VALENCIA: Más de 200 muertos mientras se buscan cientos de desaparecidos y urge la presencia del ejército.
Las alertas llegaron tarde y el Gobierno no realizó las obras contra las inundaciones en los últimos 15 años
Gonzalo Gayo/Valencia
Miles de jóvenes de Valencia y sus alrededores acuden cada día a pie para ayudar a los vecinos y familiares víctimas de la mayor tragedia sufrida en Valencia en su historia. Más de 200 fallecidos por las inundaciones desde el pasado martes están siendo identificados en la Ciudad de la Justicia para poder entregarlos a sus familiares en las instalaciones de la Feria Internacional de Valencia mientras continua la búsqueda de cientos de desaparecidos, muchos atrapados en garajes de centros comerciales y viviendas inundadas.
Las lluvias torrenciales que afectó a 13 localidades valencianas es la mayor catástrofe sufrida en esta tierra, en daños y pérdidas de vidas humanas, superando a la riada de 1957 que arrasó la ciudad tras el desbordamiento del río Turia. El número de víctimas no cesa de crecer a medida que los cuerpos de emergencias y del ejercito acceden a garajes, calles, carreteras y viviendas inundadas.
Los daños sufridos en infraestructuras son incalculables e inimaginables en un territorio devastado como si hubiera caído una ‘bomba atómica’ o un ‘tsunami’, tal y como lo describen los afectados.
El origen de la tragedia
El pasado domingo 27 de octubre, las previsiones de la agencia estatal meteorológica AEMET anunciada la llegada de la DANA (Depresión Aislada en Niveles Alto) a tierras valencianas con el 100% de probabilidades de lluvia intensa y fuertes vientos. Los primeros en manifestar su preocupación fueron los agricultores ante la recogida de la cosecha de naranjas y kakis en estas fechas, temiendo la posibilidad de pedrisco y fuertes rachas de viento. También las agencias de meteorología de Francia y Japón alertaban a sus ciudadanos y turistas de la peligrosidad de lluvias como así ocurrió el fatídico martes 29 de octubre.
Ni el domingo 27, ni el lunes 28 hubo alerta alguna en Valencia pese al anuncio “con el 100% de probabilidades” de fuertes lluvias y vientos según AEMET. El choque terminó entre un Mediterráneo caliente y los vientos fríos del Atlántico estaba servido, provocando lluvias torrenciales que quedaron atrapadas en el interior de Valencia y desencadenando el ‘diluvio’.
La tragedia se gestó a primera hora de la mañana del pasado martes en las zonas del interior de la provincia de Valencia, en Utiel Requena y Carlet. La Universidad de Valencia fue la primera en suspender las clases esa misma mañana del martes 29. También, los turistas galos y japoneses habían sido advertidos por sus embajadas de las fuertes precipitaciones que se iban a producir. Por su parte, AEMET (la agencia de meterología de España) declaraba la alerta roja y la Confederación Hidrográfica del Júcar dio aviso a las 12:20 horas del enorme caudal en la rambla del Poyo en Riba-roja. Sin embargo, la primera alarma a los móviles de los ciudadanos llegó a las 20:12 horas cuando muchos ya tenían el agua al cuello.
La tragedia estaba servida. No hubo alertas a tiempo para la población, ni de la Generalitat Valenciana, ni del Gobierno de España, ni de los medios de comunicación hasta que finalmente a las 20.12 horas se lanza un SMS desde Presidencia de la Generalitat cuando miles de personas estaban comprando en grandes almacenes, saliendo del colegio o del trabajo y dirigiéndose a sus hogares como cualquier otro día.
¿Por qué no hubo una alerta a tiempo y forma? Dicen que se investigará… pero lo cierto es que la falta de comunicación y relación política entre responsables del gobierno local y estatal ha pasado factura.
A media tarde del martes, el barranco del Pollo se desborda a su paso por Massanasa, Catarroja, Benetusser, Sedavi y Paiporta todo el casco urbano quedó inundado. La alerta llegaba a Paiporta y Sedavi anocheciendo y con los cielos despejados, por lo que muchos trataron de sacar sus coches de los garajes sin saber que el verdadero peligro no venía del cielo sino del ‘tsunami ‘ que acabaría por arrasar poblaciones enteras, destrozando todo lo que se interponía a su paso.
Los datos explican la magnitud de lo vivido, superando incluso las advertencias que lanzaron días atrás los servicios de alerta en Japón y Francia. El observatorio de Turís registró el martes un acumulado de 630,6 litros de lluvia por metro cuadrado en apenas 24 horas, la mayor cifra registrada en la Comunitat Valenciana durante el presente siglo XXI y el equivalente a más de un año de lluvias. También en Godelleta se midieron 662,31 litros en 24 horas mientras en Cheste se llegó a un dato máximo de 585,75 litros. Más del doble que la más mortífera riada sufrida en Valencia en 1957.
Precisamente en Cheste, apenas 48 horas antes finalizaba la competición del equipo israelí, junto a otras 21 naciones en la categoría de Fórmula 4 en los FIA Motorsport Games de Valencia celebrado en el Circuit Ricardo Tormo del viernes 25 al domingo 27 de octubre. Este circuito acaba de cancelar el Gran Premio de MotoGP de la Comunitat Valenciana, previsto del 15 al 17 de noviembre de 2024, por las graves consecuencias sufridas estos días.
Obras no realizadas en 15 años.
La demora en el aviso a la población no es el único problema que ha contribuido a la enorme magnitud de la tragedia. Sorprendentemente, el mismo martes el Congreso de los Diputados no suspendía la sesión en la que aprobaba un nuevo reglamento para RTVE pese al estado de alerta roja en Valencia y la indignación de los ciudadanos.
Una de las principales causas son las inadecuadas infraestructuras ante los riesgos persistentes de inundaciones como señalan informes con propuestas de obras no realizadas en los últimos años por el Gobierno de España. De hecho, el desbordamiento del barranco del Pollo, junto a la falta de limpieza de los cauces y el arrastre de cañas, así como el caos urbanístico incrementó el impacto de una tragedia como nunca antes había sucedido.
Como referencia tenemos la riada de 1957 en Valencia y el desbordamiento del Rio Turia. Tras aquella catástrofe, se desvió el cauce del río Turia realizando una de las obras de ingeniería más gigantescas de la época para construir un nuevo cauce que hoy ha salvado a Valencia capital de un desastre como el que han sufrido poblaciones por falta de inversiones. Es urgente de cara al futuro inmediato realizar las necesarias infraestructuras que permita encauzar las aguas desde Utiel hasta Paiporta, para que nunca más se repita.
Otro de los errores que magnifica la tragedia ha sido el día después. La falta de coordinación entre las administraciones y la lenta respuesta de un ejército con dificultades para acceder a las poblaciones afectadas ha generado un mayor sufrimiento entre los ciudadanos afectados con saqueos en comercios de personas desalmadas.
Los errores se suceden también en la falta de sistemas de previsión y alerta automatizados con IA que permita superar las incapacidades de los responsables políticos que aun en la tragedia se echan las culpas unos a otros. La mala comunicación del texto en las alertas siendo mal interpretado por unos ciudadanos que al no llover trataron de salvar sus vehículos, o desplazándose en autopistas colapsadas, convertidas en callejones sin salida ante el ‘tsunami’ que arrasó todo lo que encontraba.
Valencia necesitará toda la ayuda imaginable para atender a miles de personas que lo han perdido todo y que se llevó por delante infraestructuras vitales. Valencia necesita la solidaridad de todos para poder levantarse cada día.
Infraestructuras destrozadas
El ‘tsunami’ del martes 29 de octubre arrasó con todo. Aurora Israel recorrió este viernes varias zonas afectadas en las inmediaciones de Valencia. La devastación está presente en todos los rincones como si hubieran sufrido una guerra. Las poblaciones más afectadas siguen con carreteras destrozadas, líneas de tren desaparecidas y de metro inaccesibles, que hace imposible la vuelta a los colegios, al trabajo y cualquier desplazamiento. Atrapados en la tragedia miles de ciudadanos aguardan la llegada del ejército y la solidaridad que les permita volver a vivir en paz.
Las comunicaciones de Valencia con Madrid y el resto de España está seriamente afectada con daños en las vías, túneles y puentes. Más de 80 km de vías de los trenes de Cercanías, que unen poblaciones valencianas, han desaparecido del mapa o están inutilizadas, “como si hubiera caído una bomba atómica” señalan vecinos. La autovía A-3, que conecta Madrid con Valencia, registra “tremendos daños” mientras la red de Cercanías se encuentra en una situación “gravísima”, reconoció el ministro de Infraestructuras, Oscar Puente. “La circulación va a tardar mucho tiempo en reponerse”, admitió. La autovía A-7, es la que mayores daños ha sufrido a lo largo de unos 15 kms. completando el circulo que aisla a Valencia. “Su reposición va a llevar meses, pero ya estamos trabajando en soluciones provisionales y en la implantación de alternativas que ayuden a poder circular tráficos, con restricciones de velocidad”, subrayó el ministro.
Solidaridad con los afectados
Las comunidades judías de España, la embajada de Israel en Madrid y el gobierno en Tel Aviv han manifestado su solidaridad con las familias de las víctimas y el pueblo valenciano. La Federación de Comunidades Judías de España (FCJE) enviaba un sentido pésame a las familias de las víctimas expresando su solidaridad con todos los valencianos “en estos duros y difíciles momentos”. Desde Madrid, también se canaliza ayuda de urgencia con el envío de alimentos y material de primeros auxilios a través de la Comunidad judía Bet El que entregara a familias afectadas. Otras muchas comunidades judías en España y en el mundo anuncian ayudas para Valencia y sus damnificados.
Desde las Comunidades Judías en Valencia no hay que lamentar ninguna víctima, tras encontrar al único desaparecido mientras otros afectados se reubican en zonas seguras con el apoyo de las comunidades de CIV, AVIV y Shir Jadash, así como asociaciones de Amistad Valencia-Israel, entre otras muchas. Los afectados necesitan agua, leche, fiambres, aceite de oliva, pan, pan de molde, latas de atún, así como artículos de aseo personal.
Para combatir tanto sufrimiento una oleada de solidaridad llega a los afectados. Miles de jóvenes valencianos acuden a pie, cada mañana, para ayudar en la retirada del barro, atendiendo a personas mayores y niños que necesitan alimentos y ropa. Para dar un simple abrazo y compartir las lágrimas que inundan tanto sufrimiento.
Los primeros en abrir caminos, despejando montañas de barro y vehículos fueron los agricultores con sus tractores, salvando vidas junto a vecinos y jóvenes voluntarios. Es indescriptible tantos casos de heroicidad que definen el carácter de un pueblo. Desde la asociación de agricultores la Unio de Llauradors, Carles Peris señala que Valencia ha sufrido “un “apocalipsis”. La devastación en múltiples localidades es como de “guerra nuclear”. “Desde Utiel (en el interior) hasta Pinedo (junto al mar) se han roto sueños, truncado expectativas. Ha roto vidas. Su desolación es máxima, porque no ven el final de un desastre que jamás olvidarán y saben que tardarán en volver a la ‘normalidad’. Hoy saldrá el sol, pero el barro seguirá ahí”, señala Peris.
La ayuda deberá prolongarse en el tiempo. Se tardará meses y años para poder restablecer un ápice de normalidad sabiendo que nada será igual. Las pérdidas humanas superan las 200 personas y los daños materiales son incalculables. A estas horas, se trata de restablecer los suministros de luz y agua, mientras se buscan a cientos de desaparecidos en poblaciones, viviendas arrasadas, polígonos industriales y escuelas que tardarán meses en poder abrir sus puertas.
La presidenta de la Unión Europea, Ursula Vonder Leyen, señala que “Hay pueblos enteros cubiertos en barro. Europa está lista para ayudar. Hoy nuestras banderas ondean a media asta en solidaridad con el pueblo español. Lloramos con vosotros. Juntos nos levantaremos”.
En busca de cientos de desaparecidos
La tarea prioritaria sigue siendo la búsqueda de cientos de desaparecidos. Entre ellos figuran cuatros destacados empresarios valencianos, Miguel Burdeos, José Luis Marín, Vicente Tarancón y Antonio Noblejas, a los que sorprendió la tromba de agua a la salida de una comida en la población de Chiva, cuando regresaban a Valencia.
Voluntarios que hemos encontrados en el camino comentan que “lo peor está en los garajes cuando mucha gente estaba comprando y otros cuando trataron de salvar sus vehículos”. Los cuerpos de los fallecidos son trasladados para su identificación a los equipos forenses en la Ciudad de la Justicia para su posterior entrega a familiares en el otro punto sito en la Feria Valencia, convertido en un improvisado y gigantesco sanatorio. El comité de crisis que coordina la asistencia a las víctimas habilitó un teléfono (900 365 112) para atender a quienes desconocen el paradero de sus seres queridos.
Los próximos días seguirá lloviendo mientras se desplaza hacia Castellón y la comarca de La Safor, según informa Aemet. Mientras tanto, los alcaldes y alcaldesas claman para que de una vez llegue el ejército y la ayuda necesaria. La ministra de Defensa, Margarita Robles, asegura que las unidades de refuerzo procedentes de los cuarteles de Zaragoza, Murcia y Bétera ya se encontrarían desplegadas en algunas zonas afectadas de la provincia de Valencia. “El Ejército va a estar en todos los municipios afectados”, ha afirmado Robles. “Vamos a desplegar todos los efectivos que hagan falta el tiempo necesario”, ha añadido.
Mientras tanto, miles de valencianos que lo han perdido todo aguardan la solidaridad y ese abrazo que les permita levantarse cada día, sabiendo que lo mejor del ser humano está de su lado, trabajando codo con codo para salir adelante tras la peor pesadilla de sus vidas.