por robots y los algoritmos y la inteligencia artificial son los trabajos manuales, o los trabajos repetitivos y mecánicos, como entregar un tiquete en un parking o atornillar un tornillo 1000 veces al día.

¿No sería más lógico que la tecnología mejore nuestras condiciones de vida y accesibilidad, en lugar de cargarse el sustento de tanta gente?

La mejora. Yo soy un tecnooptimista. Pero reconozco que a corto plazo, la transición a una sociedad automatizada va a ser muy traumática. Históricamente, la tecnología siempre ha creado más trabajos de los que destruyó. Pero el problema es que la aceleración tecnológica avanza tan rápido que ahora no se alcanza a crear los trabajos con la rapidez necesaria como para reemplazar a los que desaparecen.

En el pasado, el hombre tuvo miles de años para reinventarse de cazador a agricultor, y después tuvo otros miles de años para reinventarse de agricultor a trabajador manual, y hace dos siglos los que prendían los faroles a gas en las calles tuvieron 80 años para reinventarse cuando aparecieron los faroles eléctricos. Pero a la señora del parking le avisaron de un día al otro que desaparecía su trabajo. Ese es el problema que tendremos los próximos años, la transición a una sociedad automatizada.

En el periodismo, la transición digital y los avances tecnológicos pillaron desprevenidos a directivos y editores. El sector se desplomó. ¿Hay posibilidad de volver a los tiempos de oro del oficio?

Durante los últimos 40 años tenía traductores que traducían mis columnas. Ya no. Antes, traducían y yo las editaba, ahora Google Translate traduce mis columnas en un segundo, y yo las edito en el mismo tiempo que me tomaba antes editar a mi traductor.

Hasta hace poco, grababa las entrevistas y después las mandaba a transcribir a un transcritor. Ahora las grabo en Iphone, las mando a un servicio de transcripción inteligente, y en cinco minutos me mandan el texto transcrito.

Cuando terminé el libro, la editorial me pidió que leyera el prólogo para un audiolibro, y que un actor leería el resto del libro. El día que fui a grabar el prólogo, el actor me llamó para conocerme, y me dice que él se va a quedar sin trabajo, porque ya hay una aplicación que lee libros en el acento que quieras y con el énfasis que quieras.

Es decir, será muy complicado vivir del periodismo.

Todos nuestros medios se están transformando, incluidos donde tú y yo trabajamos. Porque ya no podemos vivir del papel, estamos más en el digital, y son compañías de medios más que diarios. Pero los periodistas no van a desaparecer, porque siempre hará falta alguien para relatar un hecho. Quizás más incluso, porque en la economía digital, cualquier empresa tendrá que venderse digitalmente, promocionarse, y necesitará a un periodista o un cámara que cuente su historia.

Las profesiones, la mayoría, no desaparecerán por completo, pero el que no se prepare el día de hoy, se quedará fuera de juego.

¿Se fijó en el ecosistema de innovación de Israel, país conocido como la “Start-Up Nation”, para escribir su libro?

Tengo todo un capitulo que empiezo en Israel, el del futuro de los médicos. Lo empiezo con un reportaje que hice al director de la universidad Technion de Haifa.  Está desarrollando un mini robot para que te limpie las arterias, algo similar como la máquina que te limpia la piscina.

Menciona los conceptos tecno-optimista y tecno-pesimista. ¿Dónde se encuentra usted?

Soy tecno-optimista a largo plazo y tecno-pesimista a corto plazo.

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