Hassan Nasrallah Foto: Al Manar

por Mauricio Aliskevicius.

 Artículo recibido en nuestra redacción el 27 de setiembre 2024 a las 20:41 horas

Quiero aprovechar este momento, al acercarse el fin de año, que es momento de hacer un balance del año que termina. Aprovecho también el momento de finalizado el discurso de nuestro primer ministro Netanyahu en las Naciones Unidas, que significó la reafirmación de muchos puntos que hasta ahora podrían ser discutibles, pero que hoy quedaron confirmados.

Iré nombrando uno por uno:

1 – La guerra contra Hamás – Hemos perdido miles de vidas, civiles y de nuestros soldados. Hemos perdido millonadas de dinero por los gastos para una guerra tan prolongada, por el material bélico, la cantidad de edificios e instalaciones que rompieron las bombas y misiles del enemigo, la economía casi paralizada. Hemos perdido el prestigio de nuestras fuerzas armadas y servicios de inteligencia, porque el mundo entero (y nosotros) tuvo a la vista cómo fuimos engañados por un grupo de fanáticos islamistas que ni siquiera se podía llamar “ejército enemigo”; pasamos a ser el hazmerreir a nivel mundial. Hemos perdido la unidad del pueblo (si alguna vez la tuvimos) por el tema de los rehenes, que aún está por resolverse.  Mientras tanto nos jactamos de haber eliminado a los altos mandos de Hamás, pero Sinwar y su familia siguen mirando televisión en algún punto de Gaza, disfrutando de nuestras discusiones internas y de que siguen bombardeando Israel mientras yo estoy escribiendo estas líneas. En síntesis, no ganamos la guerra, no tenemos los rehenes, no tenemos a Sinwar, y el sur sigue siendo peligroso para rehabilitarlo. 

2 –  La liberación de los rehenes – Nunca se supo, tal vez nunca se sabrá, qué planes tenía el gobierno para lograr liberarlos. Primero canje, luego no canje, ahora ni lo uno ni lo otro. No podemos saber siquiera cuántos quedan vivos, tal vez nunca más los veamos con vida. No depende de nosotros, depende del capricho de los asesinos de Hamás y Jihad Islámica. Es lamentable que los responsables ni siquiera tienen la valentía de decirles en forma directa a los familiares esa realidad: que nunca más los volverán a ver. Lo que dijo en el discurso de nada sirve, sólo conformar un poco a los familiares que lo acompañaron.

3 –  La guerra contra Hezbollah – Ya es prácticamente evidente que el ejército por más que hizo con bombardeos y con el truco de los walkie-talkies, no pudo todavía localizar a Nasrallah, y aunque del país de los cedros no quede ni un edificio de pie no podrán destruir al Hezbollah, y por más que maten a los comandantes, surgirán nuevos comandantes que seguirán la guerra eternamente. Nada pueden hacer contra los túneles cavados en piedra, nada pueden hacer contra el poderío militar. Si despejamos una franja al sur de 10 klm., nos tirarán misiles desde un poco más al norte. Si invadimos con infantería lograremos que rodeen a nuestro ejército y perderemos muchos de nuestros soldados. Si nuestra infantería entra a Líbano, inmediatamente decenas de miles de soldados irakíes, iraníes y sirios estarán junto a Hizballah enfrentando a nuestro ejército.

4 –  El tratado de paz con Arabia Saudita –  Este tema ni precisa mencionarse, se ve todo tipo de actitudes y declaraciones de los sauditas, que no harán nada con Israel mientras no haya paz con los palestinos y se permita un país palestino en nuestras fronteras. Y sin saber cuáles fronteras.

5 –  El discurso en las Naciones Unidas – El señor Netanyahu, en su perfecto inglés, hizo el peor discurso de los miles que tiene en su trayectoria política. Además de hablar como si fuera un pastor evangélico, habló igual que ante el Muro de los Lamentos. Lo escucharon las paredes del recinto de ONU, y algunos periodistas que a la pesca de qué ridiculizar y echarle en cara, lograron material para reírse de nosotros durante mucho tiempo. El solo hecho de que casi todos los integrantes de ONU se retiraron para no escucharlo, demuestra cuán estúpida fue su idea de ir a dar un discurso, en un sitio donde cualquiera sabe que hasta el aire está en contra de Israel. ¿A qué fue Netanyahu a Estados Unidos? ¿Qué pensaba lograr? 

6 – Irán – Todos sabemos que Irán es la cabeza de nuestros problemas. El mundo entero lo sabe, el mundo entero sabe que una víbora o un pulpo se combaten cortándole la cabeza. No hay otra forma. Nada hemos hecho en ese sentido. De ninguna manera puedo creer que Estados Unidos envió toda la flota militar para evitar que Irán atacara a Israel. Biden mandó los portaviones para evitar que Israel atacara a Irán. Ese punto no es cien por ciento culpa de Netanyahu, pero muchos países habrían reaccionado de otra forma si esto se hubiera hecho público. Seguramente hasta Arabia Saudita habría ayudado a Israel. Claro, está de por medio la próxima elección de presidente de Estados Unidos. Este silencio debe haber sido el motivo principal del cambio de actitud de Donald Trump hacia Netanyahu y de rebote hacia Israel.

7 –  El futuro inmediato de Israel –  Malo, muy malo. Nuestro primer ministro ya le hizo tanto mal a Israel que lo único que le queda por hacer es seguir estando en ese cargo de gobernante. Personalmente siempre he afirmado que cuando Netanyahu haga algo bueno lo aplaudiré. En sus casi dos décadas de gobierno he aplaudido que fuera el primer gobernante a nivel mundial que le “paró el carro” a un presidente norteamericano (Obama). Así lo pagamos. Y creo que moriré sin que Netanyahu haga una segunda cosa bien que se pueda aplaudir. Le sugiero una: renunciar.

La culpabilidad de Netanyahu en la situación actual es más que evidente. Se peleó con el ministro de defensa, se peleó con los de la oposición que al principio ofrecieron apoyo, se peleó con los dos cabecillas de Estados Unidos: Trump y Biden, pese a que ambos ofrecían apoyo.

Por más que habló en las Naciones Unidas, no logró nunca que países cambiaran su voto para favorecer a Israel.

Pero no quiero terminar este razonamiento sin aclarar que la culpa no recae  solamente en Benjamín Netanyahu. También son culpables las cabezas de la oposición, porque no lograron ponerse todos de acuerdo para buscar un camino juntos y lograr derribar a este gobierno. Si no lo hicieron en este el peor momento de la historia de Israel, no lo sabrán hacer en el futuro.

Tenemos muchos políticos, demasiados tal vez, pero nos falta un estadista. Con uno solo bastaría.

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