Tormentas y relámpagos

22 marzo, 2017
Barco Exodo - Foto Wikipedia

Segisfredo Infante
Honduras

Honduras, el mejor aliado de Estados Unidos en América Central, se encuentra en uno de los peores momentos de incertidumbre. Entre otros motivos porque con una facilidad asombrosa algunos individuos poderosos, con visión de corto plazo, olvidan que nuestro país ha sido ese mejor aliado de la “Metrópoli del Norte”, cuando menos desde la Segunda Guerra Mundial. En esa guerra murió peleando en Europa el teniente coronel Manuel Humberto López (formado en Estados Unidos por las fuerzas armadas norteamericanas), quien era hijo de mi tío abuelo materno olanchano, el general Rosendo López Osorio Cubas, uno de los jefes de la “Trujillo Railroad Company”. En algún momento le solicité a mi amigo Charles Bakota que hiciera averiguaciones en los archivos norteamericanos sobre detalles de la vida del héroe hondureño, y a la vez soldado estadounidense, que ofrendó su sangre y su vida peleando contra los nazis en tierras europeas. Una pariente mía (cuyo esposo es norteamericano), que vive en la colonia La Reforma de Tegucigalpa, me ha ofrecido, desde hace varios años, algunos detalles específicos sobre este importante asunto familiar, con fuerte peso histórico. Por consiguiente, sigo como a la espera de tal información.
Por otra parte, en un libro titulado “The Voyage of the Ulua” de Ariel L. Eliav, escrito en la tradición del “Exodus” del año 1947, se hace constar que un barco cargado de ciudadanos judíos sobrevivientes del Holocausto (que en ningún puerto del mundo querían recibir), logró navegar hasta “Tierra Santa” con bandera hondureña, gracias a las iniciativas del escritor y diplomático catracho, nacionalista dicho sea de paso, don Jorge Fidel Durón (QEPD), a quien le publicamos la novela romántica “El Barrio Encantado” (con algunas observaciones impertinentes mías) en la vieja Editorial Universitaria de la UNAH. Pero los judíos saben ser agradecidos y sospecho que nunca han olvidado este importantísimo detalle de solidaridad, tanto del Estado y del gobierno nacionalista hondureño de aquel entonces, como de don Jorge Fidel Durón, uno de los ciudadanos, bibliógrafos y académicos más distinguidos con que ha contado nuestro país, a quien tuvimos el placer de conocer, conversar y de estrechar su mano. También se debe recordar que el Estado de Israel apoyó a Honduras, poco después de la guerra honduro-salvadoreña de 1969, en materia de aviación de guerra y de entrenamiento militar moderno.
De esto puede dar constancia el “aguilucho” sobreviviente, mi amigo el coronel retirado don Francisco Zepeda Andino, quien se destacó en la mencionada guerra de 1969. También recibimos el apoyo del Estado socialista “No” alienado de Yugoeslavia, que dirigía, en aquel momento, el mariscal Joseph Broz Tito. Estos capítulos históricos son altamente relevantes si consideramos que hace pocos años “alguien”, que era poderoso, casi en forma individual (influido por viejas revistas y “manualitos” de la ex–Unión Soviética), se olvidó de las excelentes relaciones de Honduras con el Estado de Israel, y viceversa, pretendiendo, tal vez inconscientemente, traer a territorio hondureño, de manera forzada, problemas internos de dos nacionalidades del Cercano Oriente, con una problemática que era ajena a la hondureñidad. Porque aquí en Honduras incluso hay matrimonios entre judíos y palestinos. O entre palestinos y sefarditas. Pero ocurre que estos desaires, traiciones o malos entendidos, por causa de un solo individuo, pueden pagarse caros en el “lobby” internacional, perjudicando enormemente a nuestro país, como pareciera ocurrir, en este preciso momento, con las avalanchas de la “mala imagen” a partir del narcotráfico internacional, fenómeno horrendo que ha sido importado desde afuera de nuestros límites fronterizos, con el auxilio de algunos malos hondureños. (Para este mismo punto sugerí en uno de mis ensayos publicados en el “Búho del Atardecer”, la lectura del libro “Narco América”, de tres autores, con el cual se puede comprender, de manera más o menos imparcial, el fenómeno actual que sufre todo el continente americano).
Honduras está siendo afectada por el cartel de la droga de los hermanos Rivera Maradiagas que han declarado a voz en cuello que asesinó a setenta y ocho (78) personas. Una cantidad de seres humanos que sobrepasa a las de cualquier sicópata y asesino en serie.
La declaración horrenda en una corte neoyorkina, pareciera la de un pobre “inocente”, que desea lanzar sus materias fecales cobardes sobre un ventilador. Se equivocan aquellos que celebran, con mirada de corto plazo, que el único afectado es el Partido Nacional. Los afectados somos todos los hondureños, sin diferencias partidarias e ideológicas. Pero los más afectados son los ciudadanos honestos que viven de sus sueldos y salarios, sean públicos o privados; de las remesas familiares; o de sus propios negocios legales y legítimos. Este es el instante, de tormentas y relámpagos, para volver a las reflexiones filosóficas y teológicas de personajes claves de la “Historia” del pensamiento, como Séneca; Agustín de Hipona; Avicena; Moshé Maimónides; Guillermo Hegel; Ortega y Gasset; Hannah Arendt; María Zambrano; y Julián Marías. Debemos sobrevivir al lodo coyuntural; e incluso estructural. ■

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