¿Qué hay detrás del estacionamiento?

7 septiembre, 2016

Pablo Sklarevich
Se suele decir que cuando más complejo es un sistema más vulnerable puede llegar a ser. Para decirlo a groso modo, la vida los habitantes de una carpa beduina está menos expuesta a las vicisitudes de un terremoto, que la audiencia del Coliseo de Roma o los visitantes del Empire State Building en Nueva York.
El problema parece complicarse aún más con la ola privatizadora. En los años de afluencia de la posguerra, el sueldo de los gerentes aumentaba en proporción a la cantidad de empleados que tenían a cargo. Pero, a partir de los años ochenta, cuando las empresas pasaron bajo la tutela directa de los accionistas, los sueldos de los directivos comenzaron a trepar a medida que se fusionaban compañías y despedían a la mitad del personal.
El neoconservador Edward Luttwak entendió el problema y salió en contra de la ola privatizadora en defensa de la geopolítica. La eficiencia no es amiga de la estrategia militar, sino la redundancia: un solo puerto puede ser ideal y racional para un país desde el punto de vista económico; pero entregar la gestión a varios manos privadas puede ser una debilidad estratégica tremenda, sobre todo si puede caer en manos del enemigo.
La vorágine de privatización y las empresas subcontratistas han penetrado en nuestras vidas. Habría que ver si el Estado controla eficazmente su desempeño. Por eso es preciso que se investigue a fondo las causas que llevaron al derrumbe del estacionamiento de cuatro pisos que estaba por terminarse en el barrio Ramat Hajaial en Tel Aviv.
Se suponía que el estacionamiento, que estaba por inaugurarse en poco tiempo, iba a albergar hasta 540 vehículos y la Municipalidad de Tel Aviv operaría y financiaría el edificio durante veinte años.
¿Hubiera ocurrido una tragedia mucho peor si el estacionamiento se hubiera abierto al público?, y peor aún ¿cuántos edificios han sido construidos en Israel de la misma manera?

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