por Dr. Israel Jamitovsky
Un signo alentador en estos tiempos aciagos y difíciles que estamos viviendo en Israel. En estos días trascendió que la Universidad de Bar-Ilán sita en la ciudad de Ramat-Gan, recibió una donación de mil millones de shekel(aproximadamente doscientos setenta millones de dólares americanos).Esta donación equivale a un 70% del presupuesto anual de la Universidad.
El donante es un veterano sionista americano que combatió en la Segunda Guerra Mundial, que optó por mantenerse en el anonimato, egresado de la Universidad de Columbia y que durante cuatro años negoció su donación con la Universidad de Bar-Ilán en derredor del área en que se invertirán estos fondos así como los restantes términos y condiciones que finalmente cristalizaron la referida donación.
Desde la propia universidad se informó que una vez trascendida, la donación y su envergadura ya suscitaron el interés de los investigadores de distintos espacios de la ingeniería que en la actualidad operan en Estados Unidos.
La antedicha aportación se torna aún mas trascendente en nuestros días a la luz del galopante antisemitismo reinante en espacios académicos de Estados Unidos y Europa, el creciente boicot internacional que padecen los científicos e investigadores israelíes por su mera condición de tales reflejado en el vacío a que son sometidos, en marginarlos y no ser invitados a participar en congresos y simposios de su especialidad, en obstaculizar e impedir que sus elaboraciones e investigaciones vean la luz en publicaciones pertinentes y en general la presión que sectores antiisraelíes ejercen sobre distintas universidades y centros universitarios en cortar todo vínculo con sus pares israelíes. De todos modos, cabe señalar que los términos de la donación fueron convenidos con el donante previo a los acontecimientos del 7 de Octubre.
Pauta de la envergadura de la antedicha donación, lo marca el hecho que el Gobierno de Israel aprobó la semana pasada un programa para promover la reincorporación de científicos e investigadores del exterior por un costo de 730 millones de Shekel durante un plazo de 7 años. Dicha resolución permitirá el retorno a Israel de 56 investigadores y científicos. Conforme a la donación recibida, la Universidad de Bar-Ilán se propone incorporar entre 70 y 80 nuevos científicos e investigadores, es decir un número mayor al resuelto por el propio gobierno de Israel.
Donaciones recibidas en el pasado y en el presente
La donación más significativa y cuyo suma supera a la que recibió en esta oportunidad la Universidad de Bar-Ilán se remonta al año 2016.En esta ocasión, se trata de la Universidad Ben Gurión y su monto fue de 400 millones de Dólares. Entre las donaciones efectuadas últimamente y que trascendieron, cabe destacar la efectuada al Instituto Científico Weizmann de la ciudad de Rejovot por monto de 400 millones de Shekel destinados a la erección de la Facultad de Medicina, en tanto que la Universidad de Haifa anunció la donación de 200 millones de Shekel para la erección en su espacio también de la Facultad de Medicina. Ambos establecimientos configuran un valioso aporte ya que se ha señalado frecuentemente que el número de médicos que posee Israel es insuficiente (especialmente en la periferia) y urge acrecentar su número.
Desde espacios académicos, se señala que por su dimensión se trata de una donación que se registra una vez cada cuantos años y hay que tomar en consideración igualmente, que las nuevas generaciones de judíos americanos son menos propensas a invertir en Israel en relación a las que le precedieron.
El futuro de Israel radica en el Deep Tech
El presidente de la Universidad de Bar-Ilán Prof. Arie Zaban señaló que los fondos de la antedicha donación se verterán no sólo en la incorporación de nuevos científicos a la universidad, sino fundamentalmente en la erección de decenas de laboratorios dotados de avanzadas infraestructuras de investigación, poniendo especial énfasis en el espacio de la tecnología profunda(Deep tech).
La tecnología profunda alude a la organización de nuevas empresas(startup) que apuntan a contemplar y obtener soluciones tecnológicas a la luz de los nuevos desafíos. Por su propia naturaleza, asumen retos que exigen una prolongada investigación y desarrollo, así como una respetable inversión de capital antes de ver sus frutos y poder ser eventualmente comercializados.
Los sectores de tecnología más destacados son entre otros, la inteligencia artificial, biotecnología, robótica, inteligencia sobre amenazas cibernéticas. Suelen instrumentarse y aplicarse en espacios trascendentes como la agricultura, las ciencias biológicas, la química, la energía verde y la industria aeroespacial.
En un sondeo que en al año 2019 promovió la empresa BCG, afloraron 8500 empresas de tecnología profunda pertenecientes a 50 países. De ellas 195 son israelíes lo que ubica a Israel en el lugar número 11 en el número absoluto de empresas de startup, un logro fuera de serie. Según dicho informe, las empresas israelíes de este espacio se desenvuelven principalmente en el espacio de la inteligencia artificial, aviones que operan sin pilotos y robótica.
Bravo. Si esa inversión es replicable, para uno o dos cupos de investigación, en la Universidad de Bar-Ilán, me uno a esa labor, junto con mi novia. Gracias.