Un matrimonio y sus cuatro hijos menores de edad murieron por bombardeos de aviones no identificados en el valle del río Barada, que nutre de agua a Damasco y que es escenario de combates desde hace semanas, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
Los enfrentamientos son intensos en esa área, ubicada al noroeste de la capital y próxima a la frontera con el Líbano y donde han muerto tres combatientes opositores durante los enfrentamientos.
En los choques se baten el ejército sirio, que está apoyado por el grupo chií libanés Hezbollah, y grupos rebeldes e islámicos entre los que figura el Frente de la Conquista del Levante, ex filial siria de Al Qaeda.
Las autoridades anunciaron un acuerdo preliminar en el valle del Barada, que contempla la evacuación de insurgentes a la provincia norteña de Idleb y la regularización de la situación legal de los que opten por quedarse.
El pacto también estipula la entrega por parte de los rebeldes de sus armas pesadas y la entrada del ejército en la zona para limpiarla de artefactos explosivos, como paso previo al acceso de los técnicos para reparar las instalaciones del manantial de Ain al Fiya, que suministra agua a Damasco, de acuerdo a medios de comunicación oficiales.
Sin embargo, el comandante de la sala de operaciones de los insurgentes en Damasco y su periferia, Abu Zuheir al Shami, dijo que el acuerdo es solo para reparar los destrozos en la planta de bombeo de agua y las tuberías en Ain al Fiya, y que en ningún caso incluye una tregua.
La ofensiva gubernamental en el valle comenzó hace 24 días y ha continuado pese al cese de las hostilidades que entró en vigor el pasado día 30 en toda Siria, auspiciado por Rusia, aliada del Gobierno, y Turquía, valedora de la oposición.
Debido a los enfrentamientos, el suministro de agua desde el valle del Barada está interrumpido en la capital siria, de lo que el Ejecutivo y los insurgentes se acusan mutuamente. EFE