Rosh Hashaná, el año nuevo judío, momento álgido para una fábrica de sombreros española

4 octubre, 2024 , , ,
Judíos ultraortodoxos rezan en el Muro Occidental (conocido en el mundo gentil como el Muro de los Lamentos) de Jerusalén Foto ilustración: MoneyforCoffee vía Pixabay

Los judíos celebran estos días el año nuevo, Rosh Hashaná, algo que para una empresa de sombreros española, líder en cubrir las cabezas de judíos ortodoxos, es uno de los momentos álgidos de producción y venta a nivel mundial.

De la fábrica de Fernández y Roche-Industrias Sombrereras Españolas (Isesa), en el pueblo sevillano de Salteras (sur), salen cada año más de 100.000 sombreros, de los cuales el 60 % van a judíos de Nueva York y varias ciudades de Israel. Su mercado es fiel, con una clientela que en algunos casos renueva sus sombreros dos veces al año, de modo que la demanda no cae un ápice en ningún momento.

Uno de los «picos de demanda, que van en función de todas sus festividades», cuenta Abraham Mazuecos, director general de Isesa, es precisamente la celebración del año nuevo judío, que termina este viernes. «Después está su Pascua judía, que puede ser su época más fuerte», dice, en unas fechas que coinciden más o menos con la Semana Santa católica.

Otro punto álgido es cuando llega Hanukkah, que se celebra a la altura de las Navidades cristianas, “y distintas festividades en los que se notan picos de venta”, con cifras globales de facturación en torno a los ocho millones de euros (más de 8,82 millones de dólares) anuales, y con la base de llegar a los clientes de Nueva York y las ciudades de Israel donde están en torno al 90 % de los judíos de todo el mundo.

En la fábrica se adaptan a los gustos de los clientes, porque “ellos utilizan dos sombreros, uno durante la semana y otro durante el shabat o shabbat», su día sagrado, con modelos distintos “en función del grupo en el que estén”. La única condición de base es que sean sombreros de negro riguroso.

Israel y EE. UU., principales mercados

Mazuecos explica que se trata de un trabajo manual, artesano e intenso en una perfecta cadena de trabajo que también termina, por ejemplo, en las cabezas de algunos británicos con sus inseparables sombreros de copa.

De la fábrica salen todos los años unos 100.000 sombreros, de los cuales alrededor del 60 o 70 % van dirigidos al mercado judío ortodoxo. Entre 20.000 y 25.000 llegan a Israel, “donde se comercializan por todo el país”, en ciudades como Jerusalén o Tel Aviv.

“En Estados Unidos hay un mercado un poco más, digamos que, irregular”, dice, con una cifra que llega a más de 30.000 al año.

Un sombrero muy concreto 

Los sombreros para los judíos ortodoxos tienen unas medidas muy estrictas, y se van haciendo en una cadena perfecta y artesana que va de mano en mano de la plantilla de la fábrica en una perfecta coreografía.

Fernández y Roche-Industrias Sombrereras Españolas (Isesa) comenzó a funcionar en 1885, y algunos de sus productos siguen un complejo proceso de más de 200 minuciosas operaciones.

Entre ellos están los sombreros usados por los judíos, que son de dos tipos: flexibles o «bent down», o duros o «bent up». Algunos de sus clientes estrenan sombreros todos los años o dos veces al año, y donan los modelos antiguos a personas con menos recursos económicos.

De ese modo, sigue teniendo vida el sombrero fabricado a miles de kilómetros de su casa en un polígono de un pueblo sevillano de poco más de 5.500 habitantes. EFE

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