¿Pueden los submarinos hundir a Netanyahu?

Pablo Sklarevich
El ataque en la Puerta de los Leones de Jerusalén parece arrojar en la cara que el experimento de los árabes israelíes como minoría es, por decirlo de alguna forma, sumamente volátil. No solamente por el gravísimo incidente en sí: dos policías drusos, que custodiaban confiados el ingreso al Monte del Templo, fueron asesinados por la espalda por tres terroristas de la ciudad de Umm al Fahm, que arremetieron con metralletas desde el recinto sagrado; sino principalmente por la ausencia de condena o -bajo la creciente presión- la condena a medias, balbuceante, de la gran mayoría de los líderes de la comunidad árabe local.
Una porción de los árabes israelíes parece cabalgar a medias, en alguna medida, entre los beneficios económicos y la hostilidad a un Estado con el que no se identifican con el consiguiente irrespeto a la ley. Tal vez esto último constituye un factor en la gran proliferación de armas, delitos y accidentes de tránsito. Todo ello abona un terreno fértil para las teorías conspirativas y el extremismo religioso.
Paradójicamente, lo último que los líderes de los países árabes sunitas moderados precisan, en estos momentos, es un conflicto religioso alrededor del Monte del Templo.
La región está envuelta en un caos y a medida que el Estado Islámico se desinfla en Irak y Siria; Irán avanza sobre esos territorios con sus milicias aliadas.
En este sentido, el primer ministro Biniamín Netanyahu expresó abiertamente su oposición al cese del fuego alcanzado por Rusia y Washington en Siria; entendiendo que el mismo abre el camino a la instalación de bases militares para las fuerzas iraníes y sus aliados.
Por otra parte, la erección de fábricas de misiles del grupo Hezbollah en el Líbano está alimentando la tensión en la zona.
Bajo este telón de fondo, el primer ministro se ve afligido por dos investigaciones policiales, que afectan a su entorno por presunta corrupción (la compra de submarinos alemanes y la decidida actuación del director general del Ministerio de Comunicaciones en favor del gigante de telecomunicaciones Bezeq, que fue designado por Netanyahu cuando dirigía esa cartera).
Consecuentemente, el desarrollo de estas dos investigaciones policiales podría tener serias repercusiones para la durabilidad de la coalición gobernante, precisamente en el contexto de una situación crecientemente inestable.