Los participantes de la conferencia en donde centenares de iraquíes pidieron normalizar relaciones con Israel fueron amenazados de muerte y se retractaron de sus pedidos. Incluso, algunos aseguraron que los habían engañado para que fueran.
La conferencia sucedió en Erbil, la capital de la región kurda en Irak. Allí, instaron al gobierno de Bagdag a sumarse a los Acuerdos de Abraham. Irak se encuentra en guerra con Israel desde 1948.
Como era de esperarse, la conferencia generó inmediatamente respuestas durísimas, con el presidente y el primer ministro del país condenando el evento como ilegal y prometiendo enjuiciar a los que asistieron.
La ley iraquí exige penas estrictas para los ciudadanos y residentes que mantengan contacto con israelíes. Los esfuerzos de normalización se castigan con cadena perpetua. De hecho, tres asistentes recibieron órdenes de arresto.
Las figuras apuntadas son el líder tribal Wisam al-Hardan, el funcionario del Ministerio de Cultura, Sahar al-Ta’i, el exparlamentario Mithal al-Alousi. Los dos primeros fueron oradores en el acto.
Según reportes, al-Hardan está bajo la protección de las autoridades kurdas y Al-Alousi reside en Alemania. Por el lado de Al-Ta’i, no se ha sabido nada de ella desde la conferencia.
Más allá de lo judicial, otro frente para quienes participaron son las milicias pro-iraníes de Irak. Desde allí partieron las amenazas de muerte.
«Aquellos que adoptaron la idea de la normalización en esta reunión son todos objetivos legítimos de la Resistencia Islámica … No dejaremos de perseguir a esos traidores dondequiera que estén», dijeron los Guardianes de las Brigadas de Sangre.
El clérigo Muqtada al-Sadr, que comanda las milicias de la Brigada de la Paz, amenazó en un comunicado: «Repito que si no son arrestados, tomaremos medidas estrictas».
La reunión se celebró en el Kurdistán iraquí, que goza de cierto grado de autonomía bajo el sistema federal iraquí. Los funcionarios kurdos han viajado ocasionalmente a Israel, mientras que los israelíes también han visitado las áreas kurdas.
Sin embargo, el gobierno de Kurdistán se distanció del evento luego de la controversia, pidiendo a otras facciones iraquíes que aborden el asunto «con más calma».
«No teníamos conocimiento de la reunión ni de su contenido. Lo que se expresó allí no es la opinión, política o posición de Kurdistán«, dijo el presidente kurdo Masoud Barazani en un comunicado.