Opinión: Por una embajada venezolana en Jerusalén

3 noviembre, 2018 , ,

Cesar Sabas Fuentes – @CesarSabas

Sé que para muchos es increíble hablar de la posibilidad de que Venezuela abra su embajada en Jerusalén, pero con lo rápido que está cambiando la corriente del viento en América del Sur es una posibilidad real. Una deuda, una promesa, una de las prioridades en agenda.
Venezuela votó en 1947 en la ONU a favor del legítimo derecho del Estado de Israel a existir, y posteriormente en 1949 volvió a votar para aceptar como miembro de dicha organización al Estado recién independizado. Desde entonces ambos países mantuvieron excelentes relaciones, alimentadas por un fantástica comunidad judía en Venezuela, hasta la devastadora llegada al poder de Hugo Chávez en 1999, quien finalmente rompió las relaciones diplomáticas con Israel, y contra todo interés nacional, situó a Venezuela en una alianza anti-occidental asociada al régimen iraní.
Muy por el contrario, Colombia durante los años de Uribe optó por profundizar las relaciones con Israel, lo que ha ayudado a mejorar la tecnología militar colombiana y sus fuerzas armadas, lo cual ha sido vital para derrotar los movimientos terroristas colombianos. Sin embargo, no podemos reducir los beneficios de la cooperación entre Bogotá y Jerusalén a lo estrictamente securitario, ya que Colombia también se ha beneficiado en las áreas agrícolas, salud, educativa y otras. Mientras Venezuela se asoció con los actores desestabilizadores, Colombia buscó su acercamiento con el único Estado democrático del Medio Oriente, y los resultados están a la vista.
Hoy es ampliamente aceptado en Venezuela por todos los movimientos políticos democráticos, y por la gran mayoría de los académicos, que la ruptura de relaciones diplomáticas y la posterior postura antisionista de Caracas ha sido un grave error histórico que hay que corregir. Rumbo Libertad es un movimiento que busca no solo derrocar la tiranía actual en Venezuela, sino darle un cambio profundo tanto a lo interno como en el manejo de su política exterior.
Desde Rumbo Libertad hemos elaborado un proyecto de país para la Venezuela post-chavista, y la reanudación de las relaciones con Israel, está entre nuestros objetivos principales. Donald Trump tomó una valiente decisión en diciembre de 2017 al reconocer la ciudad de Jerusalén como capital del Estado de Israel y trasladar la embajada americana hasta dicha ciudad. En sus propias palabras no fue sino « reconocer una realidad ».
Conocí Jerusalén en 2012. Aparte de quedar maravillado con su belleza particular y espiritualidad excepcional, nunca tuve la menor duda de que estaba en una ciudad israelí, y mucho menos, que estaba en la capital del pueblo judío. Ningún pueblo tiene una unión tan fuerte con Jerusalén como el pueblo judío y ninguna otra ciudad te impregna tanto de judaísmo. En Jerusalén incluso un no judío puede llegar a sentirse judío un viernes por la noche cuando todos te desean el « shabbat shalom », o el sábado en la tarde cuando algunos comercios abren y te desean el « shavua tov ».
Además de ser justo para con Israel reconocer la capitalidad precisamente de su capital, es un incentivo para la búsqueda de la paz en el Medio Oriente. Es hora de que los vecinos de Israel entiendan que dicho Estado vino para quedarse, y que tiene un reconocimiento internacional. Es hora de que en vez de buscar su destrucción, busquen llegar a acuerdos sanos que contribuyan a crear un Medio Oriente más estable. Fundamentalmente es reconocer que Israel ya ganó,  y comprender que quienes han querido cambiar el statu quo a través de la violencia han sido derrotados.
Es por esto, que estoy más que seguro que una Venezuela post-chavista al reanudar sus relaciones con Israel abrirá su embajada en Jerusalén, uniéndose a quienes anteriormente ya lo han hecho. La reconoceríamos como ciudad capital y especialmente su carácter indivisible. Es importante señalar que Jerusalén es una sola ciudad y sus dos partes antiguamente divididas por la « línea verde » forman una sola ciudad, ambas dentro del mismo país.
Estoy convencido de que una vez superada la pesadilla chavista, lo cual probablemente será más pronto de lo que se vislumbra, podremos beneficiarnos de un sólido intercambio económico, científico y tecnológico con el Estado hebreo. Como país en vías de desarrollo nos será de gran utilidad observar y aprender de la exitosa experiencia israelí, pero también Venezuela necesitará de la ayuda de Israel para identificar el movimiento del grupo terrorista Hezbollah en nuestro territorio, y desterrarlo. Así mismo las relaciones con Irán deberán pasar por una revisión muy profunda. Venezuela no puede seguir del lado de entes que atenten contra el orden internacional y promuevan acciones contrarias a los valores de la Civilización Occidental.
Hay un despertar de la conciencia en las Américas. Tantos años perdidos con gobiernos socialistas han impulsado cambios palpables en los ánimos de los países, el último ejemplo lo tenemos con Brasil. Venezuela está secuestrada por un gobierno enormemente impopular e ilegítimo. Sin embargo, no podrán seguir secuestrando a su pueblo a perpetuidad. Creo firmemente que habrá un nuevo país, y el día de la apertura de la embajada venezolana en Jerusalén no está lejano.
 

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