Salen las comidas fritas entran las verduras frescas

20 julio, 2017

Nuevas reglas para las guarderías del Ministerio de Salud
El Comité de Salud de la Knéset aprueba los nuevos reglamentos del Ministerio de Salud que establece que el programa para los niños que se quedan en las guarderías (tzaharonim) después de clases escolares, serán alimentados con comida de alta calidad que cubran sus necesidades nutricionales y de salud.
Para el almuerzo, los niños de 3 a 5 años deberán recibir una porción rica en proteínas: pechuga de pollo, milanesas al horno, etc.), 1/2 a 3/4 de taza de granos integrales y legumbres (arroz, cuscús, lentejas, etc.), 1/2 taza de vegetales y 1/2 fruta.
Una comida vegetariana también estará disponible. Los niños de 6 a 10 años recibirán alimentos similares pero en mayor cantidad.
En la lista de alimentos prohibidos figuran: bebidas endulzadas, productos horneados ricos en grasas y grasas trans, pizza, papas fritas, refrigerios, pickles (verduras encurtidas), ketchup y mayonesa.
Al mismo tiempo prohíben las tortas y galletitas, comida con mucha sal, salsas elaboradas y alimentos fritos. Los niños alérgicos deberán recibir alimentos apropiados.
Pero junto con al apoyo para cambiar la dieta de los niños, también hay temores. Los programas después de la escuela, aunque son una parte importante de la nutrición diaria de cientos de miles de niños israelíes, se consideran el eslabón débil en términos de control de calidad. Las comidas son subcontratadas y aunque los proveedores deben cumplir con las condiciones mínimas, la supervisión y la calidad varían de un lugar a otro.
Según las estadísticas del Ministerio de Salud, alrededor del 50 por ciento de los niños en edad preescolar -alrededor de 480.000 niños- permanecen en estos comedores y otros 300.000 a 400.000 niños en los grados 1-3 en programas similares. En otras palabras, casi un millón de niños almuerzan en los lugares donde rigen estos programas, 197 días al año durante seis años. A pesar de ello, el tema de la nutrición en estos programas no recibe suficiente atención.
Según una activista nutricional de los niños, la experiencia enseña que, junto con las normas y reglamentos, existe una necesidad de una estrecha supervisión con el fin de garantizar que las buenas intenciones se llevan a cabo.

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