Nuevos detalles de la información clasificada revelada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a Rusia, sobre una operación especial de la unidad de elite Sayeret Matkal del ejército israelí y el servicio de inteligencia Mossad en las profundidades del territorio sirio, fueron difundidos por la revista norteamericana Vanity Fair.
En junio pasado, fue revelado que operadores de la inteligencia ciberespacial israelí lograron penetrar un pequeña célula de extremistas que fabricaban bombas en Siria y que estaban trabajando para hacer explosivos que parecieran baterías de computadoras portátiles o laptop capaces de atravesar los rayos X de los controles aeroportuarios sin ser detectados.
Según Vanity Fair, la operación –que se llevó a cabo en febrero pasado- tenía como objetivo adquirir información sobre la nueva tecnología de explosivos que estaba desarrollando Ibrahim al Asiri, uno de los principales fabricantes de bombas de Al Qaeda.
De acuerdo con fuentes norteamericanas citadas en el reporte del canal estadounidense ABC, la información fue suministrada por un espía israelí que fue plantado en la estructura interna del Estado Islámico (ISIS). Las revelaciones de Trump pusieron en peligro la vida del agente.
Según fuentes de inteligencia israelíes y norteamericanas, una unidad de comando de la Sayeret Matkal y agentes tecnológicos del Mossad fueron trasladados en dos helicópteros Yasur, que sobrevolaron el territorio jordano para ingresar en Siria.
Los helicópteros aterrizaron a pocos kilómetros del objetivo, bajaron en dos jeeps, pintados con insignias del ejército sirio, que trasladaron a los comandos israelíes de la Sayeret Matkal y el Mossad.
Los detalles de su operación son escasos, y los pormenores sobre cómo lograron reunir la información son a veces contradictorios.
Según una fuente, las fuerzas instalaron un micrófono en la habitación donde la célula terrorista del Estado Islámico se reunía; pero una segunda fuente afirmó que las fuerzas habían reestructurado una cabina telefónica en el área de reunión para recoger y transmitir sonidos de los alrededores a la Unidad Inteligencia 8200, que es responsable de recopilar señales inteligencia y descifrar códigos.
Con el correr de los días, los equipos de Unidad 8200 en su base en el Golán escuchaban a la célula terrorista, y comenzaron a temer que Israel hubiese sido engañado por sus fuentes en el terreno.
Sin embargo, con el tiempo, la unidad recogió la voz de un combatiente del Estado Islámico, que se describía cómo convertir una computadora portátil en una bomba que pueda ser llevada a los aeropuertos y embarcada en un avión de pasajeros.
Cuando la información llegó a la sede del Mossad, los funcionarios de la organización decidieron compartirla con sus contrapartes estadounidenses.
Como resultado de esa información, Estados Unidos, y luego Gran Bretaña, prohibieron a los pasajeros de los vuelos provenientes de varios países musulmanes llevar computadoras portátiles y dispositivos de mayor tamaño que un teléfono móvil.
Solo cuatro meses más tarde, después de que los aeropuertos adoptaran nuevas y más estrictas normas de seguridad; la prohibición fue levantada gradualmente.