Una campaña israelí junta 200 mil euros para los niños de Siria

20 diciembre, 2016

Una campaña israelí a través de una plataforma de «crowdfunding» ha conseguido reunir casi 200 mil euros, en solo tres días, para ayudar a los niños de la guerra civil en Siria, en medio de un debate sobre el papel de Israel frente a las masacres en ese conflicto y el recuerdo del Holocausto.

La campaña, iniciada por la ONG «Just Beyond the Border» (Justo al otro lado de la frontera), tenía el objetivo inicial de reunir 600 mil shékels (unos 150 mil euros o 156 mil dólares) en el plazo de un mes, cantidad superada antes de las 48 horas.

«Ha sido toda una sorpresa y nos ha emocionado», reconoce Shivi Froman, uno de sus organizadores e hijo de un conocido rabino que durante el proceso de paz de Oslo fue de los primeros colonos en reunirse con Yasser Arafat y hasta negociar con el grupo terrorista islámico Hamás.

De largos tirabuzones y residente en el asentamiento judío de Tekoa, en Cisjordania (Judea y Samaria), Froman explica que comenzaron su campaña por las víctimas sirias el pasado día del Yom Kipur, el más sagrado del judaísmo, con rezos en diferentes sinagogas del país.

«Difundí una entrada por las redes sociales y la gente instó a hacer algo más concreto. Como seres humanos, judíos e israelíes, no podemos permanecer al margen de las masacres», argumenta al evocar el silencio de los aliados ante el Holocausto durante la Segunda Guerra Mundial.

Y «por lo tanto no podemos permanecer impasibles», agrega, ante lo que ocurre en Siria, país con el que técnicamente Israel está en estado de guerra.

Precisamente ese episodio, en el que murieron seis millones de judíos, es el que les llevó a fijar la simbólica cifra de 600 mil shékels.

«Yo sugerí seis millones pero me dijeron que era demasiado ambicioso. Bajé a un millón y medio, por los niños judíos asesinados en el Holocausto, y finalmente acordamos 600 mil», afirma.

La vertiginosa campaña ha conseguido hasta ahora la participación de más de 4.600 donantes y la cifra de 796.559 shékels (198.643 euros o 206.898 dólares), que servirán para adquirir productos para niños, unas víctimas que «están por encima de la política y que no son culpables de nada».

«Da igual quién lleva o no razón (en el conflicto), quién es el bueno y quién es el malo. Lo que nos importa es echar una mano y ayudar a los inocentes», señala otro de los organizadores, Yotvat Fireaizen Weil.

La ayuda será trasladada en productos básicos a los campos de refugiados y ciudades más castigadas por la guerra a través de la ONG Israel Flying Aid (IFA), por vías que Froman no ha querido desvelar para no ponerlas en peligro.

La campaña coincide con un debate interno estos últimos días sobre el papel de Israel en el conflicto sirio, con voces que se dividen entre la intervención militar para impedir las masacres o quedarse al margen y no desencadenar una guerra regional o religiosa, dada la multiplicidad de participantes en la contienda y el carácter judío de Israel.

«Se puede entender por qué Netanyahu es reacio a enviar a la Fuerza Aérea (..)  para salvar a los asediados en Alepo. Pero tampoco ha ofrecido vías alternativas para aliviar su dolor, más allá de ofrecerles tratamiento médico en el Golán», escribió hace unos días el director del diario Haaretz, Aluf Ben, en un artículo emblemáticamente titulado: «¿Dónde está el Raoul Walleberg israelí?».

Y acusa a «todos los políticos y funcionarios israelíes» de ser «socios del agravante silencio frente a los crímenes en Siria».

Sin embargo, el no menos progresista Nahum Barnea, del rotativo Yediot Aharonot, considera que «ninguna actividad pública de Israel habría conseguido salvar a Siria» y «nos habría arrastrado a una aventura militar destinada al desastre».

«Netanyahu merece una felicitación por todo lo que ‘NO’ ha hecho Siria», concluye.

Frente a ellos, Fahed Al Masri, líder del Frente para la Salvación Nacional en Siria, apela repetidamente a Israel para apoyar a los rebeldes porque espera que «el pueblo que ha sufrido horrendas masacres en los campos de extermino» salga por lo menos a manifestarse en masa.

Su último llamamiento, el viernes, no pasó inadvertido y cientos de israelíes se concentraron al día siguiente para protestar en Jerusalén frente a la residencia del primer ministro, y en Tel Aviv con una cadena humana entre las embajadas de Estados Unidos y Rusia, que se repetirán en principio el sábado. EFE y Aurora

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