El ex jefe del proyecto del escudo antimisiles “Jetz” (“Flecha” o “Arrow” en inglés), Uzi Rabin, expresó su satisfacción por el funcionamiento del sistema, el fin de semana pasado, tras la intercepción exitosa de un misil tierra-aire sirio.
“No me sorprendí cuando escuché lo que pasó; es obvio que el Jetz funciona. No había ninguna duda. A pesar de adelantarnos al resto del mundo en este proyecto; tuvimos que enfrentar a los críticos que decía que no iba a funcionar”.
A pesar de que derribó un proyectil obsoleto; batería del Jetz ha sida diseñada para interceptar misiles mucho más grandes y mucho más amenazantes.
La Fuerza Aérea de Israel está investigando si era absolutamente necesario lanzar el Jetz dado que el misil antiaéreo SA-5 (también conocido como S-200), de fabricación rusa y de más de 35 años de antigüedad, es un arma obsoleta, y los oficiales no están ni siquiera completamente seguros si implicaba una amenaza a una comunidad israelí. La cuestión es si el mecanismo para el reconocimiento de amenazas del sistema simplemente trató de evitar un riesgo injustificable.
El proyecto del Jetz comenzó en 1988 como parte de la contribución israelí a la “Iniciativa de Defensa Estratégica” del presidente norteamericano, Ronald Reagan, conocida como la “Guerra de las Galaxias” para interceptar misiles balísticos.
Estados Unidos proveyó los fondos para el desarrollo y la producción del escudo Jetz.
El sistema entró en funcionamiento en el año 2000 como Jetz 1 y continuó su desarrollo a través de los años hasta su última versión el Jetz 3, diseñado para interceptar misiles balísticos en el espacio.
Estados Unidos ha financiado su propio escudo antimisiles, el THAAD (Terminal High Altitude Area Defense), que ha sido actualmente emplazado en Corea del Sur para el disgusto de China.