Un nuevo capítulo de la novela Obama – Netanyahu

29 diciembre, 2016

¿Caza de brujas o información irrefutable?

Bernardo Ptasevich

Marchas y contramarchas, idas y venidas, rumores y desmentidos, cuentos o realidades, verdades o mentiras. Tales son las opciones que debemos poner en la mesa con cada información que recibimos ya que todo depende de la fuente donde nacen las noticias o de los intereses de quienes las formulan.

Obama se toma revancha o se quitó la careta
Durante el mandato de Barack Obama se habló mucho sobre su tendencia pro-palestina, y que su ayuda a regañadientes para Israel era obligada por la oposición y el lobby judío americano. Con sus últimos actos confirma esto que muchos pensaban, o solamente se trata de una reacción emocional al sentirse atacado y poco respetado por el primer ministro israelí. No olvidemos que Bibi Netanyahu lo ha desairado en los últimos tiempos en forma permanente, entrando en los rincones del Congreso, interfiriendo en la política interna de ese país y para finalizar apoyando a su oponente en las elecciones que acaba de perder, motivos más que suficientes para que B. Obama se tome revancha no encontrando mejor forma que molestar al gobierno israelí aunque de paso perjudique al Estado de Israel y al pueblo judío. No se trata de si está bien o mal el tema de los asentamientos ya que en todos estos años no pasó de declamaciones políticas al respecto. Se trata de saldar una cuenta personal mientras todavía tiene algo de poder. Ha metido la relación de los Estados Unidos e Israel en un gran brete que nuevos gobernantes deberán solucionar en el futuro.

Netanyahu no ayuda y reacciona como el malo del barrio
En hebreo sería “NU NU NU” como a los chiquitos en la escuela cuando se portan mal, en criollo chas chas en la nalga a los que no han cumplido con el orden establecido. En hebreo sería “ónesh” y en criollo penitencia. Así reaccionó el primer ministro ante los amigos que tienen relaciones diplomáticas y negocios con Israel, sin siquiera pensar si ello será bueno o malo para el país. Le alcanza con saber que pondría en claro que contra Bibi nadie se hace el vivo sin pagar el precio. Es parte de su personalidad, de sus estrategias pero también de sus explosiones irracionales cuando se encuentra acorralado.
Allí sale el conejo de la manga, en otro momento fue “los árabes salen en camiones a votar” por nombrar sólo alguna de las situaciones límite, y ahora la que ya conocemos. Llamar a los embajadores, darles un rezongo unido de amenazas sobre apoyo o negocios, y dejar bien claro que la próxima vez esto se podría hacer efectivo. Es que hay resoluciones pendientes para estos días todavía en periodo de gobierno de Barack Obama y Netanyahu piensa que el resultado será el mismo que en la última votación de la ONU.

Obama quiere dejar minado el camino de Donald Trump
Tanto en la política interna como principalmente en la internacional el Presidente B. Obama quiere dejarle muchas dificultades al nuevo gobierno. Para ello trata de aprobar todo tipo de medidas contrarias a lo que ya sabe que Donald Trump quiere hacer esperando que ello dificulte sus primeros pasos. Como si la campaña electoral no hubiese finalizado el Presidente Obama no ha asumido aún que todo va a cambiar en uno u otro sentido. La influencia de Obama e incluso de los Demócratas no será suficiente para que la personalidad de D. Trump tome impulsivamente todas las medidas que el cree serán convenientes a su gobierno y a los Estados Unidos. Está claro que más allá de las primeras declaraciones en que ofrecía al mandatario electo su ayuda y los deseos de éxito, las cosas en la práctica son absolutamente inversas y ya no se preocupa por disimularlas.

Donald Trump interviene antes de asumir
Demostrando que su personalidad es diferente a la de su predecesor, tomando inmediata posición frente a diferentes temas, nombrando sus asesores y ministros de forma de marcar la cancha, ahora el presidente electo interviene a favor de su amigo Netanyahu en devolución de favores. En la última votación de la ONU logró presionar a Egipto en manos de su Presidente Al Sisi y ahora con más tiempo lo hará con otros países que reciben mucha ayuda de EE.UU.. Esta cuestión no se resolverá con razones, no habrá convencimiento sino intereses. Si hay un cambio de posición de los miembros de la ONU en futuras votaciones ya sabemos a qué se debe. Pero no debemos olvidar que la conformación de ese organismo hace hoy que se trate de un foro antisemita, anti israelí y pro palestino. Hasta el propio Ban Ki Moon lo ha dicho claramente al retirarse de su cargo, dejando en claro que a pesar de su poder no había podido hacer nada para evitarlo (en caso de que creyéramos que si quería hacerlo). Cuando en los próximos días, el secretario de Estado John Kerry pretenda fijar ante la ONU los parámetros que propone EE.UU. para la creación de un Estado Palestino, Barack Obama impulsará o por lo menos apoyara alguna nueva resolución al respecto y Donald Trump hará todo lo posible por evitarlo. Hoy día ya está en contacto con muchos países que votaron la resolución anterior para advertir que su posición respecto a Israel en próximos debates afectará la relación económica con los Estados Unidos cuando él asuma el gobierno.

Netanyahu – Obama, una novela en capítulos
Asistimos quizás al último capítulo de la novela entre los gobernantes de los EEUU e Israel. Barack Obama buscó aliados y Bibi Netanyahu busca culpables. Caza de brujas o simplemente parte de la política internacional, los intereses y los negocios. Quizás todo junto, pero no exento de política, de poder, de medir fuerzas y confirmar quién manda. El primer ministro de Israel dice estar convencido de que Obama fue el promotor de todo lo sucedido y que cuenta con “información irrefutable”.
Si ello se confirmara, Obama quedaría muy expuesto ante sus propios ciudadanos con una conducta individualista y revanchista que no es el estilo de los votantes norteamericanos. Podría estar en juego su futuro político si aun el Sr. Tiempo, que deja con su magia todo en el olvido, decidiera que puede tener un segundo round.
Si el desarrollo de los asentamientos está bien o mal, si los colonos están siendo utilizados políticamente, si las alianzas de gobierno peligran en cada decisión al respecto, es harina de otro costal. Lo que está claro es que la paz entre israelíes y palestinos está cada vez más lejos de ser posible. Ni los Estados Unidos, ni la ONU, ni Rusia u otras potencias podrán hacer lo que tienen que hacer las partes involucradas. Por el momento no hay interés ni de una ni de la otra parte. En momentos de festividades para millones de habitantes del planeta, Shalom (paz), parece solo una palabra para los libros y los artículos periodísticos.
Fuente: Memorias del Mundo ■

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