Shimón Peres sigue «grave» pero hay una «cierta mejoría»

14 septiembre, 2016
Peres con el Papa Francisco Foto: Facebook

El estado del ex presidente y Premio Nobel de la Paz Shimón Peres sigue siendo «crítico» pero ha experimentado a la vez una «cierta mejoría» en las últimas horas, tras el masivo derrame cerebral que sufrió el martes.

«Después de 24 horas de cuidados intensivos con Peres puedo decir que su situación es todavía grave. Está estable y hay una cierta mejoría. Está un poco más despierto. Tenemos la impresión de que su situación neurológica es algo mejor. Todavía está sedado y con respiración asistida», resumió Iziq Krais, director del hospital Sheva, a las afueras de Tel Aviv.

El facultativo agregó que su conclusión se desprende de las reacciones del ex mandatario cada vez que le han despertado y de los indicadores médicos de estabilidad.

«Estamos haciendo todo lo posible para cuidarle y que sane», agregó, y adelantó que los próximos partes se darán esta noche y mañana por la mañana.

De 93 años, Peres sufrió el martes por la noche un derrame mientras se hallaba en el mismo hospital, después de dar una conferencia en un acto con empresarios de la industria instando al consumo de los productos locales.

A raíz de un ligero dolor de cabeza, pidió la asistencia de un médico que lo derivó al hospital, donde se le produjo la hemorragia.

En un principio la familia habló de la necesidad de tomar «decisiones difíciles», pero a lo largo de la noche parece haber habido una evolución positiva y por la mañana las pruebas que le hicieron resultaron satisfactorias, siempre dentro del pronóstico de «crítico».

«Su vida no corre un inminente peligro. Las posibilidades de supervivencia son buenas, está estable», explicó por la mañana su yerno y médico personal Rafi Valda, antes de advertir que su calificación médica seguía siendo «crítica» y que era «pronto para decir algo».

Esta tarde, insistió en que para hacerle la prueba los médicos le habían reducido los sedantes y que al pedirle que le apretara la mano lo hizo de forma «vigorosa».

La Unidad de Neurocirujía le ha vuelto a practicar las mismas pruebas a primera hora de la tarde para una primera valoración del daño que pueda haber causado el derrame.

También Jemi Peres, hijo del premio Nobel de la Paz, se mostró esperanzado por la mejoría que muestra desde primera hora de la mañana.

«Cada poco tiempo le despiertan para ver su progreso y he estado con él en todos esos momentos. Tengo que decir que estaba consciente, respondía a lo que se le decía y apretó mi mano. Siento que la situación está mejorando con el paso del tiempo», declaró a la emisora de radio nacional Kol Israel.

Jemi se encuentra en el hospital, al igual que sus hermanos Zvia y Yoni, junto a varios de los nietos y bisnietos de Peres.

Los rabinos jefe de Israel, ashkenazí y sefardí, David Lau y Itzjak Yosef, han pedido a la población que rece por su recuperación y han recordado que su nombre ritual es «Shimon Ben Sara» (Shimón, hijo de Sara), para incluirlo en sus oraciones.

A lo largo de la jornada, la familia recibió la visita de otro rabino, el ministro de Salud Yaacov Litzman, quien manifestó en el hospital un optimismo reservado y explicó que «el tratamiento era especial» y que «rezaba para que vuelva junto a nosotros».

La planta baja del centro médico era un hervidero de periodistas a la espera de cualquier noticia sobre el nonagenario político, que dejó la presidencia en 2014 pero sigue trabajando a diario en el Centro Peres de la Paz, que fundó con el dinero que obtuvo del Premio Nobel de la Paz.

Compartió el galardón con el asesinado primer ministro israelí Itzhak Rabín y el fallecido dirigente palestino Yaser Arafat, con quienes alentó el fracasado proceso de paz de Oslo, del que ayer se conmemoró el vigésimo tercer aniversario.

Mijal Levy, de 45 años y que trabaja en uno de los puestos comerciales a la entrada del hospital, dijo que a pesar de lo polémico de esos acuerdos, Peres es una «persona sorprendente» que «ha hecho un gran trabajo siempre».

«Es una situación muy tensa. Queremos oír ya buenas noticias y que se ha curado. Estoy convencida de que todo el pueblo está preocupado y esperando que se sane y se levante para seguir trabajando», concluyó la vendedora.

Entre los funcionarios más allegados del ex presidente la sensación de preocupación era hoy notoria, aunque a diferencia de ayer sus gesticulaciones reflejaban un optimismo reservado. EFE
 

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