Netanyahu y la reina Ester

15 marzo, 2017

Pablo Sklarevich
El primer ministro, Biniamín Netanyahu, parece tener una especial inclinación por las extrapolaciones históricas. No hace mucho tiempo comparó el acuerdo nuclear sellado por las potencias mundiales e Irán con el funesto pacto de Múnich de 1938. Ahora, no dejó pasar la festividad judía de Purim para establecer un paralelismo entre el antiguo Imperio persa y el actual régimen de los ayatollahs.
Es ampliamente conocido que el primer ministro es un virtuoso de las relaciones públicas; pero sus comparaciones históricas exasperan a los especialistas y generan fuertes controversias. Tal vez sea la táctica del primer ministro buscar este último efecto.
En el relato bíblico de Purim, narrado en el Libro de Ester, Hamán conspira para matar a todos los judíos del reino. El rey Asuero apoya en un principio el plan pero luego su esposa judía, la reina Ester, lo convence para que desbarate el complot. Al final, Asuero ordena la muerte de Hamán y sus hijos, y les da permiso a los judíos para que maten a quienes querían exterminarlos.
Según los historiadores, el relato se sitúa en el siglo V antes de la era común, mil años antes del surgimiento del Islam.
En el Irán actual viven 25 mil judíos, que forman una minoría reconocida y gozan de un escaño en el parlamento.
La sensación es que el primer ministro trata de llenar con su retórica discursiva una enorme brecha cognitiva.
“Hoy en día hay un intento por parte del heredero de Persia, Irán, de destruir al Estado de los judíos” manifestó Netanyahu durante su reciente encuentro con el presidente ruso Vladimir Putin en Moscú. “Ellos dicen tan claro como es posible y lo inscriben en sus misiles balísticos”.
Putin rechazó los comentarios de Netanyahu indicando que lo eventos que describe el primer ministro tuvieron lugar “en el siglo V A.C.”.
“Vivimos actualmente en un mundo diferente. Hablemos de eso ahora”, retrucó Putin.
Israel puede ser un líder en alta tecnología –tal como lo demuestra la reciente compra de Mobileye por parte del gigante norteamericano Intel-; pero ha fracasado en transmitir al mundo su percepción sobre la peligrosidad del régimen islamista iraní.
Básicamente, Rusia y China -y en gran medida fue así con la Administración Obama- ven exclusivamente al extremismo suní como una amenaza para su soberanía (tanto en el Cáucaso como en la región autónoma Uigur de Sin kiang); pero a Teherán como parte de la solución y no del problema.
Mientras esto siga siendo así; es muy difícil pensar que un relato bíblico, por más conmovedor que sea, pueda cambiar las relaciones de fuerza en el terreno.

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4 thoughts on “Netanyahu y la reina Ester”
  1. Parece que el análisis geopolítico y securitario del Primer Ministro de Israel está mucho más ajustado a la realidad que el análisis del autor de éste artículo. Bibi Netanyahu recibió de su padre, profesor universitario de historia judía, una excelentísima y cuidada educación judía ; no tiene que recibir lecciones de historia judía de nadie, y menos aún de linke yurnalistn.

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