Una resonancia emocional poderosa

31 mayo, 2018

Haodef Bishvilja (Keep the change, EE.UU., 2017). Dirección y guión: Rachel Israel.
Se trata de una comedia romántica algo sui generis, considerando el carácter de los protagonistas. Ser diferente no es tan fácil, especialmente para David que se mete en líos por el autismo que padece. Después de contar chistes que involucran a un policía con chancho, en uno de los chistes anodinos que anda esparciendo, la corte lo condena a formar parte de un grupo de apoyo de gente con problemas semejantes, llamado “Conexiones” que tiene reuniones en un centro judío de Nueva York.
David soporta de mala gana esas reuniones y oculta de mala gana la superioridad que siente sobre los miembros bastante más afectados por la enfermedad. David busca pareja en los sitios de conocimiento de Internet sin revelar su estado y esos encuentros terminan tan pronto como empiezan cuando las mujeres se dan cuenta de la problemática, él tiene unos arranques de espasmos vocales repentinos y además sigue con sus chistes sosos, así que en todos los casos ellas optan por desaparecer.
Como dicho, con los compañeros de aflicción es arrogante y negativo pero todo eso comienza a cambiar cuando la instructora reparte tareas y en una de ellas se lo obliga a él y a la sonriente Sara a ir a una tarea, ir a visitar el famoso puente de Brooklyn y registrar o referir las impresiones de esa visita. Mal predispuesto, David va con la sonriente Sara que en realidad es su polo opuesto, ella también padece autismo y tiene dificultad de aprender pero su acercamiento es siempre positivo, ve en David una persona muy atractiva y se lo dice sin ambages, no tiene reservas para decir lo que se le pasa por la cabeza. De ahí en adelante se crea una conexión entre David y Sara, una especie de dinámica que le hace ver a David que no hay motivos para sentirse superior a ella.
Ya se ha dicho que no son los protagonistas clásicos de la comedia romántica, él no es ningún galán y tampoco ella es una de las figuras habituales en tales circunstancias. David pese a su edad sigue viviendo con sus padres que tiene una posición económica desahogada, viaja siempre en taxi y hasta lo lleva el chofer de la familia cuando hace falta. Sara vive con su abuela alcohólica y viaja en autobús.
La disparidad es evidente y se agudiza cuando David presenta a Sara a sus padres, sobre todo su madre no está encantada con la nueva novia, “novia”, exclama, si sólo se conocen dos semanas, y ya quiere casarse. Los amigos de David son los típicos intelectuales neoyorquinos y ahí Sara se siente como mirada de arriba, incómoda, pese a su buen talante natural.
Hay una ruptura como en toda comedia romántica pero David se ve muy afectado y quiere volver a esa relación, algo que se le impide en el grupo que está poniendo en escena una obra teatral. El título original que es también “Guarda el vuelto”, esta es la actitud constante de David con los distribuidores de servicios, una alusión bastante clara.
La cineasta evita sentimentalismos fáciles en las circunstancias y su acercamiento es natural en la locación tan clásica como es Manhattan. La escena final es una joya de realización, inesperada, emocionante, corolario de un trabajo que le ha valido a Israel los premios más distinguidos en el Festiva Tribeca de Nueva York, es una oda al auto descubrimiento y la aceptación. Es de señalar además que la cineasta trabaja con actores no profesionales que lo hacen de una manera meritoria.■

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