Tras 25 años vuelve “El Niño Sueña” de Hanoch Levin

7 marzo, 2018
Omri Nitzan

El teatro Hacameri y el Teatro Habima reponen una versión especial de la obra maestra de Hanoch Levin “El Niño Sueña, 25 años después de su estreno en 1993, entonces fue una producción conjunta del Teatro Habima, el Teatro Haifa y el Festival Israel.

Pero Levin, como de costumbre, es ahora más relevante que nunca y Omri Nitzan, director artístico del Teatro HaCameri, vuelve a dirigir la obra tal como lo hizo hace 8 años cuando la Opera Israelí en 2010 la puso en escena como una ópera israelí homónima con música de Gil Shohat. Con un elenco estelar con artistas de ambos teatros, se está presentando en ambos escenarios.

Hanoch Levin es uno de los grandes poetas dramaturgos de nuestro tiempo que sabía gestionar mediante la poesía pura y abstracta las tragedias con realismo ingenuo y cínico y supo elevar el nivel de tragedia universal. Poeta, escritor músico, escribió obras de teatro, parodias, canciones, cuentos y poesía. Desarrolló un lenguaje teatral único que combina texto escrito dramática y poética e imágenes diseñadas con actores, escenógrafos, vestuario e iluminación, músicos y coreógrafos.

Esta obra es considerada una de las piezas más importantes de Israel y una de las más poéticas, en ella Levin describe un viaje alegórico de los refugiados que no son bienvenidos en ningún lugar y salen en busca de asilo. La trama la escribió inspirada en la película del inglés Stuart Rosenberg titulada “El barco de los damnificados” (1977), describiendo el viaje del buque “St. Louis” durante la Segunda Guerra Mundial, que lleva de una estación a otra a un grupo de refugiados perseguidos y al llegar a la costa de algún estado se les prohíbe la entrada y por lo tanto se predisponen a la perdición por encima de todo en este argumento se destaca la imagen enigmática del niño, símbolo de la ingenuidad en todos sus aspectos.

A través del niño y de su muerte se examina no sólo la relación entre madre e hijo, entre hombre y mujer, entre el ciudadano y el Estado sino que además la crueldad y la compasión y el débil límite entre la representación abstracta de realismo con los motivos de la fantasía, el “inocente” contra lo amorfo sentimentalismo. ■

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