Quijoterías frente al auge del antisemitismo

14 septiembre, 2016

Daniel Kupervaser, Herzlia
El cambio fue dramático. En pocos años el judaísmo pierde a pasos acelerados uno de sus rasgos que tanto lo caracterizaron en el pasado. La esencia de la discusión, el debate, la controversia y la persuasión como base de la construcción de la identidad judía, fueron reemplazados rápidamente por la anuencia robótica a los dictámenes del liderazgo moderno, especialmente durante la última década de Netanyahu. Al pensamiento crítico se lo tira por la borda. Viva la disciplina ideológica y el verticalismo político.
Justamente, los fenómenos comúnmente denominados en el ambiente judío como “el auge del antisemitismo” y “el antisemitismo se viste de antiisraelismo” son un buen ejemplo que vale la pena desarrollar.
El Embajador Gidon Behar se retira en estos días de la función que cumplió los últimos 5 años en la Cancillería Israelí: Director del Departamento de Lucha contra el Antisemitismo. La extensa y detallada entrevista que ofreció a un medio informativo de Israel[1] nos ofrece un excelente material para constatar ese anquilosamiento conceptual que se enraizó en el judaísmo.
El panorama de condiciones de vida que Behar detalla de colectividades judías de la diáspora de este último tiempo, especialmente Europa y en cierta medida en Latinoamérica, es objetivo, muy desolador y sobre todo muy pesimista.
“Ser judío en ciertos lugares de Europa, es más peligroso que serlo en un país árabe” afirma este diplomático en su primera respuesta. Luego continúa: “Durante los últimos 5 años fui testigo de un constante y consistente crecimiento de manifestaciones antisemitas en la mayoría de los lugares del mundo, especialmente en el continente europeo. La mayoría de los judíos en Europa vive hoy en zonas en donde el antisemitismo se intensifica y levanta cabeza. En países como Francia, Bélgica y Suecia los judíos temen salir de sus hogares por miedo al antisemitismo. En Francia, por ejemplo, todos los niños judíos estudian en escuelas judías debido al acoso que sufrían en las públicas. Esto nunca había ocurrido. Los judíos viven detrás de murallas”. Como símbolo de la decadencia, Behar afirma que “los judíos esconden la estrella de David debajo de la ropa, trasladan la mezuzah[2] al interior de las casas, evitan construir Sucá[3] en sitios visibles, se cuidan de hablar hebreo en público y se cubren la cabeza con gorros o sombreros y no con Kipa”. Para finalizar este diplomático israelí se descarga con que “No existe en Europa ninguna otra minoría religiosa, étnica o cultural tan amenazada como los judíos. Los judíos son las víctimas”.
La claridad y profundidad del detallado panorama que Behar entran en una clara contradicción con el estancamiento del pensamiento analítico critico que este diplomático expone cuando se le exige respuesta de los mecanismos que desencadenaron esta situación. Los subrayados del párrafo anterior demuestran que Behar tiene muy claro que la vida de esos judíos se desarrollaba más o menos normalmente poco tiempo atrás y ahora se trata de un fenómeno que se desató e incrementó repentinamente durante los últimos años. Danny Danon, Embajador israelí en la ONU también reconoce que “el antisemitismo violento aumentó últimamente un 40% a escala global”[4]
Sin embargo, Behar, como buen soldado del gobierno liderado por Netanyahu, está muy compenetrado de los peligros que significa reconocer en público el verdadero factor etiológico que motivó ese auge tan dramático y repentino del antisemitismo.  Cuando se lo interroga respecto de las motivaciones de este fenómeno, él no encuentra otra alternativa más que cubrirse con el escudo de la gastada versión oficial demostrando ignorancia o escape total del verdadero trasfondo del auge del problema que fue centro de su función.
Consultado si los judíos no están pagando el precio debido a políticas del gobierno de Israel, Behar responde categóricamente “No. Los judíos son el objetivo del antisemitismo europeo desde muchas generaciones atrás. Nosotros vemos el crecimiento del antisemitismo también del lado de BDS[5], la inmigración musulmana y el fortalecimiento de la derecha radical”. Por ultimo recurre al viejo y desacertado argumento de acusar al mensajero cuando afirma que “el factor que más me preocupa son las redes sociales”.
Sin lugar a dudas el reportaje trasmite un elemento de franqueza. Behar reconoce que deja la función muy preocupado. A decir verdad, tiene sus serias razones. Al fin y al cabo, todo su análisis es un error continuo de apreciación y nadie se debe sorprender del resonante fracaso de su gestión.
Dos elementos básicos actúan en los pueblos del mundo como caldo de cultivo apropiado para la propagación de sentimientos de antipatía hacia el colectivo de los judíos.
1. Desde el momento que Netanyahu, con el apoyo absoluto de las direcciones de las diásporas judías, impuso la condición de reconocer a Israel como Estado Judío, en ojos de pueblos del mundo toda protesta en contra de lo que consideran atropellos que comete Israel en los territorios ocupados de 1967 dirigida en contra de Israel, los judíos o el judaísmo, es lo mismo y en amplios sectores de esos pueblos se convierte en legítima. Sería un grave error de apreciación desentenderse de ese malestar general que se difunde en todas las sociedades del mundo ante la opresión de un pueblo sin derechos civiles. Los gobiernos se callan, tartamudean e inclusive cooperan con Israel, pero diferentes marcos sociales expresan periódicamente, algunos con claridad, otros con violencia, su desprecio hacia la identidad judía, justamente por apoyar mayoritariamente la ocupación y opresión del pueblo palestino.
2. El segundo elemento está constituido por la sensación de repulsa que causa en las distintas sociedades el nuevo accionar de las diferentes direcciones comunitarias judías. Estas instituciones se fijaron como objetivo transformarse en factores de poder de mucha relevancia en cada país en beneficio de sus asociados, y, lo que más indigna, en representación de intereses foráneos de Israel. Nadie puede pretender que distintos sectores de la sociedad argentina no se plieguen a una feroz campaña de protesta en contra de judíos por la última iniciativa que en ojos de esos sectores se trata de un intento de DAIA de un asalto y toma de control del poder judicial argentino para acusar de traición a la ex Presidenta.
En este ambiente, luchar contra las manifestaciones antisemitas que día a día se incrementan y propagan, sin un cambio drástico de los factores básicos mencionados, se parece mucho a los ataques del Quijote contra aspas de los molinos de viento.  Como lo anuncié en septiembre de 2014, “Lo peor está por venir”.
No se puede finalizar esta nota sin resaltar que Behar, seguramente, adjudica al pueblo judío caracteres de ingenuidad o ignorancia. Llama la atención que, sirviendo a un gobierno liderado por el partido Likud, acuse a la derecha radical europea como uno de principales componentes del resurgimiento del antisemitismo, a sabiendas que ministros y funcionarios de ese partido israelí mantienen ya de años atrás cálidos vínculos de amistad y diálogo con representantes de tales partidos europeos, inclusive con algunos de claro tinte antisemita[6].  Hasta el Congreso Judío Europeo puso el grito en el cielo que de nada le valió.
http://daniel.kupervaser.com/
[1] “Alto funcionario de Cancillería Israelí: los judíos nuevamente se convirtieron en victimas en Europa”, Ynet, 7-9-16
[2] Mezuzah: accesorio que según la creencia religiosa se instala en las puertas de una casa judía.
[3] Sucá: Cabaña para la festividad judía de Sucot
[4] “Israel, EE. UU y UE alertan sobre el auge del antisemitismo”, Iton Gadol, 8-9-16
[5] BDS (Boicot, desinversión y sanciones) es una organización internacional que promueve campañas de boicot, desinversión y sanciones en contra de Israel por la ocupación e imposición de Apartheid en Cisjordania.
[6] “Vice Ministro Akunis se reunió con representantes de partido antisemita”, Haaretz, 30-3-2014. “Judíos de Europa: El Likud se vincula con la derecha radical europea”, NRG, 27-1-16, “El vínculo entre Likud y la derecha radical europea tiene trasfondo histórico”, Noam Rotem, +972, 3-4-16.

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