Redención dudosa

Frantz (Francia, 2016)

Dirección: Francois Ozon. El film de Ozon está basado en una película antibélica de Ernst Lubitsch, “Canción de cuna rota” de 1932, a su vez inspirado en una obra de teatro de Rostand. Estamos en la pequeña ciudad alemana de Quedlinburg después de la primera guerra mundial, con Anna que sigue en duelo por su novio Frantz Hoffmeister muerto en el campo de batalla hace un año. Ella convive con los padres de Frantz, Hans, un médico y Magda, ama de casa. Todos los días le va a poner flores a la tumba de Frantz que simbólicamente es su tumba ya que ha muerto en paradero desconocido. Un día, como empiezan todos los cuentos descubre flores que ella no ha colocado, pero al día siguiente descubre al joven que lo ha hecho, compungido de llanto, Adrien, un francés que le cuenta que ha sido amigo de Frantz durante la visita de este a París antes de la guerra, han ido juntos al Louvre, a conciertos y se han hecho muy amigos. Ella lo trae a la casa de quienes hubieran sido sus suegros, para que les hable y cuente de Frantz.
Hans tiene su consultorio en su casa y se lo ve atendiendo a Kreutz que le pide permiso para pedir la mano de Anna y este le contesta que debiera ocuparse de su rodilla porque a eso ha venido. Anna no se muestra inclinada a aceptar la propuesta de Kreutz. Al principio Hans muy dolorido por la pérdida de Frantz no quiere saber nada de Adrien pero a medida que pasa el tiempo y éste va contando las circunstancias de la amistad con aquél, tocaban el violín juntos y otros detalles, la gran afición a un cuadro de Manet en el Louvre que muestra la cabeza de un joven inclinado para atrás, el frío se va descongelando y pareciera que también va surgiendo algo nuevo entre Adrien y Anna.
Los Hoffmeister están perfectamente de acuerdo a la posibilidad de una relación entre los jóvenes porque ella tiene que continuar con su vida. Pero en la ciudad se crea una animosidad contra el francés y Hans tiene que afrontar a su “pandilla” de gente que ha perdido a hijos en la guerra y dice que en realidad son los padres que les han dado armas y los han empujado a pelear, ellos son los verdaderos culpables y no el casual enemigo que también ha tenido sus pérdidas. El film está en blanco y negro como se trataría de un film de época pero hay breves incursiones en color cuya función le toca al espectador descubrir. Aquí se debe acotar que la reseña tiene que cuidarse de revelar spoilers que atentarían a lo que en el melodrama sentimental se convertirá en thriller. Se trata en la representación de lo que sería la verdad, o digamos la historia que se revelará detrás de la fachada que se ha presentado hasta cierto punto, una verdad que hiere y afecta profundamente las relaciones que se querían basar sobre cosas completamente opuestas y que explicarían la actitud de Adrien, sentimientos de culpa y tales. La armonía de la situación se quiebra y Adrien desaparece yéndose a París y Anna se tiene que medir con la culpa que le ha echado encima, pero en la confesión el párroco la absuelve. Los Hoffmeister la instan a ir a París ha buscar a Adrien que se ha ido con la excusa de la madre enferma, una mentira entre otras y hay que darle crédito a Ozon que no está contando una historia que pareciera simple en primera instancia. Anna irá y de ahí comienza una segunda parte de búsquedas y decepciones. Ozon nos lleva con mano firme al nudo de la historia que contiene una herida. Se lucen Paula Beer y Pierre Niney así como otros actores del elenco.

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