Sin pena ni gloria: ¿por qué terminó la huelga de hambre de los presos palestinos?

Barghouti comiendo un chocolatín a escondidas en su célula Foto: Servicio Penitenciario de Israel

Tras 40 días de huelga de hambre los presos palestinos volvieron a la mesa del comedor.

Del total de 6.200 presos de seguridad palestinos, alrededor de 1.200 reclusos se sumaron a la huelga de hambre en su pico máximo, pero solamente 834 siguieron hasta el final, según los datos el Servicio Penitenciario. Al menos 18 de ellos fueron hospitalizados al descomponerse durante la huelga.

El líder de la huelga fue Marwan Barghouti, del movimiento Fatah, que se ganó los titulares de los diarios al ser filmado en dos ocasiones comiendo a escondidas chocolatines y macitas que le habían plantado maliciosamente los guardiacárceles.

Marwan Barghouti Foto: Facebook
Marwan Barghouti Foto: Facebook

Barghouti está cumpliendo cinco cadenas perpetuas por dirigir atentados, en los que fueron asesinados cinco israelíes, durante la Segunda Intifada, a principios de la década del 2000.

Los terrorsitas presos presentaron una lista con 19 demandas, entre ellas dos críticas desde su punto de vista: una visita mensual adicional (dos) y teléfonos públicos en sus pabellones (tal como tienen los presos comunes israelíes). También reclamaban que les permitiera emprender estudios académicos, otros 20 canales de televisión, flexibilizar los horarios de apertura de los pabellón es, aire acondicionado en las celdas, etc.

Israel nunca se opuso a las dos visitas mensuales; pero rechaza pagarlas.

No puede decirse que la huelga colmó las expectativas palestinas. Recibió el apoyo general de la Autoridad Palestina (AP) y numerosos íconos “Me gusta” en la red social de Facebook. Sin embargo, las calles permanecieron silenciosas. Las masas prefirieron quedarse en casa; si bien se registraron alguna que otra manifestación, principalmente de la parentela de los presos.

Desde un principio, el ministro de Seguridad Interior, Gilad Erdan, decidió que el diálogo con los reclusos se llevaría a cabo a través del Servicio Penitenciario, subordinado a su cartera. A diferencia de incidentes previos en los que los penados negociaban también con el Servicio de Seguridad General (Shabak) y la inteligencia egipcia.

El mes de Ramadán, sagrado para los musulmanes, influyó decisivamente en el fin de la huelga. Los presos que tomaron agua durante toda la medida  de fuerza sabían que no podrían hacerlo en Ramadán, debido a las exigencias del Corán. Tenían en claro que su situación se iba a deteriorar y no podrían culpar precisamente a nadie.

En este contexto, el presidente palestino, Mahmud Abbás, intervino para evitar que suban los ánimos en el terreno. Después del tierno encuentro que mantuvo con el presidente norteamericano, Donald Trump, en Belén; un escenario así podría actuar en su contra. También Israel entendía que la muerte de un preso podría generar una agitación no deseada.

Eventualmente, la Autoridad Palestina acordó financiar el costo de una de las dos visitas mensuales  que tienen derecho a hacer los familiares de los presos.

El costo se estima entre seis y siete millones de dólares anuales. Hace varios meses, estaba financiada por la Cruz Roja, que cortó el programa por limitaciones presupuestarias.

Según el Servicio Penitenciario, el resto de las demandas no fueron aceptadas.

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