Naguib Mahfuz: Hacia un humanismo musulmán

Joseph Hodara
Escritores en idioma árabe apenas han logrado reconocimiento -mucho menos celebridad- en el público que aún en estos días se complace en la lectura. Ciudadanos en regímenes autoritarios y miembros de familias que deben lograr con esfuerzo el pan de cada día, muy pocos de ellos aciertan a lograr el aislamiento y la libertad que constituyen prerrequisitos del ameno escribir. Naguib Mahfuz es la excepción. Logró liberarse de una familia autoritaria, favorecido tal vez por haber representado el último de ocho hermanos que colmaron el hogar. Y -tal vez- por las oportunidades que el sinuoso itinerario de su país -Egipto- le ofreciera desde su temprana juventud.
Fue Mahfuz un musulmán rebelde. Sus labores como burócrata gubernamental de variados regímenes -Farouck, Nasser, Saadat, Moubarak- no lograron esterilizar sus aspiraciones literarias que al cabo fueron reconocidas por el Premio Nobel en 1988. El único escritor en idioma árabe que ha recibido tal distinción hasta nuestros días.
El relato, que fue más tarde guión de una película ambientada en México (“El callejón de los milagros “), es una de sus obras -entre más de cuarenta- importantes. Alude a un barrio (Jan el Jalili) en El Cairo, cerrado por la pobreza interna y por la estricta vigilancia británica que Egipto conoció durante varias décadas.
Sus moradores coinciden en un anhelo: saltar estas barreras con el propósito de imprimir algún significado a sus vidas. Una bella muchacha -Hamida- condensa estas aspiraciones. No pocos la cortejan en el callejón, pero ella prefiere a un extraño que le promete una nueva vida. Con inocencia lo acepta, y por su inocencia debe pagar un alto precio: la prostitución que convierte su vida en oscura pesadilla.
Para preservar su libertad personal en un medio que impone reglas estrictas, Mahfuz se abstuvo hasta sus 43 años en contraer matrimonio. Y cuando finalmente cedió a ellas, su elección fue adversa a las convenciones de su medio: contrajo matrimonio con una egipcia cristiana con la cual tendrá dos hijas. Espíritu no convencional que también se manifestó al apoyar con entusiasmo los acuerdos de paz entre Israel y Egipto en los años setenta.
Con igual empeño multiplicó sus objeciones al extremismo musulmán por condenar a su país al dogmatismo y al aislamiento internacional. Actitudes por las cuales pagó un alto precio: fue agredido en la calle por fanáticos; las puñaladas recibidas paralizaron su brazo derecho y lo convirtieron en un irreparable inválido. Hasta su muerte en 2006 el gobierno le ofreció constante escolta militar a fin de impedir la repetición de este acto.
Aparte de El Callejón de los milagros, el lector en español gozará los breves relatos que fueron reunidos en Cuentos ciertos e inciertos (Edhasa, Barcelona 1993). Uno de ellos -El traje del prisionero- describe la tragedia de El Buche, un joven vagabundo que gusta pasear en la estación de trenes para observar a los prisioneros italianos que eran traídos desde los terrenos de combate. Como tenía cigarrillos en sus manos que suscitaban el deseo de los soldados, El Buche empezó a ofrecerlos a buen precio. No tenían dinero para ofrecerle; en cambio, el uniforme militar que llevaban lo encandiló. Y así se hizo de una vestimenta y de botas que le dieron una elegante aparición militar, como si fuera uno más de los prisioneros. Cuando el tren arrancó, el guardián de los soldados observó que uno de ellos -era el Buche- se quedaba en la estación. El guardia le exigió trepar al tren. Pero El Buche, sin entender la razón de este reclamo, desoyó la orden. Y por desobedecer, un disparo acabó con su vida… Tragedias y desinteligencias que este escritor egipcio describirá en múltiples páginas.
El caso de Mahfuz revela que aún en el caso de una sociedad gobernada por férrea mano humana y política existe alguna latitud y algún lugar para la creación literaria. Pero en estos días cabe lidiar en otro horizonte: ¿podrá tal creación continuar en una sociedad en la que los medios electrónicos instalan una cómoda y despersonalizada dictadura? Tema de reflexión para atentos lectores.